Lanzada en 1994, la Sony PlayStation fue la videoconsola que rompió todos los cánones del videojuego doméstico que aún permanecían vigentes desde los años setenta: su procesador de 32 bits movía con suma soltura objetos y entornos en tres dimensiones bajo iluminaciones complejas, y el uso del CD como formato para sus juegos (un soporte mucho más fiable que el cartucho clásico) permitía incluir en ellos vídeos y bandas sonoras con imágenes y música de alta calidad.

Precisamente, esta semana se cumplen 30 años desde que Namco aprovechase estas ventajas para lanzar la versión PlayStation de su Ridge Racer, convirtiendo lo que ya era una recreativa sofisticada y popular en el primer gran título de conducción para la consola más influyente de todos los tiempos.

El festival de la velocidad

«Vuela por las calles de una ciudad en un festival turbopropulsado de velocidad que recrea a la perfección el innovador juego de las máquinas recreativas. Un realismo increíble combinado con una velocidad intensa te proporcionarán sensaciones electrizantes». A día de hoy, esta descripción que puede leerse en el reverso del estuche original del Ridge Racer de PlayStation nos inspira una sonrisa entre la nostalgia y la condescendencia pero en su momento, en aquellos instantes de tensión mágica mientras cargaba el juego, nos prometía emociones que nunca antes habíamos experimentado.

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Bandai Namco

Para nuestra suerte (y la de todos aquellos que pudieron disfrutarlo en la época y la edad correctas), la japonesa Namco no se conformó con copiar al papel carbón el código de su recreativa, aumentando significativamente el contenido en esta versión y añadiendo muchos más detalles, como por ejemplo el cartel que, dentro de la pista, mostraba el dorsal y la imagen del coche líder de la carrera. Una ambientación bien complementada por las seis nuevas canciones que se agregaron a la banda sonora, inspiradas en la electrónica y el techno de los noventa.

El circuito original de la recreativa pasó a figurar como el primero de los cuatro trazados disponibles, asociado cada uno a un nivel de dificultad: ‘Novice’, ‘Intermediate’, ‘Advanced’ y ‘Time Trial’, este último un duelo contra un único rival. Una vez ganemos en los cuatro niveles, tendremos la posibilidad de repetirlos pero en sentido contrario, lo que a su vez desbloqueará la posibilidad de obtener un coche secreto si lo derrotamos primero en la última ‘Time Trial’ inversa.

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Bandai Namco

Y es que, sin duda, lo que distinguía a la versión de consola de Ridge Racer frente a la recreativa era la posibilidad de elegir nuestro coche. Además del legendario cupé rojo de la máquina original, el menú principal nos ofrecía otros tres vehículos más. Pero, si por casualidad conseguíamos matar a todos los marcianitos en la demo de Galaxian previa al juego, entonces podíamos escoger cualquiera de los 12 coches de la parrilla, cada uno con sus propias características de velocidad, aceleración, tracción y manejo.

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Especializado entusiasta en motor, competición, historia y técnica del automóvil. Eterno aprendiz, también, en el novedoso sector de la movilidad sostenible. Licenciado en Periodismo con varios años de experiencia en esto de hablar sobre las cuatro ruedas.