En España, el paisaje urbano está cambiando. En los últimos años, se ha podido observar que la nueva moda arquitectónica está marcada por la construcción de grandes edificios con fachadas de franjas blancas y negras. Estos son los denominados ‘edificios cebra’. El nombre surgió a raíz de que un arquitecto creara un perfil de Instagram de forma irónica y también como denuncia ante la creciente oleada de construcciones de este estilo, que ha abierto el debate sobre el tipo de urbanismo que está adquiriendo el país. 

El término popularizado por @bloque_cebra en Instagram, ha ido calando poco a poco hasta conseguir que los propios usuarios fotografíen estas fachadas, que están apareciendo en la periferia tanto de ciudades grandes como de ciudades pequeñas. Parece que han nacido como una apuesta de estética moderna y minimalista, pero la verdad, según este arquitecto, es otra. 

¿Qué son los edificios cebra?

«Como cualquier otro producto comercial, la cebra busca el mayor beneficio económico mediante la estandarización y la economización», cuenta el arquitecto detrás de la cuenta. Este profesional del sector utiliza así este medio para explicar que en estas construcciones recientes «los valores y cualidades arquitectónicas y urbanísticas como la escala humana, la materialidad o la relación con el contexto son completamente obviadas». 

Para el profesional, hay un claro objetivo económico en estas construcciones. Además, cuenta que este tipo de diseño es «resultado de una cadena de montaje en la que las diferentes partes están ya preparadas». Así pues, la propia creatividad del arquitecto, como la de urbanistas y paisajista «quedan relegados a tareas técnicas secundarias»

Un edificio sin diseño que esconde un problema de urbanismo

«La cebra no es solo una cuestión estética, es el síntoma de un sistema que construye sin intención«, alerta el arquitecto, que, además, denuncia que las tareas de su sector quedan reducidas a «cumplir la normativa». Esto da lugar a un problema de urbanismo en el que las ciudades empiezan a crear barrios que, según el profesional, quedan «indiferentes». Así pues, asegura que el «cebrismo no es estética, es pasotismo urbano».

El problema urbanístico se concentra aún más en el modelo de construcción basado ahora en el pack: vivienda en urbanización que incluye garaje privado, piscina, jardines, pista de pádel e incluso gimnasio o spa. Esto da lugar a que no emerjan comercios en las avenidas, porque toda la comodidad se encuentran en el interior del edificio. 

«La cebra no solo ignora su entorno, lo rechaza», explican desde la cuenta. Así pues, los barrios cada vez se irán convirtiendo en calles desérticas donde habrá pocos encuentros y donde la conexión con la naturaleza no existirá. «Es el símbolo que pretende suplir la falta de urbanismo digno», denuncian desde @bloque_cebra.