Durante más de un siglo, Casa Vicens permaneció en manos privadas. Pasó de ser residencia veraniega a vivienda habitual, hasta que en 2014 la adquirió el banco MoraBanc y, tras una profunda restauración, se abrió al público en 2017. Hoy funciona como museo y es una de las joyas modernistas menos masificadas de Barcelona. En 2005, la UNESCO incluyó Casa Vicens en la lista del Patrimonio Mundial junto a otras obras de Gaudí, reconociendo su valor universal como inicio del modernismo catalán.