Otro gran triunfo, se registró la tarde de este lunes, en la plaza monumental de Tacabamba (Cajamarca) Perú. Esta vez, el venezolano Jesús Enrique Colombo logró salir en hombros, tras indultar a un extraordinario ejemplar de la ganadería de Campo Bravo.
Desde muy temprano los aficionados abarrotaron los calurosos tendidos de este escenario monumental, para presenciar el segundo y penúltimo festejo de feria, en el que se venera al Sr. De la misericordia.
El festejo que en un principio se anunció como corrida de seis toreros, al final quedó en una tercia, integrada, por el mexicano Diego Silveti, el venezolano Jesús Enrique Colombo y el francés Solal Calmet “Solalito” quienes se enfrentaron a cinco toros de Buenavista y uno de Campo Bravo.
El guanajuatense Diego Silveti, se enfrentó en primer lugar, a un toro muy complicado de Buenavista, falto de raza, que en todo momento buscó el cobijo de las tablas, regateando siempre las embestidas. Pese a esas condiciones, Silveti derrochó voluntad y valentía hasta arrancarle tandas templadas y meritorias por pitón derecho, muletazos en redondo muy aplaudidos por la afición. Tras cobrar una buena estocada, se le premió con una oreja.
En su segundo, otro complicado e incómodo toro de Buenavista, Silveti poco pudo hacer, empeñoso en todo momento, trato de extraerle pases por ambos lados, pero la poca colaboración de su enemigo echó por tierra el esfuerzo del torero mexicano, que fue ovacionado tras pasaportar al de Buenavista.
El francés “Solalito” quien apenas el domingo pasado saboreaba las mieles del triunfo, este lunes se estrelló con infumable lote de Buenavista, manso, peligroso y descastado, que no le permitió desarrollar su tauromaquia.
La faena grande, vino de la mano del diestro venezolano Jesús Enrique Colombo, quien tuvo la fortuna de enfrentar a un extraordinario ejemplar de Campo Bravo, que salvó la tarde.
Colombo, dejó de manifiesto, que la fractura que sufrió apenas en el mes de julio, ya es cosa del pasado, su oficio y su concepto del toreo, lo sacaron a flote ante las extraordinarias embestidas del toro de Campo Bravo. Un astado con mucha transmisión, humillado siempre al tomar el engaño e incansable al acudir a la muleta de colombo, quien logró una faena con mucho fondo y personalidad, en muletazo variados y templados que cautivaron e hicieron estallar en júbilo al público presente, que no dudo en solicitar el indulto a este magnífico astado.
Tras bordar el toreo, Jesús Enrique Colombo, recibió las orejas y el rabo simbólico, para salir en hombros de la plaza y así olvidarse del mal sabor de boca, que le dejó el primero de su lote de la ganadería de Buenavista un manso muy peligroso.
Este martes 16 de septiembre, concluye la feria de Tacabamba con la participación de los toreros Joaquín Galdós, de Perú, el ibérico David de Miranda y la repetición del propio Jesús Enrique Colombo, en una feria que ha sido todo un éxito.
Informa: Alejandro Silveti