El director navarro del Red Bull-Bora, Patxi Vila, analiza con MARCA en Avilés el papel de su equipo en LaVuelta, la solidez de Jai Hindley, la llegada de Evenepoel, el futuro de Roglic y la presión que sufren los jóvenes talentos en el ciclismo moderno.
Avilés respira ciclismo. En la previa de la 14ª etapa de LaVuelta 2025, el ambiente es de nervios contenidos: protestas en carretera, favoritos desgastados y un Red Bull-Bora que, poco a poco, se ha convertido en uno de los grandes agitadores de la general. Al frente, un navarro que conoce el oficio desde dentro: Patxi Vila. El exprofesional y ahora jefe de rendimiento del conjunto germano atiende a MARCA con la serenidad de quien sabe que el plan va funcionando.
“La idea era venir a volar por debajo del radar, que casi nadie se diera cuenta de que estábamos ahí hasta ahora. El objetivo realista sigue siendo el podio”, explica Vila. Y ese plan tiene nombre propio: Jai Hindley. El ruso, curtido ya en grandes batallas, se está mostrando sólido en los grandes puertos, con una prestación muy seria en el Angliru que le ha colocado como candidato a todo. “Sabíamos a lo que veníamos y cómo estaba. La caída en el Giro, que parecía un revés, al final se ha convertido en una ventaja porque nos permitió diseñar una preparación específica”, detalla Vila. La Vuelta, dice, era cuestión de ir de menos a más, y el guion se está cumpliendo.
Una Vuelta agitada
La ronda española está marcada por las protestas contra la presencia del Israel-Premier Tech. Vila no se desvía: “Nosotros nos dedicamos a dar pedales y competir. Es lo que podemos aportar a la sociedad. La gente disfruta viendo carreras y ciclistas. Lo demás, no lo podemos controlar”.
El Red Bull-Bora, sin embargo, vive también con la vista puesta en el futuro. La llegada de Remco Evenepoel al bloque es uno de los grandes movimientos del mercado. “Es un grandísimo fichaje, está claro. Un corredor enorme que llega el año que viene y que aportará todo lo que se espera de él”, comenta el navarro.
Y, por supuesto, aparece el nombre de Primoz Roglic, una de las grandes figuras del equipo y del ciclismo mundial. Sobre los rumores de retirada anticipada, Vila es claro: “Eso debería preguntárselo a él o a mis jefes, pero no le veo dejándolo todavía. Tiene proyectos personales y el equipo cuenta con él. Estoy convencido de que seguirá dando espectáculo”.
La situación de Oier Lazkano
Oier Lazkano vive un momento lleno de incógnitas. Tras ser fichado por Red Bull-Bora para este 2025 como una de las grandes promesas españolas, su temporada se ha visto marcada por problemas de salud que le impidieron rendir en las clásicas de primavera. Después de un inicio irregular y varios abandonos, su última aparición fue en la París-Roubaix del 13 de abril. Desde entonces, no ha vuelto a competir, el equipo ha guardado silencio y el propio corredor ha borrado recientemente algunas redes sociales, aumentando el misterio sobre su situación.
El caso sorprende porque Lazkano llegaba con un historial brillante tras su paso por Movistar, donde se lució en clásicas, ganó el campeonato de España y dejó huella en el Tour y en la Vuelta. Ahora, con su actividad en Strava interrumpida desde mayo y sin noticias oficiales más allá de un comunicado en abril sobre sus problemas físicos, el silencio genera especulaciones. Vila sólo pudo indicar esto: «La verdad que no puedo comentar por nada por directrices del equipo», contestó.
La fatiga y los jóvenes
Más allá del día a día, Patxi Vila aprovecha para reflexionar sobre el estado del ciclismo moderno, donde las jóvenes estrellas lo ganan todo a los 20 años pero se encienden debates sobre su longevidad. “El ciclismo refleja la sociedad: hemos perdido la paciencia. Queremos resultados rápidos e intensos, y eso pasa factura. Yo creo en el desarrollo pausado, en los equipos de formación, en llegar a profesionales con 22 o 23 años, no con 18”, sostiene.
Para Vila, la media de una carrera en la élite sigue siendo de 10 a 12 años. “Si empiezas con 18, acabarás con 28 o 30. Si empiezas con 22, puedes llegar a 33 o 35. Casos como el de Valverde son excepcionales”, apunta. Por eso insiste en que el ciclismo moderno necesita calma, aunque reconoce que la dinámica global empuja a la inmediatez.
Un final abierto
De cara al desenlace de esta edición, Vila anticipa sorpresas. “La Vuelta nunca defrauda. Queda mucha montaña, mucha fatiga acumulada y siempre hay quien desaparece y quien emerge en la tercera semana”, concluye.
Con Red Bull-Bora ya instalado en la batalla grande, la sombra estratégica de Patxi Vila planea sobre el equipo. El navarro lo tiene claro: llegaron para competir sin hacer ruido y, a falta de una semana, son ya uno de los protagonistas de la carrera.