Durante 60 kilómetros, Mikel Landa volvió a intentarlo. Volvió a creer. Volvió a atacar. En una Vuelta a España marcada por los sobresaltos, el ciclista alavés se lanzó con todo a la conquista de una etapa que parecía hecha a su medida, pero que acabó convertida en un desconcertante final improvisado, marcado por las protestas y la incertidumbre.
Una rara etapa y un intento frustrado
La 16.ª etapa de la Vuelta fue alterada por una manifestación pro‑Palestina que bloqueó la carretera a pocos kilómetros de la cima del Castro de Herville. La organización decidió neutralizar el tramo final y situar la meta a 8 kilómetros de meta. El resultado: una etapa recortada de forma caótica y un desenlace confuso que impidió a los corredores disputar con claridad la victoria.
Mikel Landa lo tenía todo para ganar. Había resistido, atacado y sobrevivido al dolor de espalda que lo acompaña desde hace semanas. Lanzó el ataque a 60 km de meta y llegó al final junto a Egan Bernal. Pero el remate se le escurrió entre los dedos.
Sabíamos que era a 8, luego estaba 200 metros antes… en cuanto veíamos algo para esprintar, ahí era la meta
Mikel Landa
“En lo personal fue un revuelo de emociones”, reconoció Landa tras la etapa. “Estoy contento de verme a buen nivel, pero una etapa que acaba de esa manera, y no poderla disputar jugando todas mis bazas…”.
Mikel Landa, del Soudal Quick-Step, durante la etapa 16 de la Vuelta Ciclista a España. EFE/ Javier Lizón
El desenlace improvisado desorientó por completo a los corredores. Nadie sabía con certeza dónde estaba la línea de meta, y el sprint decisivo fue casi instintivo: “Cuando encarábamos la última subida nos dijeron que estaba a 8 km, pero ya empezaba la incertidumbre. No sabíamos ni dónde era la meta. Sabíamos que era a 8, luego estaba 200 metros antes… en cuanto veíamos algo para esprintar, ahí era la meta”.
Pese al desconcierto, Landa se batió con coraje y fue segundo, por detrás de Bernal. Una vez más, rozó la gloria. Su última victoria en una gran vuelta se remonta al Giro de Italia 2017, y en la Vuelta a España, a la edición de 2015. Pero el alavés no deja de intentarlo: “He estado sufriendo y he gestionado bien los problemas en la espalda. He sobrevivido. Con lo de las protestas está todo más tenso… en el pelotón hay mucha incertidumbre”, cerró.