Esta casa de campo de estilo ecléctico con entramado de madera de 650 metros cuadrados, situada en una zona rural de Inglaterra, es un sueño hecho realidad.
La interiorista Nicola Harding consiguió algo extraordinario: creó un espacio totalmente nuevo, impregnado de un alma que trascendió los siglos.
El encargo surgió de una colaboración anterior durante la pandemia, cuando los propietarios pasaron una larga temporada en el Beaverbrook Town House de Londres, un hotel diseñado por Harding. Les gustó tanto su enfoque de estilo ecléctico que la contrataron para la renovación de una granja. Cuando esa colaboración prosperó, le pidieron que se encargara también de este ambicioso proyecto de estilo ecléctico.
“Era una construcción nueva, levantada desde cero, pero los propietarios no deseaban que luciera perfecta.”, recuerda Harding. “Uno de ellos quería que tuviera alma desde el inicio y, como creativo, que fuera un lugar capaz de encender y alimentar su ingenio”.
El colorido proyecto en la Inglaterra rural aparece en el libro de debut de la diseñadora, Nicola Harding: Homing Instinct.
Nicola Harding
Para materializar esa paradoja, Harding integró la noción de historia inmediata mediante el uso de materiales naturales, elaborados artesanalmente y caracterizados por su profundidad y pátina natural. Las baldosas de zellige hechas a mano, con sus irregularidades e imperfecciones, aparecen por toda la casa. La estructura de madera permanece expuesta, dejada intencionalmente a la intemperie con el paso del tiempo, en lugar de ser sellada.
Harding también influyó en la arquitectura de la casa de campo de estilo ecléctico, empujando las paredes para crear proporciones más generosas, alinear las vistas y establecer puntos focales. Estos movimientos dieron a los interiores una sensación de inevitabilidad, como si hubieran evolucionado lentamente en lugar de surgir de golpe.
La cocina está hecha a medida y cuenta con lámparas colgantes vintage y taburetes Standen de Jamb. El techo está bañado en un color rosa deslavado, mientras que las paredes llevan azulejos en color terracota.
Nicola Harding
El mueble de la despensa destaca por un rosa pastel que contrasta con el azulejo.
Nicola Harding
Una mesa Tuck In de NiX por Nicola Harding juega bien con media docena de sillas con pedestal de los años 30, originarias de un crucero, y un par de sillas Bobbin Leg de Howe London.
Nicola Harding
La cocina personifica su estrategia. Un volumen de doble altura, inundado de luz natural procedente de puertas francesas y tragaluces recién añadidos, prepara el escenario. Las baldosas de zellige en color burdeos resplandecen con los cambios del sol a lo largo del día. Una estufa de leña esquinera anima a quedarse, mientras que una cajonera a medida en rosa pastel aporta el espíritu de los muebles familiares heredados a un espacio de nueva construcción. “Me encanta que las cosas no combinen entre sí ni sean perfectas: da la sensación de que la casa evolucionó con el tiempo”, dice Harding.