El festejo taurino de Villanueva del Arzobispo había llamado poderosamente la atención de los muchos y buenos aficionados que hay en toda la comarca de … Las Villas. La presencia en el cartel de ‘Morante de la Puebla’ centraba toda la atención. Es el torero más esperado de la actualidad y eso crea un ambiente taurino de lo más especial, con comentarios de todo tipo, que, en algunos casos no es ni beneficioso.
Al llegar a Villacarrillo, localidad cercana a Villanueva del Arzobispo, unos aficionados nos preguntaban si ‘Morante de la Puebla’ iba a torear esa tarde. Acababa de reaparecer después de un serio percance a principios de agosto y esa incógnita estaba presente en esos aficionados que especulaban con su presencia o no en la misma. Resuelta la duda, esos buenos aficionados se acercaron a Villanueva del Arzobispo para disfrutar de una gran tarde de toros con la presencia de ese torero único que estos momentos es el más esperado.
Villanueva del Arzobispo se convirtió en la tarde en el epicentro taurino. Todo el mundo pendiente de ‘Morante’ y de su actuación. Y todos esperando a que sacara la varita mágica de su toreo para brillar y deslumbrar una tarde más, para seguir conquistando el corazón de unos aficionados que se cuentan por legión y que lo siguen en peregrinación allá dónde se anuncie.
Pero el cartel organizado por la empresa Arenas de San Nicasio tenía otras notas de interés más que interesantes. Un festejo de carácter mixto con la presencia de Diego Ventura que tuvo una actuación realmente importante y Alejandro Talavante, torero querido en Villanueva del Arzobispo que volvió después del gran triunfo que cosechó el año pasado indultando un toro de la ganadería de Sancho Dávila.
Cartel completo y variado en una tarde que tenía todo para que fuera un acontecimiento taurino de primer nivel. A eso de las seis y media de la tarde, cuando sonaron clarines y timbales, el majestuoso y bellísimo coso taurino registraba una entrada completa, llegando finalmente a colocar el deseado cartel de «no hay billetes». Hacía mucho tiempo que no se veía un acontecimiento cómo este. Las colas de entrada daban la vuelta a la plaza.
Diego Ventura
Encabezaba la terna del cartel mixto, el rejoneador Diego Ventura. Su temporada está siendo realmente excepcional. Una más dentro de una trayectoria que lo ha colocado con letras de oro en la historia del rejoneo.
En esta campaña que encara su recta final ha sacado caballos nuevos que le están dando unos magníficos resultados. Junto a los nuevos equinos, están los consolidados, haciendo una mezcla que ha funcionado perfectamente durante toda la temporada.
En primer lugar lidió a un astado de María Guiomar Cortés de Moura que resultó muy noble y colaborador. Colocó dos rejones de castigo, mejor el segundo que quedó en todo lo alto.
El tercio de banderillas fue realmente bueno. Aprovechó las virtudes de su oponente para templar de costado al hilo de las tablas poniendo la plaza en pie. Otro tanto hizo en los pares al quiebro a lomos de Quitasueños, ajustándose a milímetros de los pitones.
La actuación de Diego Ventura vino a demostrar la categoría de un rejoneador que vive en permanente estado de gracia. Finalizó su labor colocando tres cortas en la suerte del violín y dos rosas. El rejonazo final quedó en todo lo alto, tirando al buen toro patas arriba. Pidieron con mucha fuerza los máximos trofeos, cortando finalmente dos orejas que paseó entre clamores.
Con el cuarto, otro toro noble pero de menor clase que su antecesor, volvió a repetir una actuación similar. Soberbio en los pares y en los adornos, destacando en un par sin el cabezal que fue extraordinario. El rejonazo a la segunda fue definitivo, cortando los máximos trofeos.
Morante de la Puebla
El diestro cigarrero José Antonio ‘Morante de la Puebla’ llegó a su tarde de Villanueva del Arzobispo después de una temporada tremenda en lo artístico. Sevilla, Madrid, Pamplona, son ejemplos de actuaciones que han marcado la campaña no sólo del torero sevillano, también del toreo en general. El listón lo ha puesto tan alto, que hasta el propio ‘Morante’ lo tiene difícil de superar.
Su percance en Pontevedra puso en duda su continuidad en los ruedos en lo que resta de temporada. Fueron especulaciones, una más, de las muchas que se dicen del sevillano.
En la tarde, tuvo en primer lugar a un toro de Juan Pedro Domecq. Desde que salió se le vio que no andaba sobrado de fuerzas. Intentó ‘Morante’ estirarse a la verónica, alguna de ellas tuvieron buen trazo, al igual que alguna ‘chicuelina’, pero sin redondear nada. Un picotazo escaso, formándose una fuerte protesta por parte del público ante la endeblez del Juan Pedro. El tercio de banderillas se realizó ante la bronca generalizada del público pidiendo la devolución del cornúpeta. El presidente decidió dejarlo en el ruedo de forma incomprensible.
La faena de muleta fue un visto y no visto. Al segundo muletazo del sevillano, el toro de Juan Pedro Domecq se echo al suelo ante la decepción de Morante de la Puebla y el enfado del respetable.
Cuando consiguieron levantarlo, el diestro espada en mano decidió acabar con él de una estocada entera. El público abroncó al toro, recibiendo una cariñosa ovación el torero desde el callejón.
Con el quinto, segundo de su lote, de la ganadería de Daniel Ruiz, salió arrebatado. Dos largas de rodillas en el tercio, chicuelinas y serpentina para enloquecer a los tendidos.
Después del alboroto todo se vino abajo. Brindó al público, realizando una labor corta pero intensa. Dos tandas sobre el lado izquierdo y una sobre la diestra. Nada más y nada menos. Toreo erguido, a media altura intentando someter la no buena embestida del toro de Daniel Ruiz.
Hubiera cortado una o dos orejas si hubiera entrado la espada a la primera, pero un pinchazo hondo y varios descabellos dieron al traste con la ilusión de la gente. La ovación final fue muy cariñosa.
Alejandro Talavante
El diestro extremeño volvió a torear en nuestra provina, tras su actuación del pasado sábado en Andújar. Un viaje cortito tras un triunfo de tres orejas dentro de una actuación en la que brilló en momentos aislados. No fue su mejor tarde, pero el público premió su aparente entrega.
En Villanueva del Arzobispo se le quiere, algo que se puso de manifiesto cuándo se abrió de capote con el tercero de la tarde, primero de su lote. Pero el toro que le cupo en suerte en su primer turno tampoco le dio opción de lucimiento. Al contrario, se movió mal, no dejando estirarse al diestro extremeño. En los siguientes tercios no mejoró la cosa, aunque pudimos ver la solvencia de la cuadrilla de Talavante.
Su faena de muleta la inició el torero en el tercio queriéndose salir a los medios. En esos terrenos montó una labor templada, limpia y de escaso ajuste. El toro de Juan Pedro Domecq tuvo nobleza, se movió, pero con una embestida muy sosa y saliendo de cada embestida con la cara a media altura.
Alejandro Talavante estuvo mucho tiempo de él, consiguiendo sus mejores momentos en el tramo final, dónde imprimió variedad en los remates. El punto y final llegó con unas ‘manoletinas’ algo desairadas ante el escaso celo del toro a esas alturas de la lidia.
Hubiera tenido premio la labor del diestro, pero cuatro pinchazos y un descabello dejaron al bueno de Talavante sin premio y unas palmas de consuelo.
Con el último de la tarde, otro toro parecido a sus antecesores, muy justo de fuerzas y noble, Alejandro Talavante se lució en el recibo a la verónica, para realizar una labor de muleta en el que intentó por todos los medios encontrar el lucimiento.
Lo encontró por momentos, pero de forma aislada ante la nula condición del toro de Juan Pedro Domecq.