La vejez llega cargada de experiencias, de recuerdos acumulados a lo largo de las décadas y de silencios que solo se rompen cuando alguien pregunta. Con el paso del tiempo, los logros se miran con serenidad, pero también afloran las cuentas pendientes: decisiones que no se tomaron, caminos que no se exploraron o actitudes que dejaron huella en uno mismo y en los demás. Muchos ancianos reconocen que la vida es una sucesión de elecciones, y al echar la vista atrás, no todos los recuerdos son motivo de orgullo.
Precisamente, con esa inquietud en mente, el creador de contenido Jaime Gumiel decidió salir a la calle y dar voz a quienes cuentan con más de ocho décadas de existencia. Su propósito fue descubrir qué opinan realmente las personas mayores de 80 años, si han sido felices en su vida y, sobre todo, de qué se arrepienten.
Arrepentimientos en hombres y mujeres
El creador de contenido puso de relieve que, según los expertos, los remordimientos no se presentan del mismo modo en hombres y mujeres. «Las mujeres tienden más a arrepentirse por no haber vivido una vida más auténtica y siempre han estado centrándose mucho en lo que puedan opinar los demás», comentó.
En este sentido, explicó que la sociedad de hace 60 años no era comparable con la actual y muchas ancianas reconocen que en su juventud buscaron más la aceptación social que su propia felicidad. «Además el estudio concluyó que las mujeres suelen tener un mayor arrepentimiento emocional, es decir, muchas veces están en relaciones insatisfactorias simplemente por el hecho de formar una familia o por falta de autocuidado», añadió.
Ese patrón se repite en muchas historias. «Muchas veces antiguamente se centraba demasiado en tener la familia, cuidar a los niños y, ya sabéis, todo el rol que era antes: la mujer cuidaba las tareas del hogar y el hombre era el que trabajaba. Entonces muchas mujeres de más de 80 años se arrepienten de no haberse centrado más en ellas mismas», apuntó.
Los varones, por su parte, coinciden en otro tipo de lamento. «En los hombres el arrepentimiento más común era haber trabajado demasiado y no haber pasado más tiempo con su familia», señaló el creador de contenido. También destacó que «muchas veces se centraba demasiado el trabajo y descuidaba muchísimo a los hijos. Ese es el mayor arrepentimiento de los hombres». Sin embargo, a este pesar se suma otro de carácter emocional. «Muchos hombres se arrepienten de no haber sido emocionalmente más abiertos. Antes, llorar para el hombre era como un estado de debilidad. Hoy en día sabemos que esto también ha cambiado, pero muchos se arrepienten de siempre intentar ser el fuerte y de no poder haber mostrado mayores emociones, incluso con su propia esposa», recordó el entrevistador.
Historias en primera persona
El experimento social del joven influencer no se limitó a teorías, sino que buscó comprobarlas en la calle. «¿Pero esto realmente es así? Hemos salido a la calle para comprobarlo», señaló en el vídeo.
Una mujer resumió su pesar en una oportunidad no aprovechada: «De no haberme ido a trabajar fuera y haberme quedado aquí. Pude haberme ido a trabajar fuera y no lo hice y me quedé aquí, pero bueno, son cosas que pasan».
Otro hombre, en cambio, se mostró totalmente satisfecho con su vida: «Pues no, no me arrepiento de nada, he vivido una vida normal y ya está. Esto que ya pueda venirme lo espero cualquier día».
No obstante, hubo también confesiones más amargas, como la de una anciana que reveló: «Me arrepiento de haberles dado mis propiedades a mis hijas antes de tiempo. Vendieron lo que yo quería muchísimo por dinero». Un testimonio que demuestra cómo las decisiones patrimoniales pueden generar pesares profundos.
Pero no todo son lamentos. Otro señor afirmó: «Yo creo que no, yo creo que de la vida no me arrepiento de nada, porque en la vida he tenido de todo, buen tiempo, mal tiempo… He trabajado muchísimo, pero ahora tengo la vida resuelta. Voy a hacer 84 años y tengo mi vida resuelta». En contraste, otra mujer dejó claro que su mayor arrepentimiento fue personal: «De haberme casado».
La vejez como espejo de la vida
Los testimonios recogidos por el creador de contenido revelan que la vejez funciona como un espejo en el que se reflejan las decisiones de toda una vida. Algunos ancianos se sienten satisfechos con el recorrido realizado, mientras que otros siguen cargando con la espina de lo que pudo haber sido y no fue.
Al final, la conclusión parece coincidir con lo que señala la ciencia: los remordimientos más comunes están vinculados a las relaciones humanas, a las oportunidades perdidas y al tiempo no compartido con quienes importan de verdad. Y quizá esa sea la gran lección que los mayores pueden transmitir a los jóvenes: vivir con menos miedo a lo que opinen los demás y valorar más los vínculos personales que cualquier logro material.
Reportar un error