Uno de los encuentros del Chat'n Chapters Book Party en Barcelona.

Uno de los encuentros del Chat’n Chapters Book Party en Barcelona. / EP

Las modas son cambiantes y de forma exponencial. Siempre ha sido así, pero la rapidez de los tiempos lo hace más palpable. La pandemia devolvió la afición por la lectura a mucha gente. Y sigue. De ahí pasamos a los clubs de lectura, y a compartir y debatir los argumentos de autores conocidos o desconocidos en una puesta en común. Las librerías han tenido que ver con ello. Encontraron una vía de negocio interesante que, además, no ha sido solo crematística, sino cultivadora de sentimientos e imaginación.

La moda de este verano es más íntima. Ahora se trata de un encuentro de lectores con un libro cualquiera en un lugar concreto para leer. Todos reunidos, pero en silencio. Espacio compartido para lectura privada. Las primeras que se conocen fueron, cómo no, en Nueva York el pasado año. Poco a poco han ido apareciendo estas ‘quedadas’ en diferentes puntos de la geografía española.

Barcelona fue una de esas primeras ciudades impulsadas por lectores anónimos. Planeta quiso sumarse a esta moda este año: una en el Museo del Ferrocarril en Madrid y otra en el Maremágnum. Algunas ya tienen una programación oficial como la Barcelona Chat’n Chapters Book Party, que se reúne por el parque de la Estació del Nord o en la librería en lengua inglesa Backstory Bookshop, abierta recientemente.

En un momento de la sociedad tan individual, donde las redes facilitan un aislamiento conectado, resulta curioso que los lectores busquen leer, un acto solitario, en compañía para después compartir. Serán los psicólogos y sociólogos los que tengan que desmenuzar el sentido de esta nueva moda. Sin embargo, algo queda por encima de todo: es una puerta abierta, y muy sugerente, a la lectura. Para los que necesitan silencio absoluto o la respiración de otros para llegar a la máxima concentración.