Las aventuras del capitán Alatriste es uno de los proyectos más significativos de la narrativa reciente en lengua española, pues ha logrado convertir a su protagonista y a sus peripecias en un verdadero mito literario: un personaje que trasciende las páginas de un libro … para integrarse al imaginario colectivo. Esta es una cualidad que solo unos pocos seres de ficción alcanzan: el Quijote, la Celestina, el Lazarillo, el Cid o Don Juan, por mencionar algunos ejemplos en nuestro idioma. Desde la primera entrega de la saga, publicada hace casi treinta años, Diego Alatriste se sumó a esta estirpe.
El éxito fue inmediato y fulminante; el primer sorprendido fue el propio Arturo Pérez-Reverte, que inició la serie «como un divertimento personal, como un homenaje a la literatura del Siglo de Oro combinada con los libros de capa y espada». Pero, de manera imperceptible, se fue transformando en algo mucho más ambicioso: el intento de explicar «una época que había desaparecido de la literatura española: los siglos XVI y XVII, una etapa que tanto nos ha marcado, para lo bueno pero, sobre todo, para lo malo».
En noviembre de 1996 apareció ‘El capitán Alatriste’. Desde entonces hasta hoy han ocurrido muchas y buenas cosas: ocho títulos publicados, millones de ejemplares vendidos, ediciones de bolsillo, de quiosco, para clubes de lectura, escolares, anotadas y acompañadas de estudios críticos. También un cómic y un juego de rol, además de una película y una serie de televisión. Y, sobre todo, la consolidación de una comunidad de lectores que hicieron suyo al personaje y que reclamaban desde hace años su regreso.
Las aventuras de Alatriste han conquistado a miles de lectores entusiastas de la historia, la aventura y la buena literatura
Acompañé a Pérez-Reverte en infinidad de firmas de libros y siempre había una pregunta recurrente: «¿Para cuándo un Alatriste?». La buena nueva es que aquí está, casi quince años después de la publicación de ‘El puente de los asesinos’. Con ‘Misión en París’, el autor regresa a la novela de aventuras evocando, nada menos, uno de los libros que lo formaron como lector y que inspiraron este proyecto: ‘Los tres mosqueteros’.
Las aventuras del capitán Alatriste han sido, en sí mismas, una campaña de fomento de la lectura: durante más de tres décadas ha conquistado a miles de lectores entusiastas de la historia, la aventura y la buena literatura. Solo por esta serie su autor merecería todos los reconocimientos. «Por la vida, los libros y la memoria», dijo Pérez-Reverte al iniciar esta travesía que ha marcado su vida como escritor.
Y con el paso del tiempo, ese fervor lector ha tenido una consecuencia inevitable: Alatriste ya no es solo un personaje de Pérez-Reverte. Pertenece a la gran tradición literaria hispánica, al lado de los héroes y antihéroes que han dado forma a nuestra memoria cultural. Un soldado melancólico y bravo que, como el Quijote o el Lazarillo, ha dejado de ser ficción pura para convertirse en espejo y símbolo de lo que somos.