Es la Vuelta a España del cisma Israel y del jardín de los Emiratos Árabes. En la Farrapona, sus maravillosos lagos de Saliencia, los valles de los osos y la pureza de la naturaleza virgen, vence Marc Soler. Un ciclista que podría ser el … líder de cualquier equipo de primer nivel, pero que asume su condición de gregario en el multimillonario UAE.

Soler es un adicto a la Vuelta: casi una victoria cada año, 2017, 2022, 2024 y 2025. Van 14 etapas y UAE ha ganado siete, la mitad. Un monólogo al que le falta la guinda, el derrocamiento de Vingegaard, situación que se declara posible después del paso por Asturias. Dos colosos de alta montaña y ni un ataque del danés para separar a Joao Almeida. El portugués crece cada día.

La Vuelta es una sinfonía del UAE, el ‘dream team’ del ciclismo que acumula en sus filas a gregarios con estatus de líderes en cualquier otra formación. El problema de la abundancia se resuelve por parte de Matxín con una presencia apabullante en las carreras, también en la Vuelta.

Durante el trayecto del tremendo puerto de San Lorenzo que enlaza valles en Asturias con la escalada final a la Farrapona, UAE lanzaba cohetes en cabeza y en el pelotón. Por delante Marc Soler se encaminaba sorprendido, eufórico y feliz hacia su cuarta victoria en la Vuelta, el español en activo con más piezas en la colección.

Y por detrás, sus compañeros hacían sonar los tambores con un paso rotundo, tormentoso y veloz. Se preparaba el asalto de Almeida a Vingegaard, dos mundos, diésel el portugués, explosivo el danés. Y mientras Soler rodaba en busca de su triunfo.

«Teníamos calculado el tiempo -dijo el catalán-. Si Almeida soltaba a Vingegaard, yo debía parar para ayudarlo». Hace años Soler protagonizó un rabioso desafío a sus directores del Movistar cuando le obligaron a detenerse en similares circunstancias. «Pero hoy estaba tranquilo», aseguró.

La sensación es que Almeida crece, como crece su equipo, mientras Vingegaard deja pasar el vagón de las oportunidades y no tiene fuelle para ponerse a la altura del portugués o atacarlo en una arrancada. El mejor Vingegaard hubiera sido incontenible para cualquier ciclista del mundo, salvo Pogacar.

En medio de una realización que vuelve loco al personal, Soler se hizo fuerte en la montaña. Administró tres minutos al comienzo del puerto con mano maestra. Vingegaard y Almeida le dieron un bocado potente, solo 39 segundos en la cima que corona a un ciclista enamorado de la Vuelta a España.