Detrás de cada proyecto de interiorismo hay una historia personal, y la de Pilar es un ejemplo de cómo una reforma puede cambiar no solo un espacio, sino también la forma de vivirlo. La interiorista Ana García (@anagarciainteriorista), a través de su estudio, ha dado un giro completo a la zona de día de esta pequeña vivienda, consiguiendo un resultado que combina luz, funcionalidad, carácter y, sobre todo, una fuerte conexión emocional con su propietaria.
Lo que antes era un espacio oscuro, ahora se presenta como un ambiente lleno de vitalidad y coherencia estética. Ana ha sabido interpretar las necesidades de Pilar más allá de lo funcional, creando un hogar que refleja su personalidad y su estilo de vida. La elección de materiales cálidos, la paleta de colores suaves y los elementos decorativos cuidadosamente seleccionados no solo mejoran la habitabilidad, sino que también cuentan una historia de transformación, crecimiento y nuevos comienzos.
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El punto de partida: un hogar que ya no encajaba
La pandemia y la llegada de un hijo fueron el detonante para que Pilar se replanteara su relación con su casa. «Sentía que mi casa ya no me hacía sentir bien», recuerda. La opción de mudarse estuvo sobre la mesa, pero las dudas pesaban. Fue entonces cuando decidió contactar a Ana García, a quien ya seguía en redes sociales.
«Le pregunté: ‘¿Tú crees que podré volver a enamorarme de mi piso?’. Su respuesta fue tan clara y la confianza tan grande que no tuve dudas: empezaba la reforma», explica Pilar. Ana entendió desde el principio que el objetivo no era solo renovar la estética, sino devolverle la identidad al espacio para que su dueña pudiera volver a sentirlo como suyo.
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Un proceso vivido como una carrera de fondo
@anagarciainteriorista
Para Pilar, deportista y maratoniana, la reforma se pareció a una carrera de larga distancia: «La viví con ilusión y tanta confianza en Ana y su equipazo que cuando llegó el muro y las ganas de terminar, pasó rápido». Ana García resalta que esta implicación emocional de la clienta fue clave para lograr un resultado tan satisfactorio: «La comunicación fluida y la confianza mutua nos permitieron tomar decisiones que sumaban en cada etapa».
La interiorista destaca que cada elemento fue pensado para equilibrar luz, orden y calidez, creando un conjunto coherente que respondiera a las necesidades prácticas de una familia joven, sin perder el toque personal que Pilar buscaba.
La transformación: luz, orden y carácter
@anagarciainteriorista
El antes y después es impactante, no solo en lo visual. «No solo se ve, se siente», afirma Pilar. La zona de día, que antes resultaba oscura y poco funcional, se ha convertido en un espacio abierto, lleno de luz natural y con una distribución que favorece la convivencia. Ana apostó por colores claros y materiales cálidos, logrando un ambiente sereno y acogedor.
El mobiliario, cuidadosamente seleccionado, combina piezas prácticas con otras de carácter más decorativo, aportando personalidad sin recargar. «Ahora entramos, respiramos calma, luz, orden. Es funcional, es bonita y tiene alma», describe Pilar. El salón, el comedor y la cocina conviven en armonía, pero cada zona mantiene su identidad gracias a soluciones de zonificación visual, como alfombras, cambios de pavimento y luminarias estratégicas. Un hogar que se vive de otra manera.
Pisos pequeños
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