Las escaleras de cemento tienen una historia fascinante, así que no es de extrañar que sea el último objeto de deseo en las reformas de casas.

De ser elementos utilitarios de fábricas y edificios públicos en el siglo XX a convertirse en auténticas piezas escultóricas que definen el alma de una casa contemporánea. El poder de las escaleras de cemento radica en la paradoja: un material rudo y pesado que, en manos de arquitectos visionarios, se transforma en formas ligeras, poéticas y sorprendentes. Desde los años 50, con el brutalismo de Le Corbusier y las visiones de Tadao Ando en Japón, el cemento se consolidó como la materia prima de quienes buscaban transmitir honestidad, fuerza y permanencia.

Hoy, hablar de diseños de escaleras de cemento es abrir un catálogo de posibilidades infinitas: desde trazos minimalistas que flotan como cintas suspendidas hasta piezas monumentales que parecen templos domésticos. Estas estructuras se convierten en protagonistas silenciosas, marcando recorridos, generando atmósferas y dialogando con la luz. El resultado no es solo funcionalidad: es carácter, teatralidad y, sobre todo, estilo.

1. Transparencia luminosa

Este tipo de escaleras convierte la claridad en la protagonista absoluta del espacio.

© Sam Frost / Estilismo de Lisa Rowe

En este ejemplo, el cemento se viste de blanco y se alía con una barandilla de vidrio y acero, demostrando que las escaleras modernas también pueden transmitir ligereza. La geometría recta contrasta con la transparencia del ventanal que va de suelo a techo, creando un efecto escénico donde cada peldaño parece ascender hacia la luz. Esta composición conecta con los códigos del estilo moderno californiano de mediados del siglo XX, donde Richard Neutra exploraba la idea de vivir entre el interior y el exterior sin barreras visuales.

2. Orgánico y artesanal

El cemento se suaviza con un gesto artesanal gracias a la barandilla de hierro forjado.

© Sam Frost / Arte de Lou Castillo