El Gobierno quiere prohibir fumar en las terrazas de bares y restaurantes. El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el anteproyecto de reforma de la ley del tabaco que incorpora esta nueva restricción, entre otras medidas.
Los clientes tendrán que estar, al menos, a 15 metros de distancia del establecimiento para poder fumar o vapear (los cigarrillos electrónicos, productos a base de hierbas, bolsitas de nicotina oral o dispositivos de tabaco calentado tendrán el mismo trato regulatorio que el tabaco convencional).
La norma todavía tiene que pasar por una tramitación parlamentaria para entrar en vigor, pero ya ha generado mucha controversia.
Los locales de la Plaza Dos de Mayo de Madrid, famosa por sus terrazas abarrotadas y su vibrante vida nocturna, se muestran divididos frente a la nueva regla.
Trabajadores de Café Tatiana, en el número 4 de la plaza, comentan que los clientes se sientan fuera precisamente para poder fumar tranquilos mientras toman algo, por lo que creen que habrá bastantes quejas y descontento al respecto.
Hosteleros como Juan, de Sardos Pizzería (en el número 8), prefieren restar importancia a la polémica: «Cuando se prohibió fumar en interiores, se pensaba que iba a ser una ruina, pero al final la gente se acostumbró a salir a la calle». «No creo que sea tan grave», insiste.
Terrazas en la Plaza de Santa Ana de Madrid.
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«Se levantarán de la terraza, se alejarán para fumar, y ya está. Como pasa con los porros», agrega, encogiéndose de hombros. Además, no considera que ahora se fume tanto como antes: «De 50 personas en una terraza, sólo fuman 10«.
Por su parte, William, camarero de Morenas Ritual, en el 14 de la calle de San Andrés (también frente a la Dos de Mayo), celebra la noticia: «Sería muy beneficioso para todos, el suelo dejaría de estar lleno de colillas… Además, a mí el humo del tabaco me irrita mucho la nariz».
Asimismo, hay negocios en la capital en los que ya no se fuma en la terraza ni se ha fumado nunca. Es el caso de KŌ by 99 Sushi Bar, el nuevo restaurante japonés del Bernabéu. El estadio, como recinto deportivo, es un espacio totalmente libre de humos.
Aun así, Borja Vela, director de operaciones del restaurante, piensa que la nueva prohibición es «algo drástica»: «En España vivimos del turismo y de la hostelería, dos de nuestros principales motores económicos, si seguimos poniendo más restricciones al hostelero, acabará muriendo«.
Como solución, sugiere permitir en terraza «el consumo de tabaco calentado, cigarrillo electrónico o el formato váper», con menos índice de nicotina y alquitrán. O dividir las terrazas entre «mesas de fumadores y no fumadores».
Una mujer fuma en una terraza mientras mira el móvil.
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A ello suma lo que él denomina «la educación y el civismo social»: «Si estoy fumando en una terraza y en la mesa de al lado hay una mujer embarazada, mi sentido común tiene que ser levantarme y fumar apartado».
Para él es lo mismo que cuando otros comensales hacen mucho ruido: «La solución no es prohibir hablar alto, sino ser más cívicos para convivir en sociedad».
Sébastien Leparoux, propietario de Brasserie Lafayette (calle Recaredo nº 2, en Madrid), abrió las puertas de este restaurante francés en 2018 y desde el principio prohibió fumar en su terraza, cuando aún ni se planteaba abiertamente esta posibilidad.
«Creo que un restaurante gastronómico se tiene que disfrutar con todos los sentidos, si alguien fuma en un estrella Michelin donde cobran 300 euros por un menú, es un desastre«. «Es como si alguien va a ver una obra de teatro con gafas de sol», añade.
De hecho, su clientela no se suele quejar: «Al contrario, el 95% lo agradece». Aunque sí hay un 5% que «no entiende por qué no se puede fumar» y reconoce que con el váper tienen más conflictos, ya que algunos lo consumen sin preguntar y de manera desafiante.
Un hombre fumando en una terraza de un bar durante la pandemia.
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Muchos hosteleros sostienen que prohibir fumar en terrazas reduce la facturación, pero no ha sido el caso de Leparoux. Sin embargo, admite que «el típico bar de barrio donde la gente va a fumar con el café o la cervecita» sí puede verse bastante afectado.
A su modo de ver, el fumador «tiene que entender que las épocas cambian y hay que adaptarse». Pero sin olvidar al hostelero, como advierte Borja Vela: se deben buscar fórmulas para «protegerle».
También lo cree así Juan: «Luego nos echarán la culpa a nosotros y nos multarán, pero un camarero no es un policía«. Y aprovecha para formular la eterna pregunta: «Si realmente quieren que la gente deje de fumar, ¿por qué no prohíben el tabaco?«.