Las infecciones de transmisión sexual (ITS) siguen creciendo, una evidencia que se deja ver tanto en los informes epidemiológicos como en las consultas. Estas patologías ofrecen muchísima información de la sociedad del momento. Se dispararon en los 60 y 70 con la introducción de la anticoncepción oral y se redujeron en los 90 con el mayor uso del preservativo impulsado por temor al sida. En algunos casos, como en el de la enfermedad gonocócica, ese descenso se hizo patente hasta bien entrado el siglo XXI, pero ahora, en esta segunda década, crece cada año.

En ese caso, la incidencia se multiplicó por seis en cuestión de 7 años en la comunidad gallega. Entre 2016 y 2023, el ejercicio con datos más recientes recopilados por el Ministerio de Sanidad, pasó de 148 casos de infección gonocócica a acercarse a los 1.000. Según la Consellería de Sanidade, entre 2005 y 2023 se registraron 4.417 casos, la inmensa mayoría entre hombres de 25 a 34 años de edad.

Es decir, fue una enfermedad relativamente común, dejó de serlo hasta resultar casi anecdótica en las consultas y vuelve a ser frecuente. El Sergas señala en su informe más reciente sobre ITS que es la que «sufrió la disminución más espectacular» porque pasó de más de 3.500 casos en 1985 a únicamente 68 en 2010, su valle más notable. El urólogo Francisco García Novio recuerda que cuando empezó a ejercer era una infección frecuente, cada semana veía casos. Con los años, virtualmente desapareció de la consulta.

Sin embargo, desde 2010 aumenta imparable ejercicio tras ejercicio. No es la única enfermedad venérea que lo hace.

El internista de la unidad de Enfermedades Infecciosas del Hula Ramón Rabuñal explica que la percepción por parte de todos los especialistas es que las ITS se están incrementando cada año fruto de cambios sociales que impulsaron una relajación de las medidas preventivas, singularmente del uso del preservativo.

Como tantos otros, cree que debería hacerse una campaña de prevención que promocionara ese método barrera «de forma seria y contundente» al estilo de la famosa del Póntelo, pónselo, que fue muy eficaz «y no se ha vuelto a repetir desde entonces». El anuncio se emitió por primera vez en 1990.

El doctor Rabuñal aclara que, sumado al hecho de que haya una mayor incidencia, el incremento de casos también está ligado a la mayor capacidad de diagnóstico. «Algo bueno que trajo la pandemia fueron mejoras en los laboratorios de Microbiología», apunta.

Resistencias

Por otra parte, también se observan resistencias al tratamiento. Ya en 2013 el Sergas calificaba en su informe de infección gonocócica la situación del «moi preocupante dende o punto de vista do control da resistencia a antimicrobianos». Entonces, solo el 3% de casos recibían como primer tratamiento el que se estaba recomendando en Europa.

En su documento más reciente sobre ITS reconoce que «hubo fallos en el tratamiento», optando preferentemente por las quinolonas, antibióticos de amplio espectro ante los que la mayoría de cepas de gonococo presentan amplia resistencia. La situación ha cambiado, se ha afinado el tratamiento recomendado y el especialista de Infecciosas explica que si bien no resulta inquietante en estos momentos «podría llegar a serlo en el futuro».

Además de la gonorrea, las dos infecciones más frecuentes que se ven en consulta son la clamidia (5.397 casos entre 2005 y 2023 según el Sergas) y la sífilis (2027 en ese mismo período). La incidencia en 2023 en la comunidad gallega de la primera, la única en la que se registran más casos entre mujeres que hombres, es de 40.19 casos por cada cien mil habitantes)y de la segunda, de 9.63.

Primaria

Aunque en las unidades de Infecciosas ven los casos de enfermedades de transmisión sexual derivados de otros servicios o a veces entre sus propios pacientes (como aquellos que reciben el tratamiento preventivo del VIH), lo cierto es que la mayoría se ven y tratan en Primaria.

Ese nivel asistencial es también donde mejor se percibe la cadencia que tienen estas infecciones, con un diagnóstico que crece o disminuye según la estación del año. «Se ven más en verano u otoño, fruto del mayor número de encuentros sexuales o mayor número de parejas que se dan en los viajes, por ejemplo.

El VIH, sin embargo, se ve todo el año, impulsado también por el hecho de que las fiestas chemsex [encuentros donde los asistentes  consumen drogas y mantienen relaciones sexuales con varias parejas] no se celebran solo en verano sino en distintas estaciones», explica el médico del centro de salud de Illas Canarias y vocal de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

La unidad de Infecciosas, sin embargo, no observa una especial concentración de diagnósticos en la época estiva, pero sí percibió en 2022, año de irrupción de la viruela del mono en España, un incremento de consultas tras la celebración del Día del Orgullo a finales de junio, que no se volvió a repetir en otros ejercicios.

De hecho, según los informes de vigilancia epidemiológica del Ministerio de Sanidad, enero y febrero son los meses en los que se registra mayor inicio de síntomas de esa enfermedad y, por tanto, el período del año en el que más personas acuden a consulta por ese motivo.

En las infecciones sexuales en general, aunque se ven muchos de estos casos en las consultas del centro de salud, el doctor Armenteros reconoce que algunos pacientes prefieren ir al PAC. «Sigue habiendo cierto estigma tanto ante estas enfermedades como por reconocer prácticas de riesgo que han podido dar lugar a una infección», admite.

Pese a que, en algunos casos puntuales sí se hacen cribados regulares de ITS, explica que la inmensa mayoría de pacientes acuden porque «tienen molestias, dolor, malestar, cambios en el flujo…». Es la evidencia de que algo está pasando —o en determinados casos porque su pareja tiene un diagnóstico— lo que moviliza al paciente.

Clínica

Muchas de esas enfermedades son muy molestas y tienen una clínica reveladora. «A menudo vienen hombres con lo que se solía llamar antes la gota militar. Un hombre orina y, justo antes de acabar, aparece una gota de pus. Se llamaba así porque era algo que solía aparecer durante la mili», recuerda el médico.

El mismo día que el paciente acude a consulta y se sospecha de infección gonocócica se aplica el tratamiento. «Tenemos un kit y ya se pone en el día», apunta.
De las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes, la sífilis es en gran medida la más difícil de diagnosticar por los síntomas. 

«Se suele llamar la gran simuladora porque con ella pueda pasar casi cualquier cosa. Por ejemplo, la enfermedad vírica pitiriasis rosada es muy similar a la roseola sifilítica», apunta el doctor Armenteros para evidenciar que un síntoma dermatológico es el que puede llevar a los pacientes a consulta sin sospechar de una ITS.

La clamidiasis, la ITS más declarada en toda Europa, afectó a cerca de 5.400 gallegos en 2023, más de la mitad de ellos menores de 35 años. Es también la infección venérea que más afecta a menores de edad: el 10% de los pacientes diagnosticados entre 2016 y 2023 no habían cumplido los 18 años. Trece tenían menos de 15.

Sanidade recuerda que en esta enfermedad el mecanismo de transmisión más común son las prácticas heterosexuales de riesgo y que su incidencia real posiblemente sea mayor «debido a la frecuencia de las infecciones asintomáticas y a la infradeclaración».

Las mujeres pueden ser más vulnerables a estas enfermedades

Aunque la incidencia de infecciones de transmisión sexual en España es mayor entre los hombres por regla general (a excepción de la clamidia), lo cierto es que las mujeres son más vulnerables a estas enfermedades. Están creciendo más entre ellas, que además sufren más infradiagnóstico y una detección más tardía. 

Por ejemplo, tanto en el caso de la clamidia como de la infección gonocócica la mediana de edad al diagnóstico es menor en la mujer: 24 y 26 años. De las tres ITS más comunes solo en el caso de la gonorrea se detecta a la misma edad entre hombres y mujeres. La clamidia, concretamente, creció en un año entre la población femenina española casi un 35%.

La gonorrea fue la enfermedad venérea que más bajó en Galicia hasta 2010 pero, desde entonces, los casos no han dejado de subir cada año. Aumentó casi un 50% en 2022 y 2023, últimos años de la serie que recoge el Ministerio de Sanidad. El año anterior el crecimiento había sido aún más espectacular, de casi el 83%.

En el caso de las sífilis, enfermedad del que solo el 12% de los casos de 2023 fueron de mujeres, también creció a mayor ritmo entre la población femenina: casi dos puntos porcentuales por encima.

En cierta medida la razón para el infradiagnóstico puede estar en el hecho de que las mujeres se realicen menos cribados de ITS. Por ejemplo, las personas que reciben la profilaxis preexposición (PrEP) a la infección por virus de VIH son, en su mayoría, hombres y ese es un grupo que recibe cribados regulares de enfermedades venéreas.

Si bien muchas mujeres se hacen citologías periódicas, no ocurre en todos los casos y tampoco esa prueba detecta todas las ITS. El hecho de que algunas se presenten de manera asintomática no ayuda a favorecer el diagnóstico porque nada alerta a la mujer para que acuda al médico.

Sin embargo, precisamente porque las mujeres se familiarizan desde jóvenes con la visita al ginecólogo, algunos especialistas alertan de que ese crecimiento de casos especialmente relevante entre ellas se debe al infradiagnóstico entre los hombres. Argumentan que los varones jóvenes no tienen un profesional de referencia, aunque en realidad, sería el médico de Familia.

Mediana edad

El doctor Lorenzo Armenteros sí estima que las mujeres pueden ser más vulnerables al contagio con una infección sexual y no solo las jóvenes. Explica que su consejo en consulta es que las mujeres se hagan un cribado de ITS cada vez que cambien de pareja y apunta que también se ve en las consultas casos de mujeres en la mediana edad con estas enfermedades.

El mayor número de parejas sexuales, si se relajan las medidas preventivas, puede favorecer el contagio. En algunos países europeos, como Reino Unido, se observó un incremento de ITS entre la población mayor de 65 años precisamente por la renuncia al preservativo, superada la edad de concebir.

Las más comunes

Triconomiasis. Gran parte de las mujeres afectadas no presentan síntomas, pero se les diagnostica en la citología. Puede cursar con flujo blanco y, en hombres y mujeres, picor y molestias al orinar.

Clamidia. Si no se detecta a tiempo puede provocar la enfermedad inflamatoria pélvica, con dolor crónico y esterilidad. En las mujeres, los síntomas son flujo abundante, sangrado anormal entre períodos o durante el coito. En los hombres , líquido blanco de la uretra y dolor al orinar.

Gonorrea. Se manifiesta con ardor al orinar, flujo amarillento e irritación. La mujer embarazada puede transmitir la enfermedad al hijo durante el parto. Puede producir esterilidad tanto en hombres como en mujeres.

Sífilis. El síntoma más característico es la aparición de una llaga, un chancro, en la zona genital. En una segunda fase de la enfermedad suelen aparecer erupciones en la piel. Si no se trata, la enfermedad puede causar desde ceguera hasta la muerte.

VIH. No suele presentar síntoma alguno hasta unos diez años después del contagio. Inicialmente puede producir hinchazón de las glándulas de la garganta, axila o ingle. Si no se trata, puede derivar en sida.

VPH. Los tipos de VPH genitales de bajo riesgo pueden causar verrugas genitales . Los de alto riesgo pueden causar cambios de bajo y alto grado, precáncer y cáncer. Hay 150 variedades de cepas.