Para evaluar este «Double Infinity», el sexto disco de Big Thief, hay que tener en cuenta varias cosas, primero que su anterior obra, «Dragon New Warm Mountain I Believe In You», es, posiblemente, su obra maestra y que desde entonces han perdido a un miembro, el bajista, Max Oleartchik, los otros tres miembros (Adrianne Lenker, Buck Meek y James Krivchenia) han sacado discos en solitario, principalmente una Adrianne Lenker que con “Bright Future”, el año pasado, se confirmó como una (¿la mejor?) de las mejores compositoras de su generación.

Así este disco es una verdadera prueba de fuego para Big Thief y los tres miembros han respondido sonando más a banda que nunca, con el disco más grupal, atmosférico y cálido posible. Porque puede que estas canciones las grabaran en medio de un invierno helado en Nueva York pero nunca han sonado más acogedores que aquí, esta vez las canciones de Lenker, que recibe ayuda de sus compañeros en la escritura de alguna de las piezas, no están tan cerradas, suenan a cuerpos vivos que han ido tomando forma en el estudio, no solo con ellos tres, sino con la ayuda de un variado grupo de amigos músicos que les han echado una mano a la hora de crear estas canciones que se van metamorfoseando a lo largo de su sosegado andar.

Puede que aquí no haya un «Shark Smile», un «Paul», un «Not», un «Vampire Empire» o un «Sadness As A Gift», pero es una colección de canciones que se ayudan unas a otras, formando una especie de todo en el que es más importante el desarrollo que la estructura. Aun así, en su forma más libre y etérea sigue quedando claro el increíble nivel de Lenker como compositora, puede que nos pida que la dejemos ser incomprensible o que nos diga que las palabras no tienen sentido, pero vuelve a dar una lección a la hora de expresar el dolor, el deseo o el amor, aunque esto último no sea más que un nombre que le ponemos a algo mucho más difícil de explicar.

Porque Lenker y Big Thief se expresan más allá de las palabras y lo hacen a través de su música porque aunque nos digan que lo van a convertir todo en rock & roll, su concepto es mucho más amplio, desafiando los límites de lo que puede ser, con toques folk, psicodélicos (ese solo en «Words») y hasta New Age, la sombra de Michel Hedges sigue siendo alargada. Y todo se resume en ese «y cantaste para mí» de «Los Angeles», ese sentimiento sobre todas esas cosas que van más allá de las palabras, de la amistad o del romance.

Son las cosas sobre las que gira este disco que vuelve a demostrar que estamos ante una banda muy especial que sigue sonando a universo propio, una marcianada en los tiempos que corren para las bandas que lo quieren convertir todo en rock & roll y siguen confiando en las guitarras para ello. «Doublle Infinity» nos deja ver que Big Thief se siguen descubriendo a sí mismos, que siguen siendo una banda en evolución que ha utilizado la pérdida de uno de sus miembros para volverse más hacia sí misma, con su disco más original e improvisado, pero que sigue llevando su original sello.

Double Infinity de Big Thief