La recuperación de la ilusión por su equipo de la afición blanquivioleta es tan innegable como sorprendente. La salida por la puerta de atrás de Ronaldo y sus secuaces tras la temporada más patética de la historia del club había puesto el nivel de esperanza bajo mínimos. La llegada de la nueva propiedad mexicana ha servido para dar la vuelta a la tortilla y recobrar la fe en el Pucela.
Se han realizado salidas de jugadores que parecían imposibles con la anterior propiedad, se ha fichado rápido a futbolistas queridos por equipos de nivel económico igual o mayor al pucelano en bastantes casos, y se ha contratado a un entrenador que ejerce cono tal y no como madre superiora. Hay ganas de trabajar y de hacer bien las cosas, por encima de llenarse los bolsillos.
Esto, unido a la prometedora imagen dispensada por el equipo en su doble cita ante el Colo-Colo, ha reactivado a una afición que ha demostrado ser del Pucela por encima de la división en que se encuentre y los resultados que coseche. Ya no apuesta por el equipo mirando la división y el puesto en la tabla, sino con la mano en el escudo y el corazón que está debajo.
Éstas son las causas por las que el Real Valladolid ha logrado batir sus mejores cifras de abonados históricas en la primera fase de la campaña de abonados, dedicada a las renovaciones en Segunda, y muy cerca del récord absoluto de 21.241 renovaciones del pasado verano, en Primera.
A las ocho de la tarde del lunes, al cierre de las oficinas, el número de carnés mantenidos superaba la cifra de los 20.000, que son 4.000 menos de los dispensados la temporada pasada en la élite. Hasta las 23.59 se podían efectuar renovaciones de forma telemática, por lo que la cifra puede acercarse aún más a los 21.000.
Cabe recordar que los 24.000 de la temporada 24-25 pudieron ser más, pues 5.000 se quedaron en lista de espera. La cifra se limitó por el aforo del estadio (27.618) y la necesidad de guardar butacas para la afición visitante, la venta de entradas y los compromisos con espónsors, colaboradores y autoridades.
Vistas estas cifras tan ilusionantes como sorprendentes, es muy probable que se iguale la cifra de 24.000 abonados, ya sea por el paso adelante de los 5.000 en espera, por los nuevos o por los que después de no renovar hayan decidido hacerlo más tarde. Lo único seguro es que el estadio José Zorrilla presentará en esta temporada 25-26 una imagen sin corros visibles de butacas y una afición volcada con los suyos.