Nuevos estudios científicos se han sumado en los últimos días a la evidencia creciente que vincula la contaminación del aire con la demencia. Un estudio de autopsias demostró que una peor calidad del aire exterior se asoció con una exacerbación de la enfermedad de alzhéimer en adultos mayores. Otro trabajo publicado días antes muestra una posible conexión molecular entre la contaminación del aire y un mayor riesgo de desarrollar demencia por cuerpos de Lewy, vinculada al párkinson.

Ambos estudios muestran cómo ciertos factores ambientales pueden desencadenar cambios en proteínas dañinas en el cerebro que conducen a la neurodegeneración. El estudio sobre el alzhéimer, publicado el pasado lunes en la revista JAMA Neurology analizó 602 autopsias. Una mayor exposición a partículas finas menores de 2,5 μm (PM2,5) antes del fallecimiento aumentó la probabilidad de un cambio neuropatológico más grave propio de la enfermedad de Alzheimer, según señaló a MedPage Today el doctor Edward Lee, investigador adscrito a la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, uno de los coautores del estudio.

«Una de las formas en que la contaminación atmosférica afecta negativamente al cerebro es exacerbando la enfermedad de alzhéimer», explicó Lee. «Sin duda, es probable que existan otros mecanismos, como la exacerbación de la enfermedad cerebrovascular, pero este estudio se centró principalmente en procesos neurodegenerativos como el alzhéimer», añadió el investigador.

El otro estudio, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EEUU) y publicado en Science, se basa en una década de investigación que vincula la exposición a la contaminación atmosférica por las mismas partículas finas —procedentes de las industrias, estufas en viviendas, incendios forestales y tubos de escape de los vehículos— con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades por cuerpos de Lewy, un grupo de trastornos neurodegenerativos caracterizados por la acumulación anormal de una proteína, la alfa-sinucleína, en el cerebro. Estas acumulaciones, conocidas como cuerpos de Lewy, son características del párkinson y de la demencia por cuerpos de Lewy.

La investigación, liderada por el doctor Xiaobo Mao, profesor asociado de neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, analizó datos hospitalarios de millones de pacientes estadounidenses ingresados entre 2000 y 2014 con afecciones relacionadas con cuerpos de Lewy.

Los científicos utilizaron datos de sus códigos postales para estimar su exposición a largo plazo a partículas finas. Hallaron que cada aumento en la concentración de partículas finas en esas áreas resultó en un 17% más de riesgo de demencia por párkinson y un 12% más de riesgo de demencia con cuerpos de Lewy.

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