Equipo del laboratorio de enfermedades hepáticas en CIC bioGUNE.

Equipo del laboratorio de enfermedades hepáticas en CIC bioGUNE.

«Es muy barata y tiene una baja toxicidad», destaca la autora principal del informe


Yolanda Veiga

Miércoles, 17 de septiembre 2025, 01:17

El colangiocarcinoma es un tipo de cáncer de hígado raro pero muy agresivo. No solo es altamente resistente a los tratamientos, sino que se suele, además, diagnosticar tarde. El pronóstico de supervivencia es bajo incluso después de extirparlo. Y eso en el caso de poder someterse a cirugía, opción únicamente viable para el 20% o el 30% de los enfermos. En Euskadi hay varias investigaciones en marcha para hacer frente a este «desafío clínico urgente». Hace unos días, investigadores de Ikerbasque anunciaban la patente de una alternativa quimioterápica que podría mejorar las tasas de supervivencia de este y otros tumores sólidos.

Hoy, científicas de CIC BioGUNE daban publicidad a un nuevo hallazgo en la cura de esta enfermedad. Han descubierto que la proteína CNNM4, responsable del transporte de magnesio dentro de las células, se produce «de manera excesiva y de forma constante en el colangiocarcinoma». Así que la «silenciaron». «Al hacerlo, se pudo ralentizar el crecimiento tumoral, reducir la resistencia a la quimioterapia y prevenir la propagación de las células tumorales. Además, restaurar el equilibrio de magnesio activó la ferroptosis, un proceso natural que elimina selectivamente las células cancerosas mientras aumenta su sensibilidad al tratamiento», explica la doctora Malu Martínez-Chantar, responsable de laboratorio de enfermedades hepáticas de CIC BioGUNE y autora principal de la investigación.

Tecnología ARN

El compuesto bloqueador de este gen tiene la forma de una inyección subcutánea. «Va directamente al hígado, donde unos receptores lo reconocen». Al no afectar a otros órganos «se evitan los efectos secundarios, con lo que tiene muy baja toxicidad». Es también tecnología «muy barata». «Es tecnología ARN, nucleótidos, y el vehículo que usamos es un azúcar, lo que hace que sea mucho más barato que otras tecnologías», explica a este periódico la doctora.

El estudio se encuentra en una fase preclínica y, en caso de que el desarrollo sea el previsto, en cuatro o cinco años podría llegar a comercializarse. «Ya está patentado, hemos generado una empresa en Suiza con la idea de generar luego una subsidiaria en Euskadi». Desarrollada la molécula, la investigación pasa ahora por «modificarla para que sea más estable y más específica». Los estudios de toxicología y dosis señalarán cómo aplicarla de manera segura y, a partir de ahí, «ya se podría hacer un estudio clínico con individuos sanos y pacientes seleccionados».

Comenta

Reporta un error