
Lucas Haurie
12/09/2025
El Sevilla no sabe ganar en casa. O no puede, que viene a ser lo mismo. El estado comatoso de un club en vías de descomposición se transmite al césped, por más que Matías Almeyda se esfuerce en trufar su discurso de mensajes positivos. En cuanto el partido presenta la primera complicación, casi siempre en forma de gol del rival, cualquier intento de practicar un juego mínimamente razonable se convierte en vano: son todos nervios, carrerones, topetazos, balones a cualquier parte y futbolistas con calambres, que es una de las manifestaciones del pánico. Así, el punto rescatado por Peque ha de darse por bueno, un bocadito en el frugal menú de la permanencia. He aquí la triste realidad y nadie espere nada mejor.
Lo del Sevilla, todos sus estamentos, con Rafa Mir siempre me pareció un poco extraño. El hombre no es Van Basten, por supuesto, y desde luego que, viéndolo comportarse, no parece el lápiz más afilado del estuche. Sin embargo, es un delantero competente. En su primera temporada, jugó mucho debido a la larga convalecencia de En-Nesyri y marcó 13 goles que contribuyeron decisivamente a la cuarta plaza. ¡¡La cuarta plaza!! Luego vinieron años malos (ocho golitos en la siguiente campaña, sea como sea), como los de casi todos, y veranos en los que mostraba su disposición a quedarse en la plantilla. Los cuerpos técnicos o los directores deportivos no lo han querido así, y fue un error porque por la delantera sevillista han pasado más esperpentos que futbolistas. En el igualado duelo contra el Elche, provocó una falta al borde del área que convirtió en el 1-2. ¿Merece por eso la reacción furiosa de la grada? Bueno, el público es soberano.
El fútbol es un juego de paradojas, a veces. En la primera media hora, agradable de ver porque los veintidós titulares corrían que se las pelaban sin calcular esfuerzos, la gran diferencia la marcaban los delanteros. Lo que hacían los visitantes tenía sentido porque André Silva generaba espacios con estupendos primeros toques, aunque la ocasión más clara la malogró su compadre Rafa Mir, que se trastabilló tras centro de Álvaro Núñez desde la derecha. Los sevillistas jugaban de una forma muy parecido, o eso querían… porque todas sus jugadas se estropeaban antes de ser siquiera prometedoras por la deficiente técnica de un Isaac Romero que despertaba más que murmullos.
Y, sin embargo, fue el lebrijano quien descerrajó el marcador. Un pressing alto de Marcao –que se había jugado la tarjeta naranja oscura antes del minuto de juego– dejó una pelota dividida sobre la que Vargas, el atacante más competente del Sevilla, y salió rebotada hacia la diestra de Isaac, uno de esos zurdos-zurdísimos que casi considera un deshonor usar la otra pierna. Pero no se lo pensó el lebrijano, lo que a menudo suele rentar, y clavó su empalme junto al poste. El extremo suizo, de rebote o no de rebote, se apuntó su tercera asistencia del curso.
La desventaja aplacó al Elche, que se tomó unos minutos de respiro hasta el descanso. Tampoco era posible seguir todo el partido con persecuciones por toda la ancha pradera. Este final del primer tiempo, quizá, confundió al Sevilla, que empezó la segunda parte con demasiada alegría, yendo a robos lejanos e improbables. En una de esas salidas en balde, Juanlu descubrió su pasillo e incurrió por ahí Neto, que le regaló a André Silva el pase de la muerte del empate. Almeyda necesitaba volver a ganar el partido, así que operó tres cambios de una tacada: Castrín por el tarjeteado Nianzou, Suazo en lugar de Alfon en el carril izquierdo, y el debutante Alexis por Gudelj para hacer la media punta, dando Agoumé un pasito atrás. Fue apenas un cambio de cromos, porque el equipo siguió generando entre muy poco y nada.
Con semejante panorama, quien más y quien menos albergaba ese pensamiento tan medroso de «firmar el empate», impresión que se convirtió en clamor cuando Rafa Mir convirtió su gol antes de, zumbón, señalarse el nombre de la camiseta para multiplicar las imprecaciones del respetable (nunca peor dicho). Salieron Peque y Januzaj para intentar la heroica y cantó bingo el catalán con un remate a la escuadra tras taconazo de Alexis, que aún guarda gotas del crack que fue. En el largo descuento, por si alguien no se dio cuenta, rondó más la pelota por la portería de Nyland que por la de Dituro. En casa y contra el Elche. Pero Del Nido Carrasco exuda ilusión por todos los poros de su cuerpo. Pues vale.
FICHA TÉCNICA:
Sevilla FC (2): Nyland, Juanlu (Peque, minuto 78), Nianzou (Castrín, minuto 60), Marcao, Azpilicueta, Agoumé, Gudelj (Alexis Sánchez, minuto 60), Mendy, Alfon (Suazo, minuto 60), Vargas (Januzaj, minuto 78) e Isaac Romero.
Elche CF (2): Dituro, Víctor Chust (Fort, minuto 80), Affengruber, Bigas, Álvaro Núñez, Alex Febas, Ali Houary (Mendoza, minuto 59), Neto (John, minuto 88), Pedrosa (Petrot, minuto 88), André da Silva y Rafa Mir (Álvaro Rodríguez, minuto 80).
Goles: 1-0, minuto 28: Isaac Romero. 1-1, minuto 53: André da Silva. 1-2, minuto 70: Rafa Mir. 2-2, minuto 85: Peque.
Árbitro: Alberola Rojas, castellano-manchego. Amarillas para Agoumé, Víctor Chust, Isaac Romero, Nianzou, Pedrosa, Azpilicueta, John y Matías Almeyda.