La lámpara a la que se subió la niña
El incidente ocurrido a principios de septiembre en la galería Orler de Jesolo, en Italia, ha puesto en evidencia los riesgos que enfrentan las obras de arte contemporáneo expuestas sin protección adecuada algo que, lamentablemente, lleva siendo noticia en los últimos tiempos.
Una niña de cinco años, de nacionalidad polaca, logró acceder a una de las piezas más valiosas de la muestra y, en su intento por dibujar sobre una tela blanca estimada en 200.000 euros, terminó dañando también una escultura de oro de Carlo Pecorelli.
Según la información publicada por la prensa italiana, entre ellas el Corriere della Sera, la menor se separó momentáneamente de la vigilancia de su madre y se dirigió hacia la obra de Castellani, una tela blanca cuyo valor ronda los 200.000 euros.
Para alcanzar la superficie de la pintura, la niña decidió subirse a “Athéna d’or”, una escultura de araña realizada en oro de 24 quilates por el mismo autor. El peso de la menor provocó que una de las patas de la escultura se rompiera, lo que generó daños inmediatos tanto en la pieza de oro como en la obra pictórica.
Carlo Pecorelli
El personal de la galería intervino rápidamente, pero los daños ya se habían producido. Carlo Pecorelli expresó su preocupación por la seguridad en las exposiciones, señalando: “En todas las exposiciones, grandes o pequeñas, y sea cual sea el valor de la obra, se requiere una gran prudencia y sistemas de prevención adecuados, como vitrinas y sensores”.
Respecto a la reparación de su escultura, el artista precisó: “Debe ser reparada, soldada, pulida y devuelta a su dorado de 24 quilates. Son operaciones que no puedo realizar yo mismo, sino que deben ser confiadas a una empresa especializada”.
Además, Pecorelli reconoció que la situación podría haber sido más grave, ya que junto a la obra de Castellani se encontraba otra pieza de Alighiero Boetti, cuyo valor total asciende a 500.000 euros.
El episodio ha suscitado un debate sobre la responsabilidad de los adultos en la supervisión de menores dentro de espacios culturales y sobre la fragilidad de ciertas obras expuestas sin protección.
Algunos comentarios recogidos en medios y redes sociales han cuestionado tanto la falta de vigilancia por parte de la madre como la decisión de la galería de exhibir piezas tan delicadas al alcance del público.
Se ha señalado la vulnerabilidad de la escultura de oro, argumentando que, si una niña de 20 kg puede romper una pata, cualquier visitante podría causar daños similares o incluso sustraer fragmentos de la obra.
Otras voces han subrayado que la solidez de una pieza artística no exime a los responsables de la custodia de los menores de su deber de vigilancia.
Noticias del día 08 de septiembre del 2025
Además, se ha relativizado la gravedad del daño, recordando que no se trataba de obras de artistas como Rodin o Murillo. La discusión también ha derivado en reflexiones sobre la percepción de la infancia y la responsabilidad parental en contextos públicos, así como en comparaciones históricas sobre la consideración de la edad en distintas culturas y épocas.