Fue una leyenda del tenis. A los 17 años, ganó el torneo de Wimbledon y después cosechó numerosos éxitos, ganando un total de seis torneos de Grand Slam y seduciendo con su carisma y personalidad. Pero cuando terminó su carrera profesional, todo fue de mal en peor. Hasta que dio con sus huesos en la cárcel. Ahora Boris Becker lo cuenta todo en el libro ‘Inside’ (dentro).
Este texto de memorias ya está publicado en Alemania y allí ha concedido una entrevista a la agencia dpa, donde ha hablado de aquella experiencia devastadora de 231 días en prisión. En abril de 2022, Boris Becker, de 57 años, fue condenado por un tribunal de Londres por no declarar debidamente sus bienes en un procedimiento de quiebra. Una más de su serie de catastróficas desdichas.
«Reflexioné mucho sobre las razones por las que terminé en prisión, los errores que cometí y cuándo las cosas empezaron a ir mal. Han pasado dos años y medio desde mi liberación y deportación a Alemania, y mi esposa y yo vivimos en Italia desde abril de 2023. Podemos estar un poco orgullosos de cómo hemos reconstruido nuestras vidas», comenta.
«Antes era una persona sociable»
Boris Becker confiesa que aquella experiencia en prisión le ha cambiado. «Me he vuelto extremadamente cauteloso con la gente. Mi confianza se ha visto mermada. Antes era una persona sociable y dejaba entrar a todos. Ya no es así. Soy muy cauteloso y solo tengo un pequeño círculo de amigos. Y no creo que eso cambie pronto. Ya me han engañado antes», explica a la agencia dpa.
El extenista alemán señala cómo la cárcel propicia una evaluación de la vida y los errores cometidos a todos los niveles. Desde amistades a decisiones. Y cómo el tiempo descubre qué personas valían la pena o no. «Cada uno debería revisar su propio círculo de amigos y descubrir quién está realmente fuera de lugar. ¿Quién se ha quedado, quién te apoya y quién no? Mucha gente me dio la espalda y luego no tuvo tiempo, no le apetecía o no quería tratar conmigo», apunta.
Boris Becker ha querido narra la otra cara del éxito. Cómo cambia la vida de una persona tener éxito a una edad tan prematura, y todos los riesgos que ello conlleva. En su caso, ganar Wimbledon. «Creo que he reflexionado sobre mí mismo: ¿Qué me distinguió como tenista? ¿Cuáles eran mis fortalezas? ¿Cuáles eran mis cualidades? ¿Cuáles eran mis debilidades? Y creo que mentalmente he regresado a la época en que jugaba bien al tenis, cuando mi vida estaba en orden», advierte.
Su día a día en prisión
¿Y qué ha quedado en él de su estancia en la cárcel? Así lo responde: «Hay un dicho: ‘Si has estado en prisión durante 10 años o más, la cárcel nunca te dejará ir’. La mentalidad carcelaria tiene un efecto en la psique. La cárcel es un castigo por los errores que has cometido. Duele enormemente y a veces incluso es peligrosa. Quien diga lo contrario no tiene ni idea. Las cárceles inglesas son quizás incluso peores que las alemanas. Aunque los 231 días fueron increíblemente largos, por supuesto fue una estancia corta en comparación con las largas condenas. Se puede superar. Con la ayuda de la familia y buenos amigos, por supuesto».
Su día a día era así: «Lo que nunca se muestra en una película sobre prisión, porque además es muy aburrido, es ese largo tiempo solo en la celda. Y eso es lo peor de la prisión. No es cuando estás trabajando o interactuando con otros presos, sino simplemente pasar todo ese tiempo solo en la celda. Esa es la parte brutal. Pero eso nunca se menciona en las películas».
Boiris Becker todavía se estremece cuando piensa en lo que más le aturdió de lo que veía entre rejas. «Lo sorprendente era que no había diferencias. Un delincuente de guante blanco estaba al lado de un asesino, y un asesino al lado de un pedófilo, y un pedófilo al lado de un traficante de drogas. No se hace distinción entre los delitos que se han cometido. Eso me asustó y no me lo esperaba», revela.
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