La cultura audiovisual de varias generaciones se ha construido sobre el influjo del cine de Hollywood. La factoría estaounidense ha transmitido sus valores y arquetipos a través de blockbusters que transmiten una visión hegemónica del país en todos los ámbitos. Entre ellos, el deporte, en especial el universitario, que se concibe como la cúspide de la pirámide social, con el capitán del equipo de football como representación del líder del campus. Sin embargo, la realidad de esta esfera es bien diferente. El deporte universitario se ha convertido en una ventana de oportunidad para futbolistas como Jesús de Vicente (Valencia, 2000), que en edad juvenil decidió saltar el charco en busca de un futuro dual.
Donde la formación se compatibiliza con los entrenamientos, «sin margen de error», como explica el jugador del Virginia Men’s Soccer, la última de las etapas de este estudiante de Economía y Políticas Públicas. Forma parte de la revolucción del ‘soccer’ y del crucial mundo del deporte universitario, en ocasiones, con más seguimiento que el profesional, por la fuerte conexión emocional que genera en los estadounidenses. Un ámbito que acaba de vivir una revolución, al permitir los pagos directos a los jugadores de la NCAA (National Collegiate Athletic Association). Tras ser capitán y ganar un campeonato nacional, sueña con la MLS, donde la llegada de iconos como Messi o Busquets ha elevado la competitividad hasta niveles extraordinarios.
¿Por qué decides irte a EEUU? ¿Cuánto pesó el interés deportivo y el académico?
Decidí venir a Estados Unidos, principalmente porque ofrecía la posibilidad de combinar el deporte de alto nivel con los estudios universitarios, algo muy difícil de lograr en España. Tras la pandemia, sentía que necesitaba un cambio, y la oportunidad de seguir formándome académicamente sin renunciar al fútbol era clave. El interés deportivo pesó mucho, pero no lo habría hecho si no fuese acompañado de una formación académica sólida. Me ofrecieron una beca para jugar en una universidad competitiva, y eso fue determinante para dar el paso.
La NCAA ha permitido los pagos directos. En nuestro caso seguimos sin recibir un salario, pero algunos jugadores pueden ganar dinero a través de patrocinios o colaboraciones, aunque los estudiantes internacionales, como yo, tenemos restricciones por la visa. Económicamente, estamos cubiertos, pero no es comparable con ser profesional.
¿Cómo funciona el deporte universitario en EEUU? Acaba de producirse una decisión histórica, como es que la NCAA pagará directamente a sus deportistas después de años de lucha. ¿Cómo es vuestra situación económica?
El deporte universitario en Estados Unidos está muy profesionalizado. Las universidades compiten en ligas organizadas por la NCAA, y muchas tienen estructuras que se parecen a las de clubes profesionales: instalaciones de primer nivel, cuerpos técnicos completos y un enfoque muy competitivo. Hasta ahora, los deportistas no podíamos recibir un sueldo, pero sí becas completas que cubren matrícula, residencia, comida y otros gastos. Con la nueva decisión de la NCAA de permitir pagos directos, se abre una etapa nueva, aunque todavía está en desarrollo y depende mucho del programa y del deporte. En nuestro caso, seguimos sin recibir un salario, pero algunos jugadores pueden ganar dinero a través de patrocinios o colaboraciones (NIL: Name, Image and Likeness), aunque los estudiantes internacionales, como yo, tenemos restricciones por la visa. Económicamente, estamos cubiertos, pero no es comparable con ser profesional.
¿Qué objetivo tienes con la Virginia Men’s Soccer?, ¿cómo ha sido tu camino en el fútbol universitario hasta aquí?
Mi objetivo con Virginia Men’s Soccer es contribuir al equipo al máximo nivel, competir por el campeonato nacional y seguir desarrollándome como jugador y persona. Virginia tiene una historia muy potente en el fútbol universitario. Llegar aquí es un paso muy importante en mi carrera. El camino no ha sido fácil: empecé en una universidad más pequeña, donde tuve que adaptarme a una nueva cultura, idioma y forma de jugar. Pero con trabajo constante, conseguí ser capitán, ganar un campeonato nacional y recibir reconocimientos como All-Conference y All-Region. Todo ese recorrido me preparó para este nuevo reto en una de las universidades más exigentes del país.
El nivel de la MLS ha aumentado muchísimo en los últimos años. La llegada de grandes nombres como Messi o Busquets ha dado mucha visibilidad, pero también hay un crecimiento real en talento joven, entrenadores, infraestructura y estilo de juego.
¿Ha aumentado mucho el nivel de la Major League Soccer?, ¿se ha vuelto cada vez más difícil llegar a ella?
Sí, el nivel de la MLS ha aumentado muchísimo en los últimos años. La llegada de grandes nombres como Messi o Busquets ha dado mucha visibilidad, pero también hay un crecimiento real en talento joven, entrenadores, infraestructura y estilo de juego. Cada vez es una liga más profesional, más táctica y más exigente físicamente. Llegar a jugar en ella no es nada fácil; hay mucha competencia, tanto local como internacional, y el salto desde la universidad requiere destacar mucho y también estar en el momento adecuado. Aun así, es una meta real para muchos de nosotros y el sistema universitario sigue siendo una vía sólida para lograrlo.
¿Cómo funciona el sistema de Draft en el ‘soccer’ de EEUU?, ¿hasta qué punto lo consideras justo?
El Draft es un sistema mediante el cual los equipos de la MLS eligen a jugadores universitarios que han destacado en sus carreras. Normalmente, los equipos con peores resultados en la temporada anterior tienen prioridad para seleccionar. En teoría, busca equilibrar la liga y dar oportunidades a todos los clubes, algo que es típico del deporte estadounidense. En cuanto a si es justo… depende. Por un lado, te da la posibilidad de llegar a la MLS incluso si no vienes de una academia profesional. Pero también es un proceso muy limitado: hay pocos puestos disponibles, y el rendimiento en un solo torneo o Combine puede marcar demasiado. Además, no siempre se valora todo lo que un jugador ha demostrado en su trayectoria universitaria.
El deporte universitario, por lo menos en deportes como el ‘football’, parece despertar pasiones que el profesional no logra. ¿Por qué se produce esto?
El deporte universitario en Estados Unidos tiene una conexión emocional muy fuerte con la comunidad. Los estudiantes, exalumnos, profesores y familias sienten que el equipo representa algo más que solo resultados: representa su universidad, su ciudad, su identidad. Además, los estadios están llenos, los partidos son eventos sociales y hay una tradición muy arraigada que pasa de generación en generación. En muchos casos, los partidos universitarios mueven más gente que los profesionales. Es una pasión auténtica, con jugadores que lo dan todo porque están luchando por su futuro y también por una camiseta que representa años de historia.
¿Cómo es una jornada laboral y académica para ti?, ¿qué es lo más positivo y lo más duro que experimentas en tu día a día?
Mi día a día es bastante intenso. Estudio Economía y Políticas Públicas, y al mismo tiempo soy parte del equipo de fútbol, lo cual requiere mucha disciplina. Suelo empezar muy temprano con entrenamientos y luego voy directo a clase. Después del aula, suelo tener sesiones de recuperación, análisis de vídeo o gimnasio. Lo más positivo es que aprendes a organizarte, a ser constante y a mantenerte motivado incluso cuando estás cansado. Lo más duro es compaginar todo sin margen de error: no puedes permitirte desconectar en ningún área. Desde fuera puede parecer muy glamuroso, pero en realidad hay mucho trabajo y sacrificio detrás. No se parece tanto a lo que muestran las películas.
Lo más difícil ha sido estar lejos de mi familia: mis padres, mis hermanos, Bea, Juan y Elena. El verano pasado perdí a mi abuelo y, poco después, a mi mejor amigo Ximo, y desde la distancia gestionar ese dolor es especialmente duro. Esas experiencias me han obligado a ser fuerte y a aprender a sobrellevar la nostalgia
Jesús de Vicente, durante un entrenamiento. / CEDIDA
¿Cuáles son los equipos universitarios de ‘soccer’ más potentes?, ¿hasta qué punto está implantado en la mente del estadounidense medio?
En fútbol universitario, programas como Stanford, Syracuse, Indiana, Clemson, Georgetown o Virginia suelen estar entre los más potentes, tanto por historial como por la calidad de sus plantillas y entrenadores. Cada año hay sorpresas, pero esos nombres casi siempre compiten por el campeonato nacional. En cuanto a la presencia del ‘soccer’ en la cultura estadounidense, ha crecido muchísimo. Aunque deportes como el fútbol americano, el baloncesto o el béisbol siguen dominando, el ‘soccer’ está ganando espacio, sobre todo entre los jóvenes y en comunidades con fuerte influencia internacional. Todavía no es el deporte principal para la mayoría, pero cada vez está más presente en colegios, universidades y medios de comunicación.
¿Cómo es la vida en EEUU?, ¿cuál es tu balance a nivel personal de lo experimentado estos años?
La vida en Estados Unidos es muy diferente a lo que estaba acostumbrado en España. Aquí la cultura es diversa y hay muchas oportunidades, pero también es un reto adaptarse a un sistema distinto, un idioma nuevo y un ritmo de vida acelerado. A nivel personal, estos años me han hecho crecer muchísimo, no solo como jugador sino también como persona. Sin embargo, lo más difícil ha sido estar lejos de mi familia: mis padres, mis hermanos, Bea, Juan y Elena. El verano pasado perdí a mi abuelo y, poco después, a mi mejor amigo Ximo, y desde la distancia gestionar ese dolor es especialmente duro. Esas experiencias me han obligado a ser fuerte y a aprender a sobrellevar la nostalgia y la pérdida estando lejos de los que más quiero. A pesar de todo, esta etapa me ha abierto muchas puertas y me ha enseñado el valor del esfuerzo y la resiliencia.
¿Cómo ves tu futuro?, ¿qué metas te has marcado?, ¿volveremos a ver en Europa a Jesús de Vicente algún día?
Mi principal objetivo ahora es terminar fuerte mi etapa en Virginia, ya que estoy profundamente agradecido por la oportunidad y todo lo que he aprendido y crecido aquí, tanto dentro como fuera del campo. Después, quiero dar el salto al fútbol profesional en Estados Unidos, un mercado que veo lleno de posibilidades y donde estoy decidido a demostrar mi talento y compromiso. Aunque Europa siempre será mi hogar y parte importante de mi identidad, estoy muy motivado para aprovechar cada oportunidad aquí y construir una carrera sólida que me permita alcanzar mis sueños.