Cuando se compra un primer piso, lo que de verdad se busca es convertirlo en un reflejo de uno mismo. No hay nada mejor que llegar a casa y sentir que estamos en un espacio que nos conoce, que sabe quiénes somos y nos abraza. Eso fue lo que hizo nuestra colaboradora y decoradora Aránzazu Díaz Huerta (@aranzazudiazhuerta) con su vivienda: un ático luminoso cuya cocina se ha convertido en todo un sueño cumplido para ella. Se trata de 15 metros cuadrados transformados en un espacio único y muy personal.

El proyecto partía de un recuerdo: los veranos de infancia en la casa de sus abuelos en el pueblo, donde la cocina era el corazón de la vida familiar. «Siempre había soñado con tener una gran cocina de estilo rústico, pero chic. Como esas que aparecen en series como ‘Big Little Lies’, donde todo sucede alrededor de una copa de vino», confiesa.

Aunque al principio su idea era abrir la cocina al salón con una gran isla central, las condiciones de la vivienda marcaron el camino: la cocina era abuhardillada, con un amplio ventanal orientado al sur y una distribución que pedía otro tipo de solución. Lejos de ser un inconveniente, esas limitaciones se convirtieron en oportunidades para definir una distribución funcional, acogedora y tremendamente estética.

Miguel Rios

Gran anécdota

Miguel Ríos (81 años): «Mi madre, que era una maníaca de la limpieza. Cuando venía a verme entraba en el cuarto, abría la ventana, cogía la ropa sucia y lavaba en la pila»

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El Mueble

Grandes ideas para cocinas rústicasLa distribución: funcionalidad medida al milímetroCocina abuhardillada color rosa Aránzazu Díaz Huerta

La cocina se resolvió en forma de L, integrando fregadero, lavavajillas, lavadora y zona de cocinado con muebles altos y bajos a medida. Enfrente, aprovechando la bajante, se ubicó el frigorífico junto a un armario escobero y una torre con horno y microondas. La clave fue no dejar huecos a la vista: «quería una cocina limpia, simétrica y perfectamente ordenada», explica Aránzazu.

El ventanal se convirtió en el lugar ideal para una barra de desayunos con taburetes, un rincón donde disfrutar de la luz natural y de la conexión visual con el patio interior. Con ello, la cocina se transformó en un espacio no solo para cocinar, sino también para vivir.

El estilo: rústico chic en clave rosaCocina abuhardillada color rosa Aránzazu Díaz Huerta

Uno de los grandes aciertos del proyecto fue la elección estética. Aránzazu tenía claro que quería introducir el rosa como color protagonista, pero sin caer en lo cursi. La inspiración llegó de las cocinas retro de los años 50 y de la idea de dar al espacio un aire rústico pero sofisticado. Los azulejos rosa vintage marcaron el punto de partida. A partir de ahí, los muebles se diseñaron en un blanco cálido con molduras, combinados con tiradores dorados en la parte inferior y pomos en los armarios altos.

Azulejos rosas en la cocina Aránzazu Díaz Huerta

La encimera de madera, elegida en lugar del mármol, aporta calidez y un aire hogareño, mientras que el fregadero retro de granito blanco y el grifo de latón cepillado refuerzan el estilo chic. El suelo, en gres porcelánico efecto madera, completa un conjunto acogedor y resistente.

cocina con isla azul y puertas de cristal 70b8e198 019dsc

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Los detalles que marcan la diferenciaCocina abuhardillada color rosa con electrodomésticos integrados Aránzazu Díaz Huerta

Como en toda reforma, surgieron imprevistos. La caldera no se podía mover y los tubos quedaban a la vista. La solución fue ingeniosa: un armario alargado y una balda con plantas que ocultan la instalación. También se cuidó la simetría con una campana extractora totalmente integrada y una placa de cristal blanca, un guiño a la estética contemporánea.

Cocina abuhardillada color rosa Aránzazu Díaz Huerta

Finalmente, la zona de desayuno se personalizó con cajones extraíbles para almacenar cereales y un pequeño espacio decorativo. En las paredes del ventanal, Aránzazu instaló un papel pintado de hortensias, sus flores favoritas, que aportan frescura y carácter. Una mesa alta en blanco y madera, con taburetes de fibras, y un estor de lino completan este rincón lleno de encanto.

00557803 Despensa ordenada con baldas e iluminación led

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El resultado final es una cocina que no solo cumple con los requisitos de funcionalidad y estilo, sino que refleja la personalidad de su dueña. «Cada vez que entro en ella sigo sin creerme que sea mía. Puede que a algunos les parezca una cocina de muñecas, pero a mí me encanta y me define«, asegura Aránzazu.

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