El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) anunció ayer viernes la aparición de un brote del virus del ébola en la provincia central de Kasai. Hasta el momento se han notificado 28 casos sospechosos y 16 muertes, entre ellas las de cuatro trabajadores sanitarios. Se trata del decimosexto brote de ébola en la RDC en los últimos años.
Según informó en una rueda de prensa virtual Patrick Otim, responsable de emergencias sanitarias de la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África, expertos en epidemiología, prevención y control de infecciones, laboratorio y gestión de casos han sido desplegados sobre el terreno junto con el equipo de respuesta del Gobierno.
La OMS, que prevé enviar más especialistas en los próximos días, explica que «nos estamos uniendo a los equipos de respuesta rápida para rastrear contactos y encontrar casos, recogemos y analizamos muestras, y estamos proporcionando conocimientos técnicos especializados en vigilancia, prevención y control de infecciones, tratamiento, comunicación de riesgos, etc».
Asimismo, la OMS -que aportará 500 millones de dólares (425,6 millones de euros) para frenar este brote- ha anunciado que proporcionará al país africano dos toneladas de suministros, incluidos equipos de protección personal, laboratorios móviles y suministros médicos para que sean enviados a las zonas de salud de Bulape y Mweka, en la provincia de Kasai, donde se ha desatado la enfermedad.
«En las próximas 72 horas, la prioridad será garantizar que tengamos vacunas, la cadena de frío, los suministros necesarios para distribuirlas y el personal sanitario que se necesitará para administrarlas», señaló Otim.
Según los análisis realizados por el Instituto Nacional de Investigación Biomédica (INRB, en francés) congoleño, este brote de ébola pertenece a la cepa de Zaire, que cuenta con una vacuna aprobada, a diferencia de la cepa de Sudán, mucho menos habitual.
«La tasa de letalidad estimada, de un 57 %, ilustra la gravedad de la situación«, declaró en una rueda de prensa en Kinsasa el ministro congoleño de Salud Pública, Samuel Kamba.
Kamba explicó que las autoridades han puesto en marcha una respuesta de urgencia, incluyendo la búsqueda activa de más casos y la monitorización de los contactos, así como la puesta en marcha de centros de tratamiento y la sensibilización de las comunidades locales.
Freddy Zibuhe, médico de Urgencias en el Hospital Panzi (en la ciudad de Bukavu, en el este de la RDC), explica a ABC que «desde que se anunció el brote hemos intensificado nuestras actividades de vigilancia y puesto en marcha medidas preventivas para proteger a los pacientes, al personal y a la comunidad». «En la actualidad, la situación sigue bajo control en nuestra región, pero permanecemos vigilantes y preparados para reaccionar con rapidez en caso necesario», agrega.
Este médico, que participó en 2019 en la campaña contra la epidemia de ébola a unos 60 km de Bukavu, asegura que «mi temor ahora es que esta situación se descontrole debido al actual y activo conflicto armado, que podría suponer un freno a las medidas preventivas».
Dominique Muteba, experto de la división de Epidemias, Emergencias y Catástrofes del Departamento de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Sanidad, comenta que «el proyecto del plan de respuesta por parte del Gobierno de la RDC, que espera algunas enmiendas, ha alcanzado la cifra de 45 millones de dólares».
Muteba explica que «para tratar de contener un poco este episodio estamos esperando ver qué resultados da esta estrategia. Es muy complejo porque ocurre en una comunidad donde la transmisión es muy rápida, sobre todo porque la circunstancia es que el primer caso fue de una mujer que salió de la selva y vino a la ciudad para dar a luz».
«Se han propuesto medidas de aislamiento y de comunicación con el fin de ayudar a la comunidad a comprender mejor la magnitud de la situación y poder romper la cadena de transmisión de la enfermedad», concluye.
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