El golf ya no necesita campo. En Madrid, donde se concentran casi 95.000 licencias federativas —el 31% del total nacional—, según la Real Federación Española de Golf, ha comenzado a consolidarse una alternativa cada vez más frecuente: el golf indoor. Centros urbanos, climatizados y equipados con tecnología de última generación permiten entrenar, jugar o tomar clases sin necesidad de salir del centro de Madrid. Frente al calor, el tráfico y la falta de tiempo, esta fórmula bajo techo gana terreno entre jugadores profesionales, amateurs e incluso grupos de amigos que no saben cómo coger los palos, pero quieren dar sus primeros golpes.
En el local de Magic Golf Madrid no hay hoyos reales ni campos verdes, pero sí hay mucho swing. También hay mucho de lo que cabe encontrar en cualquier campo de golf: concentración, habilidad, golpes casi imposibles. La mezcla es absoluta: en una misma sala entrenan jugadores de alto nivel, deportistas en rehabilitación y grupos que compiten entre sí como si disputaran la mismísima Ryder. «Quisimos acercar un modelo estadounidense a un entorno urbano», cuenta Edu Serrano, fundador del centro y exentrenador de golfistas profesionales con más de 15 años de experiencia.
Abrieron en 2020 con una idea clara: ofrecer un servicio integral —entrenamiento técnico, asesoría en alto rendimiento, biomecánica, recuperación de lesiones— en pleno centro de Madrid. «Queríamos compartir escenario tanto con quienes aspiran al circuito profesional como con quienes apenas empiezan a empuñar el palo».
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El perfil de sus clientes, por tanto, va desde los que nunca han pisado un campo hasta veteranos del green. «Hacemos un esfuerzo por democratizar la accesibilidad a esta disciplina«, explica Serrano. Aunque el grueso de la clientela llega con intención de mejorar su rendimiento, también organizan eventos para empresas, clubes sin campo o grupos de amigos. «Nuestro centro permite coincidir grupos de más de 50 personas. Se genera un ambiente deportivo y lúdico inigualable«.
Serrano cree que este tipo de instalaciones no son una moda, sino que se trata de una respuesta lógica a cómo se vive hoy en la ciudad. «Se trata de un servicio de ocio híbrido. Quizás las distancias a los campos de golf en Madrid pueden ser largas y las posibilidades de sacar más de dos horas para entrenar, complicadas», explica. «Madrid, además, tiene las adversidades del tráfico, el aparcamiento y el clima continental, con mucho frío durante cuatro meses y mucho calor otros tantos. El golf a cubierto mitiga significativamente esos inconvenientes».
Magic Golf Madrid. (L. F.)
Aun así, defiende que los simuladores no reemplazan al campo tradicional. «El romántico del golf te dirá que se juega al golf hasta con sol, como dicen en Escocia. Esto no lo sustituye». Pero reconoce, por otro lado, que hay quienes no dudan en utilizar sus instalaciones durante los días de frío o calor extremo. «Nos lo confiesan. En esas condiciones, venir aquí es más cómodo».
La curva de crecimiento de Magic se mantiene estable desde hace tres años. Entre los siguientes pasos, planean reforzar las actividades familiares, la formación de jóvenes y las colaboraciones con clubes clásicos. También han recibido propuestas para abrir fuera de España. «Algún cliente extranjero nos intenta convencer para abrir un Magic en su tierra. Ven un nicho claro».
A cien metros del Retiro, otro centro ofrece una experiencia distinta, pero con el mismo fondo. Jesús Méndez, fundador de El Retiro Golf y aficionado de toda la vida, abrió su espacio tras conocer un local similar. «No había muchos sitios en Madrid donde se pudiera entrenar en interior», cuenta. Su centro permite recorrer más de 300 campos virtuales de todo el mundo a 22 grados constantes y con una cerveza fría en la mano. «Si en el exterior estás a casi 40 grados, no apetece. Aquí sí».
El 70% de su clientela es extranjera. «No existe en España ese público que solo se entrene en simuladores. Pero cada vez hay más gente que lo elige como refugio ante el calor, la lluvia o el frío», dice Méndez. Aunque su negocio no nació con vocación de crecer —»se pensó como único, sin ánimo de expansión»—, ya hay días en que no queda un solo hueco libre en las doce horas de servicio.
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En el otro extremo de la ciudad, Gonzalo Sáenz dirige H0GolfHouse. Tiene 25 años, un hándicap de 3,7 y una idea clara: vivir de este deporte. El proyecto nació en marzo de 2022, y lo hizo impulsado por dos chicos de San Sebastián. Detectaron que el golf indoor ya estaba muy asentado en países como EE. UU. o Inglaterra y que en el norte de Europa también está calando. Sin embargo, aún no había llegado a una gran capital como Madrid. La inspiración vino de Z1, un pequeño centro con solo dos simuladores. «Vieron la necesidad aquí, donde se concentra un tercio de todas las licencias de golf de España. Madrid era claramente el lugar para desarrollar una idea tan bonita e innovadora».
A ello, explica Sáenz, se suma un factor más que tiene que ver con estilos de vida cada vez más atropellados: «En una ciudad como Madrid, donde todo va tan rápido, la gente cada vez tiene menos tiempo. El golf siempre ha requerido mucho: no solo horas de entrenamiento, también desplazarte hasta un campo que suele estar a una hora, jugar 18 hoyos, volver… Sacar seis horas libres es complicado». Su centro permite jugar esos mismos 18 hoyos en un par de horas.
En el caso de H0GolfHouse, otro punto fuerte es la enseñanza. «Nuestro equipo está dirigido por Carlos Sánchez Molina. Todos los alumnos están encantados con sus mejoras y con el entendimiento de su swing».
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Además de ser una solución práctica para quienes no disponen de horas libres, Sáenz defiende que los simuladores, de hecho, mejoran la técnica de los jugadores más avanzados. «El golf indoor es el complemento perfecto al golf tradicional. Practicas a cualquier hora del día con las mayores comodidades y mejoras tu swing para luego aplicarlo en el campo».
En cuanto al público, no percibe una fractura. «Es bastante parecido. Quizá haya un porcentaje que no le guste el indoor porque prefiera lo de siempre, pero en general la gente juega en ambos formatos. E incluso hay quienes ya prefieren solo esto».
Un deporte al alza
El crecimiento ha sido rápido y sostenido. «Llevamos un crecimiento exponencial desde el día que abrimos», afirma. En septiembre de 2023 inauguraron su segundo centro en la carretera de Fuencarral a Alcobendas: una azotea con siete simuladores, sala de fisioterapia, putting green de más de 80 metros cuadrados y muchas más posibilidades. «Hemos doblado tanto el número de nuestros socios como nuestra base de datos». De hecho, ya tienen en marcha un proyecto de franquicias. «Queremos ser la marca de indoors más grande de España. Y hay muchos interesados en distintos puntos de la península».
Sáenz, Méndez y Serrano coinciden en lo esencial: estas instalaciones no buscan reemplazar el campo, pero ofrecen ventajas claras. «No es solo ocio. Es entrenamiento y mejora», resumen. Madrid, con sus tiempos ajustados y su meteorología extrema, está encontrando otra manera de jugar al golf.
El golf ya no necesita campo. En Madrid, donde se concentran casi 95.000 licencias federativas —el 31% del total nacional—, según la Real Federación Española de Golf, ha comenzado a consolidarse una alternativa cada vez más frecuente: el golf indoor. Centros urbanos, climatizados y equipados con tecnología de última generación permiten entrenar, jugar o tomar clases sin necesidad de salir del centro de Madrid. Frente al calor, el tráfico y la falta de tiempo, esta fórmula bajo techo gana terreno entre jugadores profesionales, amateurs e incluso grupos de amigos que no saben cómo coger los palos, pero quieren dar sus primeros golpes.