La furia, segundo largometraje dirigido por Gemma Blasco, se ha convertido en uno de los títulos más comentados del año, especialmente tras su estreno en HBO Max, donde lo delicado de su propuesta y su audaz enfoque han conquistado a los espectadores atraídos por el cine que desafía las convenciones. Desde su estreno el 18 de julio, la cinta ha logrado consolidar un lugar destacado en la cartelera digital, alcanzando en los últimos días el número uno del ranking de la plataforma.
La furia narra la historia de Alex (Ángela Cervantes), una joven actriz que sufre una agresión sexual durante una fiesta de Nochevieja. La imposibilidad de reconocer a su agresor y la reacción distante de su entorno, especialmente de su hermano Adrián (Àlex Monner), sumen a Alex en un ciclo de aislamiento, culpa y rabia.
Adrián, consumido por su propio enojo, toma decisiones que lo alejan aún más de la comprensión y el apoyo que su hermana necesita. Así, a lo largo de un año, Alex enfrenta la soledad y el dolor, encontrando en el teatro, a través del personaje vengativo de Medea, la única forma de canalizar su furia y reconstruirse emocionalmente.
Un estudio psicológico
La película aborda temas tan delicados como los abusos sexuales y la violencia de género, con un enfoque que no busca la complacencia del espectador, sino confrontar la realidad de manera directa y honesta. Ángela Cervantes ofrece con su interpretación de Alex un estudio psicológico profundo del trauma, mientras que la evolución de Adrián refleja cómo la rabia puede derivar en decisiones destructivas cuando no se acompaña de comprensión y diálogo.
Producida por Ringo Media, RTVE, Filmin y Aragón TV, y distribuida por Filmax, La furia cuenta con una duración de 107 minutos y ha recibido en páginas como Filmaffinity una valoración media de 5,9 por parte de los usuarios, basada en más de 1.500 votos . Además de en HBO Max, la película también puede verse en Filmin y Movistar Plus + bajo suscripción.
Una historia de resiliencia
Lo que distingue a La furia no es solo la fuerza de su historia, sino su capacidad para poner el foco en la resiliencia femenina frente a situaciones extremas, utilizando el teatro como metáfora de confrontación y liberación. La película no ofrece soluciones fáciles, pero sí propone una reflexión necesaria sobre cómo el dolor y la rabia pueden transformarse en fuerza creativa y autodefensa emocional.
En un panorama donde muchas producciones evitan enfrentarse a temas incómodos, La furia se erige como un ejemplo de cine valiente, capaz de emocionar, incomodar y generar debate. La película confirma que el cine español contemporáneo sigue encontrando formas de explorar la complejidad humana desde enfoques diferentes.