El empresario Francisco Javier D’Agostino Casado ha puesto en primer plano la historia familiar que lo une a la tauromaquia al explicar el trasfondo de su propuesta para adquirir las plazas de toros de Palma de Mallorca y Jerez de la Frontera. En una entrevista publicada por El Mundo, recordó que su padre, Franco D’Agostino, construyó en los años 60 una estrecha amistad con el torero Luis Miguel Dominguín, vínculo que marcó de forma definitiva la relación de la familia con los toros en España.

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En la conversación, Francisco D’Agostino relató su primera experiencia en una plaza de tientas cuando, siendo niño, tuvo que enfrentarse a una becerra. “Me negué y me hicieron declarar mi miedo delante de todos. Aquello me enseñó respeto por la tauromaquia desde muy pequeño”, dijo. Para él, su actual proyecto “no es una aventura improvisada, sino parte de una tradición que siempre ha estado presente”.

Esa misma tradición es la que respalda la oferta de cinco millones de euros que Francisco D’Agostino Casado ha presentado, junto al matador retirado Javier Conde, para hacerse con las plazas de Palma y Jerez mediante la sociedad Balears Cambio de Tercio S.L.. El grupo ya había devuelto los toros a la plaza de Inca tras más de 30 años de ausencia, logrando llenar el recinto en su primer evento. “No es solo una inversión, es una forma de proteger un patrimonio cultural que forma parte de nuestra identidad”, afirmó.

El empresario subrayó que rescatar estos recintos es también una forma de rendir homenaje al legado recibido en su casa. “Palma llegó a programar más festejos que San Isidro. Revivir ese espíritu no es solo darle vida a la tauromaquia, también es continuar con la historia que mi padre inició”, comentó Francisco Javier D’Agostino Casado, confirmando que la propuesta se mantiene a la espera de la respuesta de la familia Balañá.