Varios visitantes en una sala inmersiva en Casa Batlló. Imagen cortesía Casa Batlló.
Ubicada en el número 43 del Passeig de Gràcia de Barcelona, la Casa Batlló es una de las obras más emblemáticas de Antoni Gaudí y un icono universal del modernismo catalán. Aunque el edificio fue construido en 1877, entre 1904 y 1906 fue objeto de una profunda remodelación por encargo del industrial textil Josep Batlló, convirtiéndose en una obra maestra de la arquitectura que, en piedra, vidrio, madera y hierro, contenía las fuerzas ondulantes de la naturaleza.
En 2005, la Casa Batlló fue reconocida como Patrimonio Mundial de la UNESCO dentro del conjunto de obras maestras de Gaudí, en reconocimiento a su valor universal excepcional y su aportación única al arte y la arquitectura. Desde 1993 es propiedad de la familia Bernat, y actualmente está gestionada de forma independiente por un equipo que ha apostado no solo por preservar la esencia patrimonial de la Casa, sino también por proyectarla hacia el futuro a través de la innovación museística.
Bajo la dirección de Gary Gautier, CEO desde hace más de una década, Casa Batlló ha vivido una profunda transformación que combina la restauración rigurosa de sus espacios originales con una decidida apuesta por la tecnología y la inclusión social. La visita actual propone una experiencia capaz de cumplir las expectativas y los anhelos tanto del experto en arte como del visitante que viaja solo o en familia. Esta vivencia trasciende los muros de la casa: proyecciones de videomapping en la fachada, un escape room por las calles aledañas o sus pódcast son algunas de las extensiones que hacen que la «experiencia Batlló» acompañe al visitante a través de los cinco sentidos.
La innovación no se limita a la tecnología, puesto que Casa Batlló funciona bajo un modelo de gestión horizontal, sin organigramas ni jerarquías, donde cualquier miembro del equipo puede proponer ideas y liderar nuevos proyectos. Esta filosofía ha contribuido a crear un entorno creativo y dinámico que se refleja en las múltiples iniciativas impulsadas desde la institución.
Una de las apuestas más significativas ha sido la combinación de innovaciones que sorprenden e ilustran al visitante. Entre los ingredientes de la visita destaca la audioguía, tanto por su calidad de contenido como por su diversidad de idiomas y la banda sonora, así como la sutil ambientación aromática de algunos de los espacios. Otros componentes diferenciales son las tabletas, con las cuales incrementar las estancias con explicaciones adicionales a través de realidad extendida; las salas inmersivas, a modo de llaves para entrar en la mente creativa del artista, y los cuadros vivientes que conectan pasado y presente. En definitiva, una experiencia phygital completa y coherente. Casa Batlló también sobresale por su colaboración con destacados artistas digitales internacionales como Refik Anadol, Sofia Crespo y Quayola, creadores que, mediante inteligencia artificial y arte generativo, exploran, como Gaudí en el siglo XIX, los vínculos entre naturaleza, arte, arquitectura y tecnología.
Este esfuerzo creativo se ve plasmado en los más de cuarenta premios nacionales e internacionales que, hasta la fecha, han reconocido la excelencia en innovación cultural y gestión de patrimonio de Casa Batlló, que se consolida como ejemplo de cómo un edificio histórico se puede reinterpretar para conectar emociones del pasado y del presente de una forma tan original como sostenible.
En esta ocasión entrevistamos para Jot Down a Gary Gautier, CEO de Casa Batlló. Primero como director de innovación y poco después como CEO, Gary Gautier ha desplegado en Casa Batlló su alma de inventor, con un proyecto museístico pionero, una apuesta por la inclusión laboral de personas neurodivergentes y una transformación del modelo de gestión. Casa Batlló lleva años batiendo récords de visitantes y satisfacción, y acumulando premios internacionales desde los pilares de una organización viva: la responsabilidad individual, la plenitud de las personas y el propósito evolutivo de la organización.
Formado en ADE por la UB (España), en Business Management por Maastricht School of Management (Holanda) y posteriormente en Singularity University (EE. UU.), Gary dio sus primeros pasos en la consultora estratégica Deloitte España y, posteriormente, impulsó una iniciativa educativa para minimizar la escasez energética en países en vías de desarrollo, un proyecto gestado en Silicon Valley y apadrinado por Google y la NASA. Gary es un apasionado de las nuevas tecnologías, la ingeniería creativa, la gestión de personas y el deporte, y sigue la estela de una familia con una brillante tradición emprendedora, iniciada por su abuelo, inventor de los Chupa Chups.
Antes que nada, muchas gracias, Gary, por tu amabilidad para contestar a estas preguntas, con las que estamos seguros de que muchas más personas van a desear conocer la experiencia mágica que propone Casa Batlló a sus visitantes. Ha logrado integrar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la realidad aumentada o el arte generativo, respetando tanto la esencia artística de Gaudí como la arquitectura y los espacios patrimoniales que custodia. ¿Cómo gestionan este delicado equilibrio entre la conservación patrimonial, la innovación tecnológica y la rentabilidad financiera en un monumento con un peso simbólico tan relevante?
El equilibrio entre estas tres patas es fundamental para la sostenibilidad de un Patrimonio Mundial. La conservación es una responsabilidad que todos los gestores de un patrimonio tenemos. Para financiarla, es necesario tener un modelo de negocio sostenible que permita el desarrollo tanto de proyectos de restauración del edificio como de iniciativas que mejoren la experiencia que se vive en su interior. La innovación es la punta de lanza de este proyecto, y no me refiero solo a la tecnología. Tenemos un equipo muy concienciado con el valor de la innovación para sumar valor añadido en todos los proyectos que hacemos. Este espíritu es el que nos identifica y singulariza.
Proyectos como los videomappings en la fachada y las salas inmersivas requieren de integrar los conocimientos de múltiples disciplinas: historiadores del arte, arquitectos, músicos, técnicos en iluminación, expertos en narrativa, especialistas en tecnología interactiva… ¿Podría explicarnos cómo se estructuran los procesos creativos y técnicos en Casa Batlló para concebir y llevar a cabo cada nueva experiencia?
Todo proyecto nace de una idea o un sueño. Puede venir de fuera o proponerla cualquier persona del equipo. Solemos compartir esa idea y enriquecerla recurriendo a la inteligencia colectiva, es decir, al conocimiento de todos. Es lo que nos guía para tomar siempre las decisiones más ponderadas, y es en esa confluencia, en ese intercambio, en el que acaban tomando forma las mejores iniciativas que hemos llevado a cabo. Los videomappings o las salas inmersivas son proyectos que aúnan conocimiento artístico o patrimonial, pero también desafíos tecnológicos. Son iniciativas que, o no se han hecho aún, o se ambicionan hacer con una mirada transgresora, con lo cual, de nuevo, la innovación vuelve a ser el denominador común en la mayoría de los proyectos que lanzamos. Esa innovación no reside ni en los libros ni en los archivos, sino en cada uno de nosotros. Somos fuentes de inspiración. Es la misma mirada con la que Gaudí construyó la Casa Batlló, concibiéndola como una obra de arte total hecha en colaboración con los mejores artesanos de la época. Confluyeron en la creación de este Patrimonio Mundial aportando sus mejores habilidades y conocimientos para hacer de cada detalle una pequeña obra de arte. Estos proyectos son un reflejo contemporáneo de cómo abordamos la innovación hoy en Casa Batlló.
En la actualidad abundan las experiencias inmersivas dentro de la llamada «economía de la experiencia», donde parece que las personas están pasando de querer invertir su tiempo de ocio en vivir momentos memorables antes que en adquirir bienes de consumo. Algunas de estas experiencias son vistosas, pero carecen de un mensaje didáctico, por lo que se pueden asociar más a momentos de entretenimiento que a experiencias culturales o artísticas. A diferencia de estos espectáculos, ¿qué hace de las experiencias que ofrece Casa Batlló algo único y realmente interesante desde su responsabilidad a dar a conocer el patrimonio y legado que custodian?
La inmersividad está intrínseca en la Casa Batlló desde el momento en que el visitante entra en el edificio. Es el propio continente, la obra que lo envuelve, quien lo acoge. En Casa Batlló entendemos las experiencias inmersivas como aquellas que atienden a los diferentes sentidos para conectar con el visitante y el propósito de su visita. Tenemos propuestas variadas para diferentes edades, perfiles y momentos del año, e intentamos ofrecer aquellas experiencias que mejor conectan con la forma de entender la cultura de una sociedad cada vez más plural. En el centro de todas nuestras propuestas yace un mensaje que surge de la expresión natural de este Patrimonio Mundial y de la elocuencia, ingenio y valores del equipo. Hacerlo desde la pureza, honestidad y autenticidad es lo que hace que el mensaje sea íntegro y duradero en la memoria de los visitantes.
Es muy interesante la apuesta por el arte digital que están realizando desde Casa Batlló, especialmente en un momento en el que la inteligencia artificial generativa vuelve a poner sobre la mesa el debate histórico entre lo que se puede considerar o no arte. ¿Por qué es para ustedes tan importante colaborar y dar visibilidad a los artistas digitales?
El arte digital es una de las últimas disciplinas incluidas dentro de esta gran amalgama de propuestas y registros a los que denominamos arte. Es un tipo de arte diferente a los anteriores, que requerían de un importante conocimiento y expertise para su práctica profesional. En cambio, el arte digital ofrece un acceso prácticamente ilimitado y al alcance de muchas personas. Por ello ha crecido de una forma tan abrupta en nuestra sociedad, y nos hemos empezado a plantear qué es arte digital y qué no lo es. La arquitectura es una forma de arte y no hay arquitectos sin profesión haciendo edificios. El arte digital es diferente: cualquier persona con acceso a un ordenador puede componer una pieza visual, sonora… ¿Dónde está esa delgada línea que diferencia una obra que es arte de otra que no lo es? Yo creo que esta pregunta nos la hemos hecho todos en algún momento. Mi humilde sensación es que todas esas propuestas de arte digital que conforman el sector son arte. De la misma forma que todas las canciones son arte, o toda la arquitectura es arte. Son artes de diferentes estilos, algunos más codiciados o famosos que otros.
Casa Batlló es una obra de arte pétrea, y como tal, la gente que nos visita viene a ver el continente, es decir, el edificio. Las intervenciones digitales que hemos hecho con artistas nos permiten ofrecer capas de contenido efímeras que dialogan con una arquitectura sin dañarla y sin distorsionar el discurso o la narrativa que la propia obra transmite. Para nosotros son disciplinas que permiten ofrecer miradas contemporáneas de artistas que se inspiran con la obra de Casa Batlló, al igual que hacemos todos nosotros al visitarla. Con su talento facilitan nuevos registros que complementan la experiencia.
Varios visitantes en la terraza de la Casa Batlló. Fotografía cortesía Casa Batlló.
La música y los efectos sonoros son parte fundamental de las experiencias, por no decir algo indisoluble. ¿Cómo trabajan el formato del audiovisual para lograr la conexión entre lo que se ve y lo que se oye? ¿Con qué artistas o músicos colaboran para las bandas sonoras de sus experiencias?
Vivimos en un mundo sensorial. Estamos siempre captando por nuestros cinco sentidos, por diferentes canales, y todo aquello que expresamos y comunicamos tiene que conectar con esos canales. Exploramos el formato audiovisual en salas inmersivas e instalaciones especiales. Y el canal acústico es una parte fundamental en todos los proyectos que hacemos. No es que complemente una imagen o un vídeo, sino que puede ser el canal principal de comunicación, por ejemplo, cuando hablamos de la audioguía. Una de las artistas con las que hemos colaborado ha sido Dani Howard, una joven compositora británica que creó la banda sonora de nuestra visita general y que fue grabada por la Filarmónica de Berlín.
Gracias a tecnologías como la realidad aumentada o inmersiva es posible sentir la historia, la naturaleza o el arte de un modo mucho más envolvente. Ya en el siglo XIX se buscaba esta experiencia 360 con los llamados panoramas, en los que se evocaban aromas como, por ejemplo, la brisa del mar. Algunos museos han hecho instalaciones en las que es posible oler algunos elementos de los cuadros, como las flores o unos guantes de cuero. ¿Cómo imaginaron una experiencia como la de Casa Batlló dirigida a los cinco sentidos?
Durante cinco años estuvimos buscando por el mundo ejemplos que nos ayudasen a aumentar nuestra capacidad de conectar con el visitante para desarrollar una propuesta innovadora, cautivadora y emocionante. Esa búsqueda nos llevó a inaugurar una nueva visita que cuenta con diversas capas de contenidos, estructuradas a lo largo de todo el journey del visitante y que aparecen en diferentes momentos. Utilizamos emisores de fragancias para aumentar el impacto sensorial de ciertos espacios, usamos la realidad aumentada y virtual para recrear espacios de la época, apostamos por la tecnología mapping 3D para ampliar la creatividad e inspiración de algunas soluciones de Gaudí, y recurrimos a instalaciones audiovisuales especiales para mostrar cómo era la vida en el pasado, cuando la familia Batlló habitaba el edificio… Todo ello acompañado de una cuidada locución y una banda sonora creada ex profeso que acompaña al visitante durante todo su recorrido.
También tenemos la única instalación del mundo que permite tener una experiencia de realidad virtual sin el uso de gafas. Esto se consigue creando un cubo led de seis caras y ubicando al visitante en su interior. En este caso, la obra que se reproduce en el interior ha sido creada por el artista Refik Anadol a partir de la recolección de más de mil millones de imágenes, textos, fotos y modelos 3D relacionados con Gaudí, constituyendo la biblioteca digital más grande que existe hoy en día sobre el arquitecto. Este fue el punto de partida de una obra digital inmersiva que fascina a todos nuestros visitantes y que les despide de su visita.
En Casa Batlló, la ausencia de jerarquías en el organigrama favorece que las ideas surjan y se expresen, llegando a convertirse en realidad. La crítica de los visitantes y los premios que reciben son el mejor testimonio de un ambiente que fomenta la creatividad. ¿Cómo son sus procesos creativos y de trabajo? ¿Suelen utilizar técnicas de Design Thinking o metodologías ágiles para llevar sus ideas a término?
En Casa Batlló tenemos una organización inusual que tiene su fundamento en tres pilares y que son nuestra guía y principios de actuación. El primero es el propósito evolutivo, es decir, tener un propósito en el centro que sea cocreado con el equipo y recordado; solo así se convierte en una herramienta útil. El propósito sirve para tomar decisiones, y la toma de decisiones elude la necesidad de tener jerarquías.
Antes comentábamos la importancia de la inteligencia colectiva. Cuando una persona siente que su voz se tiene en cuenta dentro del conjunto, la decisión de ese conjunto se enriquece por la aportación de las miradas del resto de personas, siempre y cuando estas se realicen desde el respeto y la humildad. Esa inteligencia colectiva es siempre mucho más poderosa que cualquier opinión individual, sea cual sea el rango jerárquico de la persona.
Nuestros procesos de toma de decisiones fluyen desde cualquier miembro del equipo que quiera sugerir una idea o proponer una mejora. En el caso de proponer una idea nueva, tiene el compromiso de compartirla con las personas que se verán directamente afectadas por la misma y con aquellas que tienen más experiencia que ella en determinadas áreas. El objetivo es enriquecer la idea con la mirada de los demás. Así tendrá más información para tomar la decisión más adecuada.
Por otro lado, los presupuestos tienen un sistema de aprobación similar. Lejos de recibir la aprobación de un superior jerárquico, tienen que recibir una mirada de aceptación por el mismo equipo de personas. Ello no quita que haya presupuestos anuales o partidas que ordenamos a principios de año para estructurar la estrategia. Evidentemente, en un día a día tan cambiante como el que vivimos, y con un equipo tan dinámico e innovador, somos conscientes de que estos presupuestos requieren de una permanente adaptación según nuestro ritmo.
Sobre las metodologías ágiles, para acuñar todo el sentido de la expresión, creo que tienen que ser las idóneas para cada colectivo de personas. Tener frameworks de trabajo que funcionen bien para todos es un ideal que pocas veces funciona. Nosotros tenemos equipos autoorganizados. Cada uno trabaja con las herramientas que mejor le convienen y con los tiempos que ellos mismos deciden. Tenemos puntos en común de seguimiento para fomentar la comunicación y la comprensión del conjunto, pero hay mucha autonomía para que cada nodo o equipo siga su curso natural desde el sentido común, la agilidad y lejos de formatos estandarizados.
Su apuesta por la neurodiversidad y la neurodivergencia es un ejemplo evidente de cómo integrar en los equipos capacidades diferentes incentivando la creatividad y el pensamiento fuera de la caja. ¿Qué ventajas observan en este sentido, y qué consejos darían a otras empresas?
La neurodivergencia afecta entre un 10 y un 20 por ciento de la población mundial, en función de lo que se englobe dentro del concepto, puesto que el espectro autista es muy amplio. Si tenemos en cuenta que, como mínimo, una de cada diez personas tiene ese diagnóstico, creo que es fácil entender que en nuestra sociedad no todo está preparado para acoger esa diversidad.
Conscientes de ello, en Casa Batlló, hace cuatro años iniciamos un proyecto para reimaginar nuestro servicio de atención al visitante. Por experiencias pasadas habíamos tenido buenas sensaciones con personal neurodivergente y nos planteamos un reto: intentar desarrollar, después del COVID, un equipo inclusivo, es decir, un equipo que combinase personal neurotípico y neurodivergente y que pudiese lidiar con la operativa que se precisa para poder abrir la Casa Batlló a los visitantes.
A lo largo de estos cuatro años hemos visto cómo este reto se hacía realidad. A fecha de hoy tenemos más de cien personas neurodivergentes trabajando en Casa Batlló, atendiendo a nuestros visitantes de una forma excelente; personas que, en la mayoría de los casos, no habrían obtenido fácilmente un empleo. Hay un 80 % de desempleo entre el personal neurodivergente.
Para nosotros, el hecho de poder cambiar la forma en la que estábamos organizados para abrirnos a este colectivo, facilitar así su integración y ser una organización más sostenible a nivel social ha sido fundamental en el desarrollo de estos últimos años. Mi propuesta es animar a todos aquellos que aún dudan de que algo así sea posible a conversar con nosotros. Hemos abierto una nueva línea de comunicación mediante entrevistas y pódcast para difundir la iniciativa, para que otros puedan inspirarse con la ilusión de que el día de mañana no seamos los únicos en el mundo teniendo una gran cantidad de personal neurodivergente atendiendo a nuestros visitantes. Espero que otros centros, monumentos y museos puedan sumarse a esta tendencia.
La magia de Gaudí que proponen a través de todas sus actividades y experiencias se multiplica con las redes sociales. ¿Qué podría contarnos acerca de su estrategia en redes tan populares como Instagram o TikTok?
Las redes sociales nacieron como un nuevo canal de comunicación y se han convertido en un canal troncal, no solo para nosotros sino para el mundo entero. Las redes tienen ese componente de network, de telaraña, que permite desarrollar una comunicación mucho más personalizada, no tan reglada como antiguamente. Para nosotros no es un canal más, sino una forma de entender el approach comunicativo.
La magia de Gaudí, con su lenguaje visual rico y evocador, encuentra una nueva vida en las redes sociales, especialmente en Instagram y TikTok, donde conectamos con una audiencia global desde la emoción. En Casa Batlló hemos consolidado una estrategia de contenido digital que pone en valor el patrimonio desde una mirada contemporánea, es decir, con un storytelling visual cuidado, formatos nativos, calendarios editoriales estratégicos y una apuesta por la proximidad y la autenticidad.
También colaboramos con creadores de contenido para explorar nuevas narrativas y ampliar el alcance de la marca, manteniendo una presencia activa y coherente en todas las plataformas. Analizamos y optimizamos continuamente para asegurar que cada acción contribuya a reforzar el compromiso, el impacto y la conversión. El objetivo está claro: hacer que el legado de Gaudí sea vivo, compartido y significativo para las audiencias de hoy.
Los cuadros mágicos son una de las innovaciones más destacadas de su experiencia inmersiva. Se trata de pantallas integradas en las paredes que, a simple vista, parecen cuadros estáticos, pero que cobran vida al acercarse el visitante, permitiendo al público «viajar en el tiempo» y sumergirse en la atmósfera de la época modernista. Imagine que pudiera dar un «salto al futuro». ¿Cómo será Casa Batlló dentro de 100 años?
Espero y deseo que esté igual de bien conservada como lo está ahora. Nuestra principal dedicación en los últimos cuarenta años ha sido restaurarla y devolverle el esplendor original. Por otro lado, quiero imaginarme una Casa Batlló que ha sabido entender la evolución y las necesidades del ser humano, para poder adaptarnos y seguir transmitiendo esa inspiración y esa innovación que nos caracterizan.
Queremos agradecer a todo el equipo de Casa Batlló su generosidad, profesionalidad y cariño para atender esta entrevista, y haber facilitado tanta información para las personas interesadas tanto en el edificio patrimonial como en las humanidades digitales.
Más información:
Gaudí Dreams (Refik Anadol para Casa Batlló).