Clare Quilty, en ‘Lolita’ (1962)
El primero de los personajes que Sellers interpretó para Stanley Kubrick, némesis del pedófilo Humbert Humbert, aparece en pantalla un total de unos 10 minutos en la película, pero aun así la actuación del actor es considerada uno de sus mayores logros. Kubrick entendía que Sellers no era solo un maestro del disfraz, sino también alguien que escondía bajo maquillaje, acentos y vestuario la poca identidad que tenía ; por eso, darle el papel de una figura fundamentalmente vacía -y profundamente siniestra- fue una decisión tan brillante como lógica.
Dr. Strangelove, en ‘¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú’ (1964)
Sellers interpretó tres papeles en su segunda película con Kubrick -iba a encarnar también un cuarto, pero se lesionó antes del rodaje-, y está excelente tanto en la piel del infortunado oficial británico de la RAF Lionel Mandrake, de rigidez imperturbable, como en la del incompetente presidente estadounidense Merkin Muffley, que intenta en vano apaciguar a su borracho homólogo ruso. Pero es el doctor Strangelove, científico supuestamente parapléjico en su día al servicio de Hitler que se esfuerza permanentemente por reprimir el impulso de hacer el saludo nazi, el personaje más memorable del filme. Su momento más icónico, cuando se pone de pie y grita “¡Mein Führer, puedo caminar!” ha sido parodiado incontables veces.
Inspector Clouseau, en ‘La pantera rosa’ (1963), ‘El nuevo caso del inspector Clouseau’ (1964), ‘El regreso de la pantera rosa’ (1975), ‘La pantera rosa ataca de nuevo’ (1976) y ‘La venganza de la pantera rosa’ (1978)
El personaje más querido de Sellers es, por supuesto, el torpe y totalmente imperturbable inspector Clouseau, al que interpretó en cinco películas. Clouseau es un idiota que viste una gabardina propia de Humphrey Bogart y se cree el mejor detective desde Sherlock Holmes aunque nada podría estar más lejos de la verdad. En su piel, el actor ofreció algunos de los momentos de ‘slapstick’ más brillantes de la historia del cine y se ganó comparaciones con Charles Chaplin y Buster Keaton.
Hrundi V. Bakshi, en ‘El guateque’ (1968)
El actor se pintó literalmente la cara de marrón -algo inconcebible en la actualidad- para dar vida a este entrañable y bondadoso bufón de origen indio invitado por error a una exclusiva fiesta en las colinas de Hollywood. El pobre diablo pasa la velada intentando recuperar su zapato del complicado sistema de fuentes y canales interiores de la casa, escuchando a una cantante mientras soporta con una mueca educada la agonía que le provoca estar haciéndose pis y entregándose a un vertiginoso crescendo de caídas, gags visuales y caos absoluto. Es una caricatura burda, pero hilarante.
Chauncey Gardiner, en ‘Bienvenido, Mr. Chance’ (1979)
El protagonista de la inolvidable sátira negra de Hal Ashby es una especie de lienzo en blanco, alguien sin personalidad reconocible que copia comportamientos vistos en la televisión y cuyos consejos hortícolas son tomados por algún motivo como profundas perlas de sabiduría filosófica, lo que lo lleva a convertirse en heredero de una fortuna y posible candidato presidencial. Posiblemente, su mejor trabajo en el cine. Estuvo nominado al Oscar por él, y debería haberlo ganado.
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