Begoña del Teso

Sábado, 6 de septiembre 2025, 08:06

Anda Maider Villasante (y otras y otros) impulsando encuentros culturales en la sede que la Confederación Nacional de Trabajadores tiene en la plaza de Ferrerías. Por eso hoy, a las cinco de la tarde, Óscar Manso presenta allá su novela (rabiosa, callejera, peligrosa, actual) con el título ‘Está pasando’, editada por la coruñesa Bunker Books, y leerá poemas de su libro ‘Profundidad de la llama’, publicado en la colección ‘Palabreadorxs’ (libros para leer a viva voz). Como el micrófono quedará abierto habrá réplicas, contrarreplicas y otras historias. Hablamos sentados en el banco frente a los cines de la Niessen, a unos pasos de la calle Kapitanenea de Errenteria.

– ¿Qué libro te acabas de comprar? En la librería Noski, naturalmente, la de la plaza de Los Fueros.

– ‘Vosotros, el pueblo’ de Rafael López Vilas. Me gustó el subtítulo, ‘Poemas antisociales’ y como Ur, mi hijo (mío y de Idoia Hernández) andaba enredando por las esquinas lo cogí sin más. Me apetece saber qué es, como te resuena un poma antisocial.

«Me cuesta más escribir narrativa que poemas pero la necesito para expresar el humor. Mi poesía no deja ventanas abiertas. Y como músico, conozco mis limitaciones pero de nuestro grupo Muskulo o Jokin Azpiazu dijo que componíamos bandas sonoras para películas inexistentes»

– Quedará bien al entrar con el libro bajo el brazo hoy a las cinco en la sede de la CNT. El nombre de la editorial es de las que crean afición y adhesión, ‘La sombra de Caín’. Dices que lo que ganas como profesor en una academia te lo gastas mayormente en eso, en libros. ¿Cuál tienes pensado comprarte con el próximo sueldo?

– Tengo pedido ya (en Noski, naturalmente) ‘El informe Penkse’ de Jaime Rubio Hancock, editado por Altamarea. Me lo han recomendado diciendo que es muy divertido. Las primeras líneas de la sinopsis suenan bien: «El protagonista es un empleado ejemplar: solo llega quince minutos tarde —no por falta de tiempo, sino de ganas— y se sabe el nombre de casi todos sus compañeros, a cuyos correos incluso contesta a veces. Ejemplares son también sus aspiraciones: movido por el deseo de hacer carrera, se decide a participar en un duro proceso de selección en otra empresa»…

– Mola. La contraportada del tuyo no está tampoco nada pero que nada mal, «’Está pasando’ es uno de esos foros locales que se crean en redes sociales donde los vecinos se desean paz, amor y cáncer de páncreas»

– (…) Si la pandemia ya había caldeado los ánimos, ahora que una ola de vandalismo inunda las calles, la situación se ha vuelto irrespirable. ¿Quién está rompiendo las lunas de los coches? ¿Quién es el autor de esas extrañas pintadas? ¿De verdad hay una banda de perros organizados que se dedican a cagar en los portales?».

– Personajes que se pasean por tu novela: una cuadrilla de ancianos que trapichea con pastillas, un treintañero obsesionado con la marihuana, una mujer que tiene fantasías (muy físicas y verdaderas) sexuales con Espinete y usa un dildo con la cabeza de Hello Kitty…

– Yo diría que en ‘Está pasando’ la idiotez y el sentido común son la misma cosa.

– Bien pensado. Y ahora llegaremos a la conclusión de que esas criaturas son reales y podrían estar pasando por delante de nuestro camino de la avenida de Navarra o el autobús.

– Sí. Son auténticas. Las conozco. No es que existan Aloña, Juncar, Álvaro, Jon, Sol, Nicasio como tales. Cada uno de ellos es un conglomerado de individuos con los que me cruzo, nos cruzamos. Eso sí, algo distorsionados, deformados. Aún así y todo, sabes ¿qué?

– Acaso no…

– Cuando les digo a quienes han leído mi libro (vendí 150 cuando lo autoedité y 40 en la preventa pactada con la editorial gallega) que esos personajes y esas situaciones son eso, una deformación de la realidad, me responden que para nada, que todo lo que cuento (o algo muy parecido) pasa en nuestro día a día.

– Eso tiene que dar miedo…

– Bastante. Creo que hay en nuestras calles, en nuestros pensamientos, en los mensajes que nos intercambiamos en los chats y los foros un caldo de cultivo del fascismo que cualquier día estallará. Parece que eso solo pasa lejos de aquí ‘en España’, pero hace tiempo que no estoy tan seguro….

– ¿Hablamos de Literatura?

– Si le quitas la ‘L’ mayúscula a la palabra ‘literatura’, sí.

– ¿Por qué?

– Me parece grandilocuente. Excesivo. Igualmente reniego de expresiones como ‘Yo escribo para mí’ o ‘Escribir es mi refugio’.

– Pues son frases que a algunas y algunos autores no se les caen de los labios.

– Conmigo no van. Si fuera verdad que escribieras para ti no publicarías ni harías presentaciones, lo dejarías guardado en un cajón. Eso hago yo con lo que escribo para conectarme conmigo y con la realidad; cuando pongo en palabras aquello que no entiendo. En cuanto a la ‘L’ me gusta la literatura atada a mi realidad socio-económica-cultural.

– Abre el micro, lee un poema…

– ‘Porque soy humano. Como todos los héroes, como todos los monstruos (…) Niño, sal ya del fuego’.

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