Astudillo cerró ayer sus fiestas de la Santa Cruz con el Toro del Pueblo, que este año estuvo protagonizado por Galindo, un utrero de 472 kilos de la ganadería Nazario Ibáñez. Cientos de vecinos, ansiosos de disfrutar el último evento de las fiestas de este año, esperaban a lo largo del recorrido (calles Pozo Rincón, Fernando Monedero y Santiago Aguado) para poder ver lo más cerca posible al astado, para el que tuvieron opiniones de todo tipo, ya que para algunos «el toro era un poco pequeño», mientras que para otros «su figura imponía» a medida que se acercaba.

Los que se situaban al final del trayecto fueron los que menos suerte tuvieron ya que, debido a la gran longitud del mismo, Galindo pasó, sobre todo, por la primera mitad. Sin embargo, otros le intentaban seguir allá donde iba, aunque sin acercarse demasiado. En varias ocasiones golpeó las talanqueras, lo que supuso un aviso incluso para los más valientes. Además, otros se asomaron a las ventanas y salieron a los balcones para también presenciar la escena desde otro punto de vista.
Desde las calles paralelas se podía apreciar en qué punto de todo el recorrido estaba el utrero, ya que se escuchaban los gritos y se veían las carreras de los vecinos. A todo ello, le acompañó una temperatura idónea para el disfrute de los presentes. Cabe destacar que se trata de un acto que, desde 2018, sustituye al enmaromado, algo ya prohibido judicialmente. Para el alcalde de Astudillo, Luis Santos, «soltar un animal de este peso solo por el recorrido es un peligro por el número de gente». 

Por lo tanto, su deseo, además de que la gente disfrute, era que «a nadie le pasase nada». Por si acaso, se habilitó una enfermería, una UVI móvil y dos ambulancias para garantizar la atención médica inmediata si hubiese algún problema. «El toro enmaromado era algo parecido a esto, pero daba mucha más seguridad que la que hay ahora y con lo que nunca tuvimos mayor problema más allá de que alguna vez se podía enganchar la cuerda en algún sitio», afirmó Luis Santos. El alcalde reconoce que «a la gente le gustaba más el toro enmaromado», aunque la gente que acudía antes y la que va después de 2018 es similar. 

Galindo cierra las fiestas de AstudilloGalindo cierra las fiestas de Astudillo – Foto: SARA MUNIOSGUREN

La zona de la plaza de toros de la localidad era la que más gente congregó y la que más suerte tuvo, porque pudo ver de cerca a Galindo en innumerables ocasiones. Una vez que se veía al toro completamente exhausto finalizó su paseo, que duró poco más de una hora. Todo ello, controlado por una Comisión Taurina, cuyos miembros están continuamente comunicados entre ellos, por lo que «hay muchas medidas de seguridad», remató el alcalde de la localidad.

Romería y comida. Como previa al Toro del Pueblo, ayer por la mañana se celebró la tradicional romería en la ermita de Torre, para que más tarde se celebrase la comida campestre y la degustación del guiso de la vaquilla para coger fuerzas antes de uno de los eventos que más deseaban los vecinos de Astudillo.
La localidad despidió sus fiestas de la Santa Cruz tras cinco días de celebración con el concierto de Pixie Dixie Band, una banda formada por músicos de Peñafiel (Valladolid) y Palencia, justo después del Toro del Pueblo.