En su trayectoria ha sido un artista multidisciplinar, pero en los últimos tiempos ha convertido la pintura en su eje creativo principal. ¿Es deliberado? ¿Es eso lo que le pide el cuerpo?

Sí, durante mucho tiempo trabajé diferentes disciplinas pero es verdad que la pintura ha sido siempre el eje central para mí. Y en los últimos años ha cogido mucha más fuerza y es donde pongo toda mi energía. En ella plasmo también mi experiencia en otros campos como el cine o la danza, pero mi campo de batalla es la pintura, que me permite infinitas posibilidades. Es muy bonito que un soporte tan sencillo y para el que se necesita tan poco te ofrezca tanta libertad.

Si echa la vista atrás, ¿cuántos años diría que cumple como artista?

El otro día estuve revisando mi feed de Instagram y me di cuenta de que el primer cuadro que podemos llamar serio lo acabé en 2017, así que el proyecto ya lleva en marcha un tiempo considerable, o relativamente considerable, pero sí que tiene consistencia desde entonces: en ese tiempo he participado de manera constante en exposiciones colectivas e individuales. Hice una en Madrid con un éxito brutal, colaborativas en París o Londres… Ahora el proyecto camina en solitario.

¿Con qué momentos o hitos se queda en estos ocho años?

Me quedo con todo, con el proceso, porque no se trata de un momento concreto, sino de entenderlo y de aprender de él. Así que me quedo con todos los momentos, con los buenos y los malos, porque incluso de estos últimos puedes obtener información valiosa. Con lo que me quedo es con el proceso mismo y también con el ahora: intento estar presente en cada pincelada.

Barquero

¿Qué podemos esperar de Barquero en el futuro?

Un Barquero radicalizado, por supuesto. Un Barquero que busca radicalizar el lenguaje y exponer en otras ciudades. Tengo ya alguna planteada en París, pero todavía es pronto para anunciarlo. Paso a paso, de momento estamos en Barcelona en Mayoral, que es bestial, porque al final es una galería de corte clásico y que me introduzcan dentro de su panorama es siempre una ilusión.

Entre los fans de su obra se encuentran creadores muy relevantes como los Javis o Palomo Spain. No se si en algún momento se ha sentido usted parte de un nuevo movimiento cultural español en el que también podríamos encuadrarlos a ellos…

Yo creo que España está sin duda en el mapa, que hay hordas de creativos bestiales y que está en un momento de mucha salud y con mucho pulso. También intuyo que estamos en un momento crepuscular en donde está claro que hay un mundo que desaparece y uno nuevo que se abre. Y hay una generación que es muy consciente de lo que está sucediendo y le estamos dando voz a ello, abriendo nuevas miradas, nuevos lenguajes y explorando con los mensajes que lanzamos. Creo que es una generación muy poderosa.

Es una generación que pese a todo no se ha dejado llevar por el pesimismo y eso se ve reflejado en lo que crea, ¿no?

Ante todo hay esperanza, desde luego. Mis cuadros están cargados de esperanza a pesar de la intensidad que transmiten. Plantean que se puede hacer las cosas de otra forma y dar luz a un mundo más consciente, humanizado y respetuoso.