El paso del tiempo trae consigo nuevas prioridades en el hogar. Lo que antes era un espacio pensado para recibir, acumular objetos o experimentar con tendencias, a partir de los 60 se convierte en un refugio que debe ofrecer seguridad, calma y practicidad. Cada vez son más los matrimonios que deciden reformar su casa en esta etapa, no solo para actualizarla estéticamente, sino para adaptarla a sus necesidades actuales y futuras.
La interiorista Ana García conoce bien este perfil de cliente. En su experiencia, los mayores de 60 años valoran sobre todo la comodidad y la facilidad de mantenimiento, sin renunciar a un diseño cuidado. Son reformas que miran al presente pero, sobre todo, se anticipan al futuro, donde la accesibilidad y la ergonomía marcan la diferencia entre una vivienda bonita y una realmente habitable.
En esta conversación, Ana García repasa las demandas más comunes de este grupo de edad, las estancias en las que más invierten, los materiales que prefieren y los errores que conviene evitar. Una guía imprescindible para entender cómo cambia la forma de proyectar un hogar cuando la vida se ve con otra perspectiva.
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Foto: Mangi Buitrón
Lo que piden los matrimonios de más de 60 años al reformar su hogar, según la interiorista Ana García
¿Cuáles son sus principales demandas?
Comodidad, facilidad de uso y mantenimiento. Buscan un hogar que se adapte a ellos, no al revés.
¿En qué estancias invierten más?
En el baño, para ganar confort y seguridad; en el dormitorio, para garantizar descanso; y en la cocina, priorizando ergonomía.
¿Qué pesa más, confort o diseño?
El confort y la accesibilidad, aunque cada vez quieren equilibrarlo con estética.
¿Qué materiales prefieren?
Porcelánicos fáciles de limpiar, maderas cálidas, tejidos resistentes y mobiliario sencillo de manejar.
¿Qué errores deberían evitar?
Olvidar la accesibilidad futura: duchas con bordes altos, muebles poco prácticos o recorridos con obstáculos.
¿Cómo cambia tu forma de proyectar?
Pongo más énfasis en la iluminación indirecta, la ergonomía y los recorridos cómodos. Se trata de crear un espacio bello, pero sobre todo seguro y habitable.
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Foto: Elton Rocha Proyecto: Albert Ramoneda Studio
La jubilación no es solo un cambio laboral, sino también un nuevo estilo de vida. El hogar pasa a ser el escenario principal de muchas rutinas: más tiempo de descanso, actividades de ocio dentro de casa y la necesidad de sentirlo como un entorno protector. Por eso, una reforma en esta etapa debe mirar más allá de la estética y plantearse cuestiones esenciales como la accesibilidad: pasillos despejados, suelos antideslizantes, duchas a ras de suelo o mobiliario ergonómico.
Además, la iluminación cobra un papel protagonista. No se trata solo de añadir más puntos de luz, sino de pensar en una iluminación indirecta y cálida que evite deslumbramientos y genere ambientes agradables. También gana importancia la tecnología aplicada al hogar: desde electrodomésticos fáciles de programar hasta soluciones domóticas que facilitan la vida diaria.
El resultado ideal es una casa que acompañe el ritmo de quienes la habitan, que transmita serenidad y que, al mismo tiempo, sea un lugar en el que disfrutar de los años de retiro. Reformar en la jubilación no significa renunciar al diseño, sino integrar belleza y funcionalidad con un objetivo claro: vivir con comodidad y seguridad.
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