Vaya por delante que ayer, Bolaños se reencontró con un espectáculo sin contratiempos, después de varios años con la incertidumbre de si se darían toros o no. Se salió del túnel y se vio la luz con la nueva empresa Mare Nostrum, que confeccionó un cartel acorde con la categoría del municipio. Lástima que el ganado de Virgen María no terminara de rematar la tarde; a pesar de todo, se cortaron siete orejas y el público se divirtió.

El Triunfador de la tarde fue David Fandila, que desorejó a sus oponentes por partida doble. Brilló su espectacularidad en banderillas, con el capote y en series más o menos ortodoxas con la muleta. Es de admirar el derroche de entusiasmo del granadino tras veinticinco años de alternativa: largas cambiadas desde el tercio, chicuelinas, cuatro pares de rehiletes en su primero sin faltar el del ‘violín’…El Fandi pues, en estado puro. Mimó al tercero llevándolo a media altura, ya que el animal era blando y flojeaba. Faena sobre ambas manos que terminó con los molinetes, adornos y el abaniqueo final. Total, una ‘mascletá’ en toda regla. Acabó de estocada caída y tendida. En el sexto, chicuelinas cerradas con serpentina. Una vara recargando al de Las Monjas y tres nuevos pares de banderillas. En el trasteo, pases rodilla en tierra, naturales ayudándose del estoque para ‘enseñarle los caminos’. ‘El Fandi’, muy animoso, conectó enseguida con el público. Otro espadazo y los trofeos a sus manos.

El Cid, es otro matador que da gusto ver tras su vuelta a los ruedos: seriedad y parsimonia en la plaza. Ya dije cuando la feria de la capital, que estructuraba muy bien sus faenas y te hace ver cómo es el toro. En el segundo de la tarde, dio verónicas ganando terreno; especiales fueron dos templadas en el quite con la media correspondiente. Brindó al cielo en memoria de José Ruiz, detalle que le honra. Faena completa, luciéndose con la zurda y luciendo el toro. Alargó las series y por eso recibió un aviso tras el pinchazo y la estocada. Tres descabellos lo despenaron. Ovación. En el quinto, un toro soso, brocho, con genio, que embestía a oleadas y que hizo sonar el estribo en la única vara, se peleó en un toma y daca, en series con la mano diestra. Labor tesonera ante un astado que tenía un molesto cabeceo y no paraba en sus embestidas de manso encastado. Le costó hacerse con él. Estocada corta con mucho mérito. Dos orejas. Buena impresión dejó Manuel Jesús.

Los tres diestros.Los tres diestros. – Foto: Tauromanagement

Aníbal Ruiz, abría cartel y reaparecía con una fractura costal, producida en un entrenamiento en el campo. Sin embargo, el diestro de Alcázar, dio una buena impresión en todo momento y estuvo a la altura de las circunstancias. Lástima de la espada en su primero, pues se le vio muy decidido con el capote en las verónicas de saludo, en el remate clásico mirando al tendido y en las chicuelinas al paso. Muletazos por alto en sus inicios, series en redondo alargando el recorrido, con el cierre del obligado de pecho, de pitón a rabo. El toro era noble, algo distraído en los finales. Todo se disipó en pinchazos y descabellos. Fue avisado y recibió una ovación.

En el cuarto, otro toro complicado de Las Monjas, Aníbal le presentó faena cerca de las tablas, pues allí tenía las querencias. Se pasó el cornúpeta más tiempo escarbando que embistiendo, con genio, a pesar de los dos puyazos fuertes que recibió. El mansurrón se trocó en violento con las tarascadas, cosa que no amilanó a Aníbal que demostró estar preparado en la porfía. En definitiva, sacó agua de un pozo seco. Media arriba y un apéndice.

La plaza tuvo media entrada, con lleno en la sombra, cosa que no se veía en años. Bolaños recobra su afición y su plaza.