Cada nuevo visitante interestelar ha dejado más preguntas que respuestas. Primero fue ‘Oumuamua, con su aceleración misteriosa. Luego Borisov, que se comportó como un cometa ordinario. Ahora 3I/ATLAS irrumpe con un repertorio de rarezas que lo colocan en un terreno inédito. Un objeto que, según los últimos estudios, desafía nuestras categorías y podría forzarnos a repensar los límites de lo que consideramos natural.
Una polarización que no debería existir © International Gemini Observatory/NOIRLab/NSF/AURA/Shadow the Scientist.
El equipo que estudia 3I/ATLAS detectó algo sin precedentes: una polarización negativa extremadamente profunda de −2,77% a un ángulo de fase de 6,41 grados, con un ángulo de inversión tan bajo como 17,05 grados. Ningún cometa o asteroide conocido ha mostrado un comportamiento así. En astronomía, la polarización es un espejo de la composición y la forma, y en este caso indica algo distinto a todo lo visto hasta ahora.
El hallazgo convierte a 3I/ATLAS en la primera pieza de una categoría aún sin nombre. Mientras otros cuerpos encajaban en patrones de polarización alta o baja, este objeto rompe la clasificación y se convierte en un caso único en los registros astronómicos.
Una trayectoria y una química que desconciertan © Z. Gray et al. 2025.
El misterio no se limita a la luz. La órbita retrógrada de 3I/ATLAS se alinea con el plano de la eclíptica con una desviación de apenas cinco grados, una coincidencia que estadísticamente tendría una probabilidad de uno entre 500. Esa geometría lo ha acercado peligrosamente a Marte, Venus y Júpiter, como si hubiera seguido un rumbo calculado.
A nivel químico, tampoco encaja con lo esperado. Su coma contiene un 87% de dióxido de carbono, 9% de monóxido de carbono y apenas un 4% de agua. Lo sorprendente es la presencia de níquel sin hierro —una aleación rara en la naturaleza pero común en procesos industriales— junto a cianuro en aumento conforme se aproxima al Sol.
Ciencia, misterio y la sombra de lo tecnológico
El conjunto de anomalías revive el debate que ya encendió ‘Oumuamua: ¿estamos ante objetos naturales extraordinarios o señales de tecnología interestelar? Los investigadores insisten en mantener la prudencia hasta contar con más datos. El próximo 3 de octubre, la cámara HiRISE del orbitador marciano obtendrá imágenes de 3I/ATLAS con resolución suficiente para precisar el tamaño de su núcleo.
Hasta entonces, la comunidad científica se mueve entre la fascinación y la cautela. Como en un relato detectivesco, cada nueva medición puede derribar hipótesis o abrir puertas inesperadas. Lo único claro es que 3I/ATLAS no se parece a nada que hayamos visto antes.