Todavía falta para que a las 20:30 horas de este sábado 6 de septiembre arranque el concierto ‘Bravo, Nino’, pero los alrededores del Roig Arena ya son un hervidero de personas, pese a un cielo que amenaza tormenta y un viento de levante que da un respiro al calor de los últimos días. Desde primera hora de la tarde, grupos de amigos, familias enteras y parejas de todas las edades se acercan con calma para reconocer el terreno, hacerse ‘selfies’ frente a la fachada recién estrenada y comprobar de cerca la imponente estructura que, a partir de hoy, aspira a convertirse en el gran epicentro cultural de València.
Público de todas las edades
Es un evento intergeneracional. Niños y niñas acompañados por sus familias, matrimonios mayores, adolescentes y personas de mediana edad que dan vueltas por la gran explanada y jardín público y se dejan sorprender por una obra que ha cambiado la idiosincrasia del barrio de Quatre Carreres.
José Luís y Toñi, de Alaquàs, han llegado a las 5 de la tarde para asegurarse tener sitio para aparcar, una de las preocupaciones más repetidas a lo largo de la tarde. Han venido por ver un evento «que va a ser una vez en la vida», con un Nino Bravo que, aunque no es su cantante favorito, «es histórico». «Queríamos ver también el pabellón y los alrededores», explican, mientras reciben a otras parejas de amigos con quienes han quedado en la misma puerta del recinto.
«Compramos las entradas nada más salieron, creo que fue en mayo, porque nos gusta Nino Bravo de toda la vida y esto era una oportunidad que no podíamos perdernos», señalan María y Sandra, dos amigas que han llegado desde Torrent en metro hasta el centro de València y después hasta el Bulevar Sur, cuando ya es un reguero de gente acercándose para localizar las puertas de acceso, bien señalizadas y distribuidas para asegurarse un flujo de gente fluido.
De numerosas localidades
En el caso de Bea y Amparo, llegaron a las 16:30 horas desde Rafelbunyol, con la misma previsión que el resto: asegurarse de que llegaban con tiempo y situarse. «Nos gusta Nino Bravo, es de la Terreta, ayer mismo en las fiestas del pueblo toda la plaza cantaba sus canciones», señala. Añaden, además, que el concierto es especial por el listado de cantantes que le rendirán homenaje esta tarde: David Bisbal, Víctor Manuel, Vanessa Martín y hasta 20 artistas que esta mañana han hecho la prueba de sonido a puerta cerrada para que no falle nada.
El ambiente tiene algo de estreno histórico: se percibe la expectación de quienes saben que están a punto de entrar en un recinto que marca un antes y un después en la ciudad. Muchos recuerdan los homenajes improvisados a Nino Bravo tras su muerte, y subrayan lo simbólico de que sea precisamente él —o mejor dicho, sus canciones y su legado— quien inaugure este espacio monumental. “Es un orgullo que el primer concierto sea para Nino, es parte de nuestra historia”, comentan Manuel y Sara, llegados desde Aielo de Malferit, su localidad natal.
Expectación y curiosidad
En los accesos, la conversación se reparte entre la curiosidad por la acústica, la comodidad de las instalaciones y la emoción de ver cómo València se sitúa en el mapa de los grandes recintos europeos. Algunos comparan el Roig Arena con los pabellones de ciudades como Madrid o Barcelona, otros celebran la iniciativa privada de Juan Roig, que ha apostado por levantar este complejo con una clara vocación de permanencia y modernidad.
Mientras, una veintena de personas del equipo de seguridad recibe órdenes bajo la gran pantalla led que anuncia el evento de esta noche: ‘Bravo, Nino’. Escuchan las indicaciones del encargado, mientras otros empleados de la plantilla del Roig Arena se pasean por la explanada atendiendo dudas de los asistentes.