Con el fin del verano, la vuelta al cole y a la rutina, y el gran gasto que supone el verano estés donde estés, las familias ahora en septiembre buscan ahorrar en cada rincón que puedan.

Sin duda el gasto en casa es siempre uno de los mayores, y dentro de nuestro hogar, el consumo de electricidad suele ser uno de los más altos en la factura de final de mes.

Si bien es cierto que el precio de la luz se ha regulado algo más si lo comparamos años anteriores, y tenemos en cuenta que cada vez más dispositivos y aparatos electrónicos disponen de modos o simplemente están diseñados para ser más eficientes y consumen menos, el gasto sigue existiendo y la electricidad hay que pagarla.

Una práctica muy común es la de desenchufar aquellos electrodomésticos que no usamos tanto, para que no consuman lo más mínimo, pero hay un viejo olvidado que muchos hogares tienen y aunque no los usen todos los días, siempre está conectado a nuestra red eléctrica.

Como señalan desde el Instituto para la Diversificación y ahorro de la Energía (IDAE), nuestro «enemigo» en la factura de la luz, es el horno eléctrico, ya que junto a la nevera (que obviamente no podemos desenchufar) es el electrodoméstico que más consume de los hogares.

Un horno eléctrico puede consumir entre 2.000 y 3.000 vatios lo que hace que sea el que más consume entre microondas, olla a presión, y en muchos casos (dependiendo del tamaño) también la vitrocerámica o la inducción.

Por eso, cada vez más personas optan por sustituir estos hornos eléctricos con las freidoras de aire o AirFryers, ya que no solo sirven para cocinar más sano, sino que también ayuda a reducir el consumo en casa, ya que de media estás pueden consumir entre 800 y 1.500 vatios.

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