Mary Ann Evans sigue siendo un nombre bastante desconocido, cabe imaginar la posibilidad de que mencionarla durante la sesión de un buen club de lectura solo logre que muchos de los presentes se pregunten quién es esa nueva autora; incluso su seudónimo, George Eliot, no parece disfrutar de la fama y reconocimiento que debiera, dada su indiscutida condición de escritora fundamental de las letras inglesas. Y con la intención de iluminar al lector español sobre su vida llega a las librerías ‘Cómo empecé a escribir ficción (Diarios de una novelista)’ (el Paseo, 2025), volumen que recoge por primera vez en nuestro idioma una selección de los diarios de la autora de ‘Middlemarch’. Seleccionados, traducidos y comentados por el escritor y editor Gonzalo Torné, los diarios de Eliot han quedado reducidos en ‘Cómo empecé a escribir ficción (Diarios de una novelista)’ a un tomo de menos de 150 páginas. Tampoco parece que la inglesa fuera fiel y constante en la tarea de relatar su día a día, o eso explica Torné en su comentario inicial, un texto apasionado que da buena cuenta de la admiración y respeto del escritor catalán por la autora de ‘El molino del Floss’. El criterio elegido ha sido el de reunir aquí las entradas dedicadas a la escritura de sus novelas, aquellas sobre sus relaciones con otros escritores y todas las que detallan esas incidencias propias de una vida dedicada a la literatura. Sin duda, la de Torné se revela como una decisión muy acertada, porque este pequeño libro nos da la medida justa de intimidad en la vida y procesos de una escritora. «Septiembre de 1856 marcó un antes y un después en mi vida. Fue el momento en el que me decidí a escribir ficción. La idea flotaba desde siempre en mi cabeza como un sueño vago. Aunque la novela que iba a escribir variaba de una época a otra de mi vida. Pero sobre el papel apenas había escrito un capítulo donde describía un pueblecito de Stafforsdhire y la vida que llevaban en sus granjas. Nada más durante años». Así comienza este libro, en lo que parece más un artículo de prensa que la entrada de un diario. Tras este primer texto, de mayor extensión, sí que se encuentran entradas más convencionales, fechadas y ordenadas de forma cronológica. Aunque algunos años apenas casi tienen un par de páginas, otros se nos presentan muy cargados de contenido. Este libro quiere ofrecernos «un manual de supervivencia de la vida de un escritor», y quizá esa sea una pretensión algo excesiva. No es que Eliot dejara en sus diarios un reflejo de todas las dificultades que una mujer debía enfrentar para desarrollar una carrera literaria en el siglo XIX, o las propias de una mujer cuyo matrimonio nació de un adulterio bien publicitado, lo que señaló su vida privada en la sociedad conservadora de su tiempo. Sí que encontramos en estas páginas un relato de las tareas y motivaciones de Eliot, así como descubrimos el origen de muchas de sus novelas; y estos textos también nos abren las puertas a su cotidianidad, y a una buena parte de su intimidad, pero que nadie se acerque esperando descubrir grandes y ocultos secretos, poco o nada de eso tenemos en ‘Cómo empecé a escribir ficción’. Entre las materias que aparecen bien reflejadas en las entradas de los diarios de Eliot, destacan las que tratan de sus muchos viajes -una parte de su vida en común con su marido, el filósofo George Henry Lewes, necesitó de bastantes estancias fuera de Inglaterra por lo escandaloso de su relación-. Y por eso llama la atención de forma poderosa la ausencia casi total en el libro de menciones a su largo viaje al sur de España, pese a que sin duda alimentó el poema dramático ‘La gitanilla española’ (1867). Como sucede con todos los diarios de escritores, con pocas excepciones, no debemos esperar en ellos la brillantez de los trabajos que les han dado la fama, y que suelen ser el motivo por el que rebuscamos ansiosos entre sus escritos personales. De nuevo, Eliot cumple con la norma, y son muy pocos los pasajes que recuerdan a la escritura de sus novelas. «Mañana desganada por culpa del dolor de cabeza», escribió sobre el 2 de julio de 1860. ¿Qué nos aporta eso? Poco, salvo que la reiteración de ese mal a lo largo de los años sí nos permite entender algo de su vida y de las dificultades propias de enfrentar la ardua tarea de escribir con tanta detalle y profundidad como lo hacía ella en esas condiciones. Por supuesto, este libro merece la pena, y mucho, y se revela como un acierto su publicación por todas aquellas entradas en las que Eliot relata su manera de afrontar la escritura. Hay mucho que aprender de este libro.
Cómo empecé a escribir ficción. Diarios de una novelista
Autora: George Eliot
Editorial: El Paseo
Traducción: Gonzalo Torné
Páginas: 160 pp.
Precio: 21,95 €