Semana negra para Davide Ancelotti. El jueves, su Botafogo fue eliminado en casa en un derbi de máxima rivalidad contra el Vasco da Gama, decidido en la tanda de penaltis, y se despidió de la Copa do Brasil en los cuartos de final. Y este domingo, en una actuación desastrosa de su equipo, perdió en su visita al São Paulo (1-0), un adversario directo en la lucha por entrar en una de las cuatro posiciones que dan acceso directo a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2026.

‘Ancelottinho’, como ya le llaman en Brasil, está en el ojo del huracán. Acumula dos eliminaciones coperas inesperadas y contra adversarios teóricamente inferiores, porque en la Copa Libertadores ya había sido apeado por la LDU de Quito en los octavos de final, y su planteamiento, en su último partido en el estadio Morumbí, fue simplemente lamentable.

La primera finalización de los botafoguenses ante el São Paulo solo llegó a los 80 minutos de partido, consecuencia del desaguisado táctico del novel técnico italiano, que afronta su debut como primer entrenador.

Davide Ancelotti desechó todo el primer tiempo con un trivote que descaracterizó a su equipo por completo y que ya había puesto en práctica el día de la eliminación contra la LDU, cuando fue superado por 2-0 en Quito.

Este domingo, su intención era llenar el medio del campo para contrarrestar a los cinco centrocampistas con los que actúa el conjunto de Hernán Crespo, donde, en un sistema con tres centrales marcadores, los dos laterales actúan en la medular.

La apuesta de ‘Ancelottinho’ naufragó y recibió un baño táctico de aquellos que hacen época por parte de su homónimo argentino, que ha enderezado el rumbo del São Paulo: con una sola derrota en los últimos nueve compromisos ligueros y que, este jueves, afronta lanzado la ida de los cuartos de final de la Libertadores contra la LDU, el verdugo de los botafoguenses.

Las probaturas tácticas de Davide vinieron con rotaciones incorporadas, lo que no se acaba de entender. Por mucho que el Fogão hubiera jugado 48 horas antes, venía de descansar en la fecha FIFA y su próximo partido es solo el próximo fin de semana.

Descapitalizó la defensa rompiendo la dupla de centrales Barboza (que descansó) y Kaio Pantaleão, una de las más eficientes del campeonato, y la elección del veterano Marçal en el lateral izquierdo, en lugar de Alex Telles, no funcionó.

Y el medio del campo fue un agujero negro, incapaz de contener a los saopaulinos, que se movían muy bien entre líneas, y de sacar el balón con calidad desde atrás. Por eso, el ex del Cádiz Chris Ramos vivió aislado en punta de ataque, donde siempre estuvo en inferioridad ante los tres centrales de jerarquía tricolor. Lo intentó arreglar ‘Ancelottinho’ en la media parte y, aunque hubo una mejora colectiva en el segundo tiempo, fue insuficiente para forzar el empate.

«Soy el responsable de lo que ha ocurrido», admitió Davide en rueda de prensa. El mea culpa ha servido de bien poco, porque no son pocos los foros botafoguenses donde, el domingo por la noche y este lunes, piden su destitución. Los ánimos andan muy caldeados. La paciencia con el hijo de Ancelotti ha durado dos meses.