«’OT’ es un programa que funciona porque invita», dice Chenoa, que repite como presentadora en la nueva edición de ‘Operación Triunfo’. Desde sus inicios, el programa ha buscado sacar al talento desconocido de la calle y llevarlo a, en palabras de Noemí … Galera, «un escaparate». Actualmente parece imposible que dieciséis voces nuevas puedan abrirse camino en el panorama musical español. La sobresaturación en la industria musical no es nada nuevo, al contrario: es común, y es peor. «Yo alucino con que cada viernes salen tropecientos singles nuevos», expresa Noemí Galera, pues para ella. ni siquiera «da tiempo» a conocer todas las novedades. Ante esto, la fórmula del concursante perfecto no existe: de hecho, para el jurado de esta edición -Leire Martínez, Abraham Mateo, Cris Regatero y Guille Milkyway- tiene mucho más valor que, hasta cierto punto, tengan fallos.

«Aquí venimos a que sacan el mayor partido de su artista», apunta Mamen Márquez, la ‘vocal coach’ del programa. «Es un grupo super talentoso, y con perfiles muy distintos», dice también acerca de los dieciocho -serán dieciséis después de la Gala 0- elegidos que, aunque la directora de la Academia -Galera- esté fascinada con su talento, no deja de lado la realidad del formato: «Una vez salen de OT, no es cosa nuestra. Nosotros vamos a intentar que la industria vea una foto estupenda de los artistas», insiste.

«Les ponemos los pies en el suelo porque no podemos asegurar que salgan y que sean Aitana, porque lo más probable, es que sea que no. Lo ideal es que puedan vivir de su trabajo como artistas», y después de decir esto, pone de ejemplo a su compañero Manu Guix, director musical y profesor de la Academia que, además, ha publicado un total de seis trabajos discográficos. «Se puede vivir de la música», dice Noemí Galera, «de verdad, que hay muchas formas de vivirlo». Lanzar dieciséis voces nuevas, para Guille Milkyway -parte del jurado- «es una nada en el océano»; suelta una carcajada, y añade: «no va a haber problema». Leire Martínez, por su parte, alega que «el talento no deja de existir… otra cosa es que esté en un entorno más pequeño o más grande».

Profesores, jurado y presentadoras de la nueva edición de 'Operación Triunfo'

Profesores, jurado y presentadoras de la nueva edición de ‘Operación Triunfo’

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La edición predecesora del programa batió récords de visualizaciones y mostró que la locura por ‘OT’ es algo que ocurre cada vez que empieza una edición, y tan rápido como aparece, se va. Tinet Rubira, director de GestMusic en España, tiene planeado alzar el programa para superar al anterior. «Encontrar otro OT no es fácil», dice Rubira. «Además, hacer esto en directo es un desafío: el año pasado tuvimos alrededor de 80 horas en directo; este año serán casi 100. Las plataformas de ‘streaming’ no suelen hacer esto, y nosotros fuimos los primeros. Actualmente somos los únicos haciendo tantas horas de directo todos los días».

Lanzar de nuevo un formato histórico

‘Operación Triunfo’ empezó en el año 2000 y fue, con mucha facilidad, un gran ejemplo de histeria colectiva. Desde su primera edición, el programa consiguió algo que pocos formatos logran: generar un fenómeno social en torno a la música y los talentos emergentes. No se trataba únicamente de un concurso; los espectadores se involucraban emocionalmente con cada participante, con sus historias, ensayos y actuaciones en directo, creando un vínculo casi familiar con la audiencia. Sin embargo, ante todo, ‘Operación Triunfo’ es un ‘reality show’, y posiblemente, la versión ‘talent musical’ del panóptico foucaultiano.

«Es muy 50-50», dice Miriam Rodríguez, antigua ‘otita’ en la edición de 2017 que se encargará en la actual de presentar el videopódcast ‘Conexión OT’. Ella es consciente de que hay personalidades que gustan más que otras. «Aquí todo el mundo entra cantando bien, pero hemos visto a gente que se ha ido en la Gala 1 por factores que, tal vez, no están ligados al talento de la persona», admite.

Miriam recalca la forma en la que los concursantes «empapan» a los fans, y cómo uno, con su esencia, consigue «calar» dentro del público. Esto se ha hecho evidente, sobre todo, con el auge de las redes sociales, donde el propio público refleja sus votos en función de la personalidad de los concursantes. Por lo tanto, muchos de los usuarios del público presuponen que, muchos aspirantes, fingen su personalidad y construyen un personaje -o ‘persona’, como diría Jung- en el momento en el que entran a la academia. Noemí Galera, ante esto, afirma: «Se nota que es una generación que viene de las redes; en la fase 2 del casting seguían con la mirada cualquier cámara que los enfocara.»

Esto, de todas formas, es un fenómeno que se ha hecho más popular en las últimas ediciones. «Nosotros veníamos muy vírgenes en ese sentido», explica Miriam, recordando su edición de 2017. «Aquí se magnifica mucho todo. Las redes y tener precedente hace que en tu cabeza se cree una expectativa. Ojalá puedan vivir ajenos a esto, porque tienen que disfrutar sin estar tan condicionado, pero a veces es complicado».

Miriam Rodríguez, presentadora de 'Conexión OT'

Miriam Rodríguez, presentadora de ‘Conexión OT’

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«Lo digo desde la experiencia propia. Cuando yo me vi, pensé, ‘ojalá haberlo vivido de otra forma y no estar pendiente de ciertas cosas que podían pensar fuera’». A Rodríguez, aún sin haber sido público en ediciones anteriores a la suya, era incapaz de olvidarse del exterior. Esto, claro está, no significa que Miriam construyese un personaje con el que llamar la atención: su concurso, definido por ella misma en múltiples ocasiones, fue «muy discreto» en cuanto al factor ‘reality’.

De todas formas, la más veterana de las ‘otitas’ que reinciden en el programa, Chenoa, -quien dice estar en el mejor año de su carrera- es capaz de anticipar cómo este ‘reality’ tiene la capacidad, desde antes de que entren, a que ningún concursante pueda enmascararse. «En doce ediciones que he visto, los concursantes lo han intentado, pero no les funciona porque tienen que fingir 24/7. Los personajes caen. El público se da cuenta rápidamente de quién está fingiendo, y los pilla a la primera». Chenoa recuerda, entonces, que los ‘realities’ son «ida y vuelta».

El cambio evidente para el programa será el jurado: Leire Martínez, Abraham Mateo, Cris Regatero y Guille Milkyway, que remplazan a Buika y a Pablo Rouss -Regatero se queda- y también se quedan sin jurado invitado. «Este año el planteamiento es distinto», dice Leire Martínez. «Esto no va de juzgar o señalar, ni de hacer espectáculo a partir de la rivalidad del jurado. Cada uno podemos abarcar cosas distintas, y vamos a intentar ayudar, que aprendan, y de hacerlo lo más llevadero posible». Cris Regatero se une a su compañera: «Esto no va de hacer un escarnio público -‘¡Eso es!’, grita Leire por detrás-, sino de la creación de una carrera musical».

Foto del jurado de 'Operación Triunfo'

Foto del jurado de ‘Operación Triunfo’

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«Hemos hecho ‘match’», dice Leire, examinando el grupo que conforma el jurado de la nueva edición. Abraham Mateo, que ha pasado por cientos de platós de televisión, insiste en que él dirá las cosas «como le hubiera gustado que se las dijeran a él», y sobrevolando con la empatía por encima de todo. «Va a pasar de todo», dice, sin embargo, Leire Martínez. «No vamos a tener siempre el mismo día porque somos personas, al margen del rol de jurado. Va a haber día que tengamos menos paciencia, que estemos más sensibles, o todo lo contrario». Sin embargo, define el grupo como un «bloque común»; todos nominan, todos salvan, y todos animan. «Por el hecho de sentarte ahí, ya tienes un disfraz», dice Regatero, que repite como jurado en esta edición. «Es entender que no se trata solo de nosotros. Para mí no es una cuestión de ego. El foco lo tienen otras personas. Hay que hablar desde la honestidad y no para elevarse a uno mismo».

«O teatralizar distintas cosas», apoya Milkyway. «El formato ya es entretenido de por sí. Ellos tienen mucha realidad del día a día». Sin embargo, en la edición anterior se vio que, en redes sociales, el jurado es juzgado –y con bastante menos piedad– como un concursante más. Leire Martínez mantiene la mente en frío: «La gente que se va a pronunciar en redes sobre nosotros va a ser un 4% de las que nos ve. Es lo que trasciende. No es el reflejo real de lo que va a ser y la opinión general». Regatero insiste en que no llevan «una toga y un mazo», y que tampoco van a «destruir ninguna carrera», aunque parezca –en la histeria colectiva del concurso– que es lo que van a hacer cuando nominan a alguien. Al final, son jurado de un ‘talent show’, no jueces del Supremo. «Inevitablemente, cada semana se va una persona», dice Milkyway. «Así es el formato».

Primeras polémicas antes del programa

Para esta edición de ‘Operación Triunfo’, Prime Video ha renovado su acuerdo con TikTok. En esta ocasión, los concursantes tendrán 15 minutos en los que podrán ver vídeos de la aplicación filtrados previamente por el programa para que, en palabras de Tinet Rubira, «puedan relajarse». Esta decisión ha generado debate en redes sociales, no tanto por el contacto con el exterior, sino por la creciente preocupación por la adicción a estas plataformas. ¿Realmente hace falta que los concursantes consuman quince minutos de TikTok? «Todo lo que sea en su justa medida, me parece bien», dice Chenoa ante la nueva sección. «Lo preocupante es la adicción, es como si yo te digo que me leo cincuenta libros al día, es una sobreinformación que no me sirve». Miriam Rodríguez se suma a este debate: «Es algo que está presente en la sociedad. Cuando salgan de aquí se van a tener que adaptar. ‘TikTok Corner’ se hace desde el entretenimiento y para que ellos puedan divertirse».

Por otro lado, el vodcast de Miriam tendrá secciones prácticamente todos los días de la semana -una de ellas, el ya mencionado ‘TikTok Corner’-, El domingo, se programará ‘La Cara B’, que, en palabras de Rubira, será el momento más «gamberro» de la semana. El programa contará con la colaboración de La Yaya Maricarmen -una anciana ‘influencer’ de TikTok-, Sandro Rey –vidente televisivo- y María Lyona -que será reportera en las galas-. Con tal plantel, el resultado promete ser, cuanto menos, inolvidable.

‘Operación Triunfo’ vuelve a presentarse como ese experimento televisivo que mezcla música, espectáculo y ‘reality’, con el objetivo de encontrar nuevas voces en un mar cada vez más saturado. Entre galas, directos infinitos y secciones tan improbables como divertidas, el programa seguirá generando debate en redes y pasiones en la audiencia. Porque, al final, más allá del jurado, los ‘coaches’ o los ‘otcasts’, lo que mantiene vivo al formato es lo mismo desde hace más de veinte años: la histeria colectiva de un país entero mirando cómo dieciséis desconocidos intentan convertirse en estrellas.