Fue el 22 de marzo de 2001. Giorgio Armani aterrizó en Bilbao para inaugurar en persona la exposición temática sobre su obra, una de las … primeras que el Museo Guggenheim Bilbao –que todavía no había cumplido ni un lustro– dedicó a la moda, y el modista italiano fue agasajado debidamente con una cena de gala con políticos, autoridades, empresarios, representantes de la sociedad vasca y, cómo no, famosos nacionales y extranjeros.
Armani recibió él mismo a los 350 invitados a la puerta del museo, antes de pasar a las mesas que se colocaron junto a la ‘Serpiente’ de Serra de la planta baja del museo, y donde corrieron el cava, el rioja, el rape asado y los langostinos. Entre los invitados estaba la musa de Armani Antonia dell’Ate, que junto a Pedro Almodóvar se deshizo en elogios hacia el legendario diseñador. El cineasta y el modisto mostraron amistad y sintonía fundiéndose en un abrazo.
Les rodeaban rostros del artisteo, la moda y el papel cuché como Joaquín Cortes, Sonsolez Díez de Rivera, Hubert de Givenchy o Isabel Preysler, así como alguna celebridad local como Julen Guerrero, por aquel entonces estrella del Athletic. Y, cómo no, Estefanía Luyk, Nieves Álvarez y Verónica Blume. Entre las autoridades, se encontraban el alcalde Iñaki Azkuna, el entonces diputado general, Josu Bergara, o José Antonio Ardanza, que hacía poco había cedido la makila de lehendakari a Juan José Ibarretxe y acudió en calidad de presidente de Euskaltel.
La exposición
Respecto a la exposición en sí, el Guggenheim la presentó como «una perspectiva temática sobre la evolución y la contribución del diseñador» al mundo de la moda y a la cultura. En esta amplia retrospectiva se exhibieron prendas de diversas temporadas agrupadas de forma narrativa que resumían las líneas maestras de la carrera de Armani. Entre ellas, espectaculares trajes de noche y versiones femeninas del esmoquin, así como «trajes sensuales» para hombre y sus chaquetas para mujer de aire masculino y carácter andrógino.
Algunas de las piezas de la exposición de 2001.
Reuters
La selección de piezas y concepto de la muestra corrió a cargo del reputado escenógrafo y artista visual Robert Wilson, recientemente fallecido. Mediante combinación de luz, sonido y elementos arquitectónicos, Wilson creo una atmosfera impactante y emocional para que el visitante experimentara los diversos aspectos de las creaciones de Armani.