La posición de la UCI sobre la Vuelta delata una inacción brutal
La UCI respiró, aunque tarde y sin efecto real, sobre la Vuelta nada más acabar la carrera.
Han venido a decir lo siguiente, resumido a nuestra manera:
La UCI ha mostrado un enfado enorme y mucha preocupación por lo que pasó en la Vuelta a España 2025, sobre todo por el parón inesperado de la última etapa en Madrid.
Todo esto vino provocado por una serie de protestas pro-palestinas que se fueron colando en la carrera desde que entró en suelo español.
Durante casi todos los días hubo líos: gente entrando en el pelotón, lanzando orina -primera noticia que tengo de esto, sí de algunas chinchetas, pero de esto no-, poniendo en peligro a los ciclistas e incluso provocando caídas y lesiones que obligaron a varios corredores a abandonar –que yo sepa sólo Javi Romo, en una sucesión desgraciada de sucesos originados por un manifestante–.
Ante estos problemas, la organización reaccionó con rapidez y calma –la organización estivo vendida, por la UCI más que nadie-, tomando medidas de emergencia para que la carrera pudiera seguir adelante.
Desde la UCI destacan que lo hicieron con mucho profesionalismo y respeto por el deporte.
Lo ocurrido se considera una falta muy grave contra los principios del olimpismo –si el olimpismo es paz ¿cómo puede pasar sin más ante de lo de Gaza?– y la idea de que el deporte debe ser limpio, independiente y seguro.
Lo que más ha molestado a la UCI es que el propio presidente del Gobierno español y parte de su equipo hayan mostrado apoyo o simpatía hacia los manifestantes. Para la UCI, esa postura choca con los valores olímpicos de unidad, respeto y paz, y además deja en duda si España está preparada para organizar grandes eventos deportivos internacionales con seguridad.
La UCI condena de manera firme que se use el deporte con fines políticos, y más aún si viene desde un gobierno.
Recuerda que el deporte tiene que ser un espacio autónomo -no lo recuerdo autónomo cuando lo de Rusia-, una herramienta para la paz, no un campo de batalla ideológico. Subrayan que ya existen foros adecuados donde los países pueden discutir sus diferencias.
De cara a su congreso anual, donde estarán federaciones de Palestina, Israel, Rusia y Ucrania, la UCI insiste en su mensaje: el deporte debe unir, nunca dividir.
Al final, la UCI también quiso reconocer la labor de la policía española –atada de manos, nos consta-, que actuó con profesionalidad en un ambiente muy complicado, y felicitar a los organizadores por aguantar la presión.
Y, por supuesto, aplaudió al ganador, Jonas Vingegaard, que supo imponerse con fuerza y regularidad a pesar de todo el caos.
En fin, poco o nada nuevo en un ente que vive al margen, un palmo por encima de la carretera.
Imagen: Unipublic/Cxcling/Naike Ereñozaga