La Plaza de Toros La Coqueta volvió a vibrar con la fiesta taurina en la semifinal almonacileña del certamen Guadalajara Busca Torero, una tarde que confirmó la afición al toro de la villa alcarreña y su fidelidad a una tradición viva desde hace décadas. Con media entrada y el tendido de sombra lleno, se lidiaron cuatro erales de la Dehesa de Guadarrama que dieron juego y propiciaron un gran espectáculo. El resultado fue inmejorable, con tres orejas para Jacob Robledo, cuatro para Ignacio Garibay y dos para el sobresaliente, Arias Samper, con salida a hombros de los tres espadas y del ganadero, Felipe Garrigues.

La Coqueta, inaugurada el 11 de septiembre de 1986 por el rejoneador Manuel Vidrié, es ya un referente en la provincia. Entre sus páginas memorables figura la labor de Victorino Martín Andrés, quien fue asesor taurino de la plaza, precisamente en 1986. Su hijo, Victorino Martín García, protagonizó este mismo año las Jornadas Taurinas de Almonacid de la mano del actual asesor taurino y gran valedor de la fiesta en la villa alcarreña, Pedro Antonio Cañadillas.

Presidió la novillada el alcalde de Almonacid, José Miguel López, y abrió plaza Jacob Robledo, vestido de grana y oro, con «Zorro», número 25, colorado. El novillo exigía firmeza y mando, con tendencia a derrotar al final de cada muletazo. Robledo se mostró solvente desde el inicio con verónicas y un brillante quite por chicuelinas. Con la muleta entendió mejor el pitón derecho, bajando la mano y templando, hasta lograr una estocada que finiquitó al animal pese a que éste intentó tragarse su muerte levantándose, tras un pinchazo previo. Dos orejas de peso cayeron en manos del chaval.

Su segundo, «Martil», número 21, castaño, resultó aún más complicado. Probón, mirón y reservón, exigió valor y paciencia. Robledo, muy firme, logró imponerse, aprovechando el pitón derecho y soportando las dificultades por el izquierdo. La faena tuvo emoción y verdad, rubricada con una buena estocada que le valió otra oreja. Tres en total para el joven de la Escuela de Tauromaquia CITAR, natural de Aguascalientes (México). «Es una ilusión que me inculcaron mi padre y mi abuelo. Hoy me he sentido acogido por esta afición y muy contento de haber podido cortar las orejas en una plaza con tanta historia», señaló Robledo.

El turno de Ignacio Garibay, de azul y oro, comenzó con «Idealisto», número 9, negro mulato. El eral mostró nobleza inicial, pero se complicó al transcurrir la faena, soltando la cara y quedándose corto por el derecho. Garibay lo entendió con serenidad, aprovechando mejor el pitón izquierdo, y construyó una faena medida y solvente, rubricada con una estocada entera que le valió las dos orejas.

El cuarto de la tarde, «Sacristía», número 30, castaño, ofreció menos humillación y pedía mando. Garibay se entregó en cuerpo y alma, transmitiendo a los tendidos su disposición y temple. Conectó con el público gracias a su actitud y su capacidad de estructurar la faena con inteligencia, logrando otros dos trofeos. «Lo más bonito es emocionar al público. Este novillo me permitió mostrar lo que llevo dentro y sentirme muy a gusto. Este certamen tiene categoría y orgullo para todos los que participamos en él», señaló Garibay, alumno de la Escuela de Tauromaquia «José Cubero Yiyo» de Madrid y originario de Ciudad de México.

El buen ambiente en la plaza y la calidad del ganado animaron a la presidencia a ordenar la salida de un sobrero: «Ciruelo», número 29, negro, de la ganadería de Ana Isabel Vicente García. El novillero ecuatoriano Arias Samper, sobresaliente de la tarde, lo lidió con entrega y variedad, destacando en verónicas, naturales y derechazos. La estocada definitiva le permitió cortar dos orejas y dar la vuelta al ruedo, besando al novillo en señal de respeto. «Torear en Almonacid es sentirme en casa. Esta gente me ha arropado siempre y salir a hombros de La Coqueta es un sueño cumplido», declaró tras el festejo.

El balance final coronó la tarde con la salida a hombros de Robledo, Garibay —triunfador de la tarde—, Arias Samper y el ganadero Felipe Garrigues, en reconocimiento a la bravura de la Dehesa de Guadarrama. Cinco estocadas certeras, tan solo un pinchazo en toda la tarde, y el ambiente festivo que acompañó el paseíllo con la música de la charanga Los Maniseros, de Almoguera, rubricaron una jornada para el recuerdo.

Almonacid de Zorita reafirmó así su lugar en el calendario taurino provincial, en el marco de la décima edición de Guadalajara Busca Torero, un certamen que cada año da nuevas oportunidades a los jóvenes valores de la tauromaquia y que sigue proyectando la afición de Guadalajara como una de las más vivas de España.

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