La 80ª edición de la Vuelta a España está siendo de todo menos pacífica por las constantes protestas propalestinas que se vienen dando en todas las etapas por la presencia del Israel Premier Tech en el pelotón, un equipo propiedad del multimillonario canadiense Sylvan Adams vinculado con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y que está pagando el pato por motivos estrictamente políticos.
Las protestas están empañando el espectáculo deportivo, pero todavía queda la peor parte. Y todo empieza este sábado, día en el que se celebra la 20ª etapa de la ronda española entre la localidad madrileña de Robledo de Chavela y la Bola del Mundo, una mítica montaña del ciclismo nacional que pertenece a la sierra de Guadarrama.
Se espera una etapa de todo menos tranquila y tanto la Plataforma La Sierra con Palestina y Ecologistas en Acción están planeando un boicot para destrozar lo máximo posible la 20ª etapa de la Vuelta y evitar que tanto Jonas Vingegaard como Joao Almeida protagonicen la última gran batalla antes de llegar a Madrid, ciudad que acogerá la etapa final de la ronda española.
La primera plataforma quiere concentrarse en al menos cinco lugares para manifestarse en favor de Palestina: Robledo de Chavela, San Lorenzo de El Escorial, Cercedilla y el Puerto de Navacerrada, tanto en el primer como en el segundo paso. Y ante todo esto, se movilizarán más de 1.000 policías y 400 agentes de la Guardia Civil.
La segunda tiene un objetivo distinto y se sumarán a la concentración en protesta por la decisión de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal de la Comunidad de Madrid de autorizar el ascenso al Alto de Guarramillas (Bola del Mundo) como final de la vigésima etapa de la Vuelta. Esta decisión ha indignado a los grupos de izquierda, que también lo utilizan como argumento para boicotear el espectáculo deportivo.
La concentración de Ecologistas en Acción está convocada de 16:00 a 18:00 en la zona de las taquillas del Puerto de Navacerrada (entre la M-601 y la pista de subida a La Bola). Otra manifestación más que provocará que el dispositivo de seguridad tenga que estar muy atento para evitar cualquier tipo de altercado y garantizar la integridad física de los ciclistas, además de cuidar la imagen de España. Y es que tantas modificaciones en la Vuelta están dando una imagen al mundo negativa sobre la capacidad de nuestro país de organizar grandes eventos deportivos.
Siguiendo con las manifestaciones palestinas, la Plataforma asegura que busca «visibilizar el rechazo» social a que una competición deportiva de primer nivel sirva para «blanquear los crímenes del Estado de Israel», y exigir que la organización de la Vuelta retire al equipo Israel-Premier Tech. Una decisión que en ningún caso depende de la Vuelta sino de la Unión Ciclista Internacional (UCI) que al igual que en el resto de deportes, no considera que haya que expulsar a Israel.
El plan está más que trazado. Ahora habrá que ver si surte efecto o no. La seguridad va a ser máxima y por mucho que estos grupos quieran reventar la etapa no lo van a tener nada fácil. Todos los ojos estarán puestos en ellos y, por esa misma razón, la situación va a estar controlada.
Habrá que ver cómo responde la organización de la Vuelta. En lo que va de competición ya se han tenido que adelantar dos finales de etapa (Bilbao y Castro de Herville) por culpa de las protestas y si la situación se va de las manos no se puede descartar nada. Sería triste si sucede, pero la Vuelta tiene que estar preparada para cualquier escenario. El objetivo es que la etapa transcurra sin sobresaltos. Y eso es lo que van a intentar.
En definitiva, la penúltima etapa de la Vuelta a España puede estar marcada por un nuevo episodio violento y desagradable que podría empañar la última batalla entre Vingegaard y Almeida, los dos grandes aspirantes a vestir el maillot rojo de campeón el domingo en Madrid.