Con una excelente organización, por parte de la empresa que gestiona el que fuera matador de toros Pablo Santana, Alaejos estrenó su plaza de toros con un lleno a rebosar y un festival para recordar en una tarde de nubes y claros, pero de agradable temperatura. Mucha juventud y belleza en el tendido.
Hubo acto inaugural con autoridades municipales y otros paisanos recibiendo placas, como los diestros locales, que fueron viejas glorias del pueblo: Leonardo Machado «El Machote» y Jesús Ojeda. También recogieron este reconocimiento el Consistorio, el empresario y los diestros participantes en el festival.
Entre las autoridades destacamos a una alaejana especial: Raquel Alonso, que representa a la Junta de Castilla y León como delegada en Valladolid, siendo la máxima autoridad en materia taurina en la capital y provincia.
Presidió el festejo el alcalde, Carlos Mangas, acompañado por las reinas de las fiestas en honor de la Virgen de la Casita.
Jorge Manrique
Por delantales y vistosas chicuelinas recibió Jorge Manrique al primer eral de la tarde. Una fecha de recuerdo allá por 1985, cuando el diestro lasecano tomaba la alternativa en el coso del Paseo de Zorrilla. Cuarenta años han pasado y nos encontramos a un Manrique recordando esa efemérides, pero ahora con sesenta y un tacos encima.
Apenas se le notó, Jorge se había preparado a conciencia físicamente (porque el toreo lo lleva en la cabeza y en el corazón). Manrique demostró que sigue siendo un buen muletero, con ese toreo alegre y variado que ha practicado durante toda su carrera como matador de toros. Toreó bien por ambos pitones y se sintió a gusto, se lució y lució al gran novillo de su amigo Loren Espioja. Nos deleitó con esos remates por faroles, cambios de mano sublimes y trincherillas con olor sevillano.
La zurda, además de torear, le sigue sirviendo a Manrique para estoquear. Tras un espadazo utilizó la cruceta y el buen novillo dobló. Jorge paseó las dos orejas y al eral se le dio la vuelta al ruedo.
Diego Urdiales
El veterano diestro riojano, en calidad de mago del toreo, se sacó de la chistera tres series al natural ante un eral, (un torito) que tenía su genio, y al que tuvo que tirar de doblones poderosos para poder pararle los humos…
También disfrutamos con los derechazos profundos, y con las trincherillas y adornos llenos de torería plena.
Lección magistral y primorosa del de Arnedo que mató arriba con limpieza y efectividad. Dos y rabo y vuelta al ruedo al eral. A Urdiales le acompañó en el callejón su eterno apoderado Luis Miguel Villalpando. Por cierto, sólo cobraron los gastos. Detallazo.
Alejandro Marcos
Buen saludo capotero de Alejandro Marcos ante un eral pegajoso y flojo. Pero que luego se vino arriba, fue de menos a más y, aunque nunca humilló, permitió al diestro de La Fuente de San Esteban exhibir sus excelentes maneras con la zurda. Elegancia, torería y empaque fue lo que ofreció el salmantino en esta tarde inaugural. Lástima de la espada, su punto débil, aunque el novillo tampoco ayudó ya que levantaba la cara en cada encuentro. Pero ahí quedó la belleza de su arte. Paseó una oreja generosa de un público entusiasta,
Brindó a la Banda de Música de Tordesillas que dirige Pepo Núñez, unos músicos que dieron categoría al coso y que amenizaron la tarde brillantemente con sus pasodobles.
Daniel Medina
El novillero de Laguna de Duero, por su actuación, dio la impresión de llevar toreados numerosos festejos esta temporada, pero tan solo ha toreado en dos festivales con el de hoy. Y es triste, porque Daniel es un pedazo de torero, por su finura, su torería, su elegancia, y por su forma tan clásica de ejecutar las suertes. Pero ¡ay la espada!
Sorteó otro novillo (que brindó a Jorge Manrique) de vuelta al ruedo; un animal nobilísimo y bravo, incansable y repetidor, a pesar de perder las manos en los primeros compases. Mejor con la zurda, con la que citó de frente y dando el pecho en unos pasajes bellísimos mostrando su calidad.
Faena completísima la de Medina, llena de clasicismo y de bellos matices como unos perfectos circulares y otro pasaje interesante con la pierna genuflexa. Hasta de rodillas mostró su torería rematada con una arrucina. Pero no culminó con la espada como debiera. Paseó una cariñosa oreja y al novillo se le dio la vuelta al ruedo.
En definitiva tarde para recordar. Y, sobre todo, por aumentar la cuota de plazas de toros fijas en la provincia. ¡Enhorabuena, Alaejos!