En el deporte profesional, la exigencia física es tan extrema que incluso la más mínima dolencia puede marcar la diferencia entre la gloria y la retirada antes de lo esperado. Los grandes campeones no solo destacan por su talento y disciplina, sino también por su capacidad para sobreponerse a lesiones y limitaciones. Rafael Nadal, uno de los mejores tenistas de la historia, ha construido su leyenda a base de esfuerzo, fortaleza y victorias, pero también vive desde hace años con una enfermedad poco común que ha condicionado buena parte de su trayectoria: el síndrome de Müller-Weiss.
¿Qué es el síndrome de Müller-Weiss? La enfermedad de Müller-Weiss, también conocida como osteocondritis del escafoides, es una patología degenerativa poco frecuente. Se trata de una displasia del escafoides tarsiano, un hueso situado en la parte media del pie y fundamental para su movilidad.
Esta alteración provoca una deformidad progresiva y, al ser difícil de diagnosticar en fases iniciales, suele detectarse cuando la lesión ya está avanzada. “Hay un hueso del pie, clave en la cúpula que forma el arco del pie, que es el escafoides, y ese hueso puede irse necrosando, puede ir muriendo”, explica la traumatóloga Inés Moreno en una entrevista en el pódcast Desafío Éxito.
El español Rafa Nadal durante el partido de dobles frente a los argentinos Máximo González y Andrés Molteni, de la primera ronda de dobles masculino de tenis de los Juegos Olímpicos de París 2024
JUANJO MARTIN / EFE
Una de sus características más peculiares es que, aunque el origen del problema suele darse en la infancia, los síntomas no aparecen hasta la edad adulta. Ese fue el caso de Rafa Nadal: la enfermedad apareció en 2005, cuando sufrió una lesión en el pie. Para poder seguir compitiendo al máximo nivel, recurrió a plantillas ortopédicas diseñadas a medida, que le permitieron controlar el dolor y prolongar su carrera.
“Por ejemplo, a Nadal yo entiendo que él pensó: tengo que esperarme para estar al 100% dos años, pero quizá en dos años ya no voy a tener vida deportiva. Él ha jugado con dolor, él mismo lo ha reconocido durante muchos años. Yo no conozco el caso al 100%, porque claro, es lo que dice la prensa y lo que él cuenta, pero sí que parece que lo que tenía es una enfermedad, el síndrome de Mueller-Wells”.
Además del uso de plantillas ortopédicas, el tratamiento del síndrome de Müller-Weiss puede incluir fisioterapia, medicación analgésica y, en casos más serios, cirugía para estabilizar o incluso fusionar articulaciones del pie. Sin embargo, estas soluciones no siempre garantizan que el dolor desaparezca, lo que convierte a esta enfermedad en un verdadero reto.
Dolor progesivo
Quienes sufren esta enfermedad suelen experimentar un dolor fuerte en la parte superior del pie, que puede darse en uno o en los dos, y que normalmente aparece poco a poco con el paso del tiempo. Este dolor puede llegar a ser tan intenso que dificulta caminar con normalidad. En algunos casos, incluso un golpe o esfuerzo pequeño puede desencadenar el inicio de las molestias.
Con el tiempo, la forma de pisar cambia para compensar ese dolor, lo que puede generar también dolores en las rodillas e incluso problemas de desgaste. “Es básico en esa patología hacer reposo para dar tiempo a que ese hueso se cure. El problema es que Nadal se encontró con, bueno, no sé bien qué edad tenía, quizá 36 años, pero con su edad y un síndrome que requería reposo, y en el tenis no puedes decir vuelvo en dos años”, apunta.
Rafa Nadal en Barcelona tras una intervención realizada en su pie
RAFA NADAL ACADEMY BY MOVISTAR / EP
El caso de Nadal es un ejemplo de cómo una enfermedad puede convertirse en un obstáculo permanente, incluso para los mejores deportistas de la historia. Su capacidad de adaptación, el seguimiento médico y la tecnología ortopédica, le han permitido prolongar su carrera más allá de lo que muchos pensaban, pero más allá del tenis, su ejemplo también ha servido para dar visibilidad a una patología poco conocida, recordándonos la importancia de diagnosticar a tiempo y de seguir investigando en tratamientos.