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En este juego de oferta y demanda en el que ya participan las cofradías se puede poner en jaque un gremio de siglos de historia
El redactor de ABC y Pasión en Sevilla, Manuel Luna víctor rodríguez
05/09/2025
Actualizado a las 19:46h.
La guerra que los profesionales del arte sacro tienen con los talleres pakistaníes responde a un modelo vigente en un mundo globalizado. Lo que está ocurriendo con los mantos y palios de la Semana Santa a precio de saldo que hacen bordadores asiático no es … distinto a lo que ocurre en sectores como la industria textil, los coches o los dispositivos tecnológicos. ¿O acaso cuesta lo mismo un iPhone que un Huawei?
Esto, trasladado al mundo de las hermandades, abre un debate complejo que, más allá de la competencia desleal, traslada a las cofradías un conflicto ético. Primero, porque estas obras no tienen calidad artística, a veces son plagios, y están hechas con mano de obra barata y condiciones laborales dudosas. Segundo, habría que plantearse para qué se hacen estas piezas: si antes el arte buscaba trascender, ahora prima el efectismo y el coste económico.
En este juego de oferta y demanda en el que ya participan las cofradías se puede poner en jaque un gremio de siglos de historia. Pero, por otro lado, como se aprecia en los mensajes que artesanos como Paquili han recibido de responsables de talleres de Pakistán, al final el precio decanta la balanza hacia lo más barato. Por eso, el debate tiene aristas y cabe preguntarse si lo que está ocurriendo es ilegal o inmoral. Si es o no competencia desleal. O si la Semana Santa ha acabado sucumbiendo a la tendencia global del Aliexpress de los bordados. La batalla no ha hecho más que empezar.
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