Plaza de toros de Piedrabuena (Ciudad Real). Corrida de la feria en honor al Cristo de la Antigua. Corrida mixta.
Más de media entrada en tarde soleada y calurosa.
Se lidiaron dos toros de El Canario, para rejones, y cuatro de Alcurrucén, para lidia a pie. Justos de presencia los de
rejones (excesivamente mutilados) y de buen juego. Bien presentados en conjunto los de lidia a pie (excepto
el escobillado 5º) y venidos a menos en general. Los mejores, 5º y 6º.
Lea Vicens: saludos tras un aviso y una oreja.
Curro Díaz: silencio y ovación con saludos.
Manuel Escribano: dos orejas y dos orejas.
Manuel Escribano salió en hombros.
Espectacular el de Alcurrucén en la larga cambiada de Manuel Escribano V. Moya
Buen ambiente el vivido en Piedrabuena para su corrida de feria, con una magnífica entrada en
sombra no vista desde hace muchos años en el antiguo Castillo de Mortara. Destacar para mal el deficiente
riego del ruedo, con la consiguiente polvareda sufrida por el público durante toda la tarde.
Aspecto parcial de los tendidos en Piedrabuena V. Moya
Lea Vicens lidió dos toros murubeños de El Canario que dieron un juego excepcional para lidia a
caballo. Incansables perseguidores de las monturas con un trote pastueño, constante y ayuno de arreones,
fueron la materia prima perfecta para haber triunfado por todo lo alto, pero la rejoneadora francesa pareció
venir a Piedrabuena a pasar una tarde de entrenamiento sin mayores pretensiones. Entre eso y su desacierto
con los aceros, el resultado quedó reducido a una oreja del cuarto. Lo más destacado de su actuación fue la
templada forma de llevar pegado a la grupa a su primero, en varias vueltas al ruedo.
Lea Vicens preparada para colocar un rejón de castigo V. Moya
Otro tanto podríamos decir de Curro Díaz, que, si bien no tuvo un lote tan propicio, jamás se
comprometió lo suficiente con él. Ante su tardo y reservón primero, no logró ligar más de dos muletazos
seguidos. Mató de dos pinchazos y un bajonazo. Al quinto lo saludó con jaleadas verónicas. El toro, que
empujó de bravo en un buen puyazo, empezó embistiendo con emoción, aunque fue tardeando y parándose
a media que avanzaba la lidia. Curro hizo como que quería y sacó algunos muletazos aplaudidos, pero faltos
de ceñimiento en general. Mató de una estocada desprendida atravesada y ocho golpes de verduguillo, que
dejaron todo en una ovación.
Pase de pecho de Curro Díaz V. Moya
Manuel Escribano fue el que se llevó el gato a al agua sin tampoco tener que despeinarse en exceso.
Recibió a su primero con dos largas cambiadas de rodillas, metiéndose al público en el bolsillo desde el
primer momento. Banderilleó con discreción y estuvo voluntarioso con la muleta ante un toro flojo, noblón y
soso, al que toreó siempre a media altura, con templanza, pero sin emoción. Calentó el cotarro con unas
manoletinas finales y mató de una estocada trasera, desprendida y tendida, tras lo cual le dieron dos orejas
extremadamente generosas.
Inicio de faena de Escribano agarrado a las tablas V. Moya
El sevillano Banderilleó bastante mejor al sexto, aunque marró en una de las pasadas. Fue
un toro de embestida impetuosa desde que salió, que también se fue viniendo algo a menos en la muleta,
con el que Escribano tomó sus precauciones al principio, pero se fue confiando poco a poco, hasta lograr los
mejores momentos de la tarde en dos series de naturales largos y templados al final de la faena, una de ellas
de frente a pies juntos. Después de un pinchazo y una estocada corta algo trasera, le dieron otras dos orejas,
esta vez sí, con bastante más fundamento.
Largo el natural de Escribano al toro de Alcurrucén V. Moya